Border: Sentí algo hermoso

Crítica de Jessica Blady - Malditos Nerds - Vorterix

Desde Escandinavia nos llega una fábula que mezcla fantasía, romance, nordic noir y mucho folclore.

Si amaron la mezcla de noir nórdico, romance y terror de “Criatura de la Noche” (Låt den rätte komma, 2008), no pueden negarse a “Border” (Gräns, 2018), una nueva fantasía salida de la cabecita del escritor John Ajvide Lindqvist -una historia corta que forma parte de su antología “Deja que Mueran los Viejos Sueños” (“Låt de gamla drömmarna dö, 2011)-, quien coescribió el guión junto al director Ali Abbasi e Isabella Eklöf.

Este nuevo drama romántico fue la selección sueca para competir por el Oscar a Mejor Película Extranjera -el que terminó en manos de “Roma” (2018)-, pero no llegó a las instancias finales, aunque tuvo una nominación consuelo por su increíble trabajo de maquillaje a cargo de Göran Lundström y Pamela Goldammer. Claro, porque los protagonistas, Eva Melander y Eero Milonoff, no se parecen en nada (físicamente) a sus extraños personajes.

Tina (Melander) pasa sus días trabajando para la oficina de aduanas sueca, en gran parte, gracias a su inusual habilidad para detectar a aquellos que infringen las reglas. La chica puede descubrir todo tipo de contrabando al olfatear la culpa y la vergüenza que emana de aquellos que pasan por su puesto. Tras la jornada laboral se retira a su casita del bosque, la que comparte con Roland (Jörgen Thorsson), un supuesto novio que cría perros pero con el cual no mantiene ningún tipo de relación física, o visita a su papá en el asilo.

Su rutina empieza a cambiar con dos sucesos muy diferentes: por un lado, logra desenmascarar a un sujeto que esconde una tarjeta de memoria con pornografía infantil, hallazgo que llama la atención de sus superiores, invitándola a sumarse, junto con sus extraordinarias habilidades, a la investigación policial. Por el otro, su encuentro con Vore (Milonoff), un hombre de rasgos muy similares a los de ella, que atraviesa la frontera cargado de gusanos. Claro que esto llama su atención, aún más al descubrir otras cosas que tienen en común.

La curiosidad de Tina se sobrepone a su extrema timidez y decide visitar a Vore en un hostel cercano. Ambos comparten su afección por la naturaleza y sus criaturas, una conexión que, de a poco, se va a volver más intensa e íntima, empujando a la chica a replantearse toda su existencia. Como en “Criatura de la Noche”, acá nada es lo que parece, y la historia de Lindqvist nos sumerge en una hermosa fantasía que mezcla romance, folclore escandinavo, ese noir del Norte que tanto se ganó nuestro cariño en series televisivas como “Forbrydelsen”, “Wallander” o “Bron/Broen”, un poquito de terror y cuestiones socioculturales que rompen con varias convenciones entre géneros.

En “Border”, lo femenino y lo masculino el cambio de roles juegan un papel central, pero no vamos a adelantar nada porque ahí residen el asombro y las sorpresas que los realizadores nos tienen preparados. En el medio, tenemos una truculenta trama detectivesca, y el propio camino que emprende Tina para escapar de esa mentira que vivió durante toda su vida.

Tina tiene algo más que instinto
El realismo fantástico toma la delantera y nos lleva de la mano por una historia tan extraña como original, cargada de giros inesperados y grandes actuaciones, en especial la de Melander, que juntó varios premios por su interpretación. Un personaje que, a simple vista, carga con sus “deformidades” y le hace frente a los prejuicios de los demás (y algunos propios), viviendo en armonía (aunque no en soledad) sin mucho miedo al qué dirán. Tina también tiene sus necesidades biológicas que, cree, no puede satisfacer con alguien como Roland; por eso es que Vore trae tantos cambios a su vida y algunos planes para el futuro.

“Border” se mueve a su propio ritmo (esto es cine europeo y se nota, aunque no por ello es algo malo), siempre desde el punto de vista de su protagonista femenina. Abbasi no es un director con mucha experiencia -este es recién su segundo largometraje-, pero tiene los hermosos paisajes de Kapellskär (Estocolmo) a su disposición, y acá convertidos en un personaje más de la historia.

El realizador no se detiene solamente en la fábula y los elementos fantásticos, sino que al igual que en la adaptación anterior de Lindqvist, utiliza estas características como trasfondo para contar algo diferente, más anclado en la modernidad y la coyuntura. Abbasi encuentra ese punto donde todo confluye, aunque por momentos un tanto forzado, pero satisfactorio en su conjunto.

Atracción peligrosa
La clave de “Border” es dejarse llevar por la historia, aceptando el universo intrínseco que nos ofrece. Un mundo tan parecido al nuestro como diferente en el que queda atrapada la protagonista, un tanto obligada a tomar una decisión entre lo que es y lo que quiere ser. El relato de Abbasi puede conectarse con muchas de las películas de Guillermo del Toro, si quieren una comparación inmediata, pero tiene su propio estilo visual y narrativo, tan alejado del planteo hollywoodense. Un “cuentito” tan bello como perturbador que, suponemos, se va a convertir en clásico d eculto para los amantes del género.