Border: Sentí algo hermoso

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Ali Abbasi nació en Irán hace 37 años, pero se formó en Suecia y está radicado en Dinamarca, donde -tras filmar Shelley (2016)- rodó esta fascinante, perversa y provocadora fábula sobre el miedo a lo diferente que está basada en un relato original de John Ajvide Lindqvist, el mismo autor de la célebre novela Let the Right One In que inspiró a Criatura de la noche y su remake hollywoodense Déjame entrar. El resultado impactó y conmovió a la cinefilia más exigente y a los distintos jurados tras su estreno mundial en el último Festival de Cannes, donde ganó el premio máximo de la sección oficial Un Certain Regard, así como el galardón Fipresci de la crítica internacional, y hace pocos días se dio el gusto de competir incluso por el Oscar en la categoría de mejor maquillaje.

Tina (Eva Melander) trabaja en el control a pasajeros en la aduana de un remoto puerto sueco. Ella tiene la cara deformada (algo así como una versión soft de El hombre elefante, de David Lynch) y una capacidad única para oler los sentimientos ajenos. Lo de "oler" no es un eufemismo ni una licencia poética: literalmente descubre ilícitos (desde contrabando de drogas y alcohol hasta grabaciones de abusos sexuales a menores guardadas en la memoria de una cámara) con solo acercar su nariz. Cuando no está en el trabajo, la protagonista vive en una cabaña en medio del bosque y está casada con un adiestrador de perros bastante patético, pero -sin caer en spoiler- hay cosas que no cierran. ¿Es ella realmente humana?

Cuento de hadas oscuro y a cada minuto más incómodo, inquietante y perturbador sobre la sexualidad y la identidad (sobre todo con la aparición del personaje de Vore, con el que Tina iniciará una relación apasionada), Border muta del costumbrismo inicial al realismo mágico, y está construido con un tono y unos climas fascinantes, con una dosificación de la información y unas vueltas de tuerca (cada escena nos llevará a nuevos descubrimientos) muy precisas e inteligentes.

Ya conocíamos de sobra la capacidad de los cineastas nórdicos para este tipo de thrillers psicológicos con elementos fantásticos, pero lo que el director Ali Abbasi logra no es nada sencillo, porque en cada plano está al borde del ridículo y lo elude con las mejores armas de la narración cinematográfica para, en definitiva, regalar una de las revelaciones de la temporada 2018.