Boni Bonita

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

La ópera prima ficcional de Daniel Barosa, Boni Bonita, cuenta con dos interpretes en puntos altos para narrar una humana relación que no siempre adquiere el vuelo necesario.
El cine romántico tiene su vertiente más popular en el clásico romance de grandes acontecimientos con enredos, desencuentros, personajes disímiles, y disparadores que funcionan como estallidos para ponerlos en marcha. Ya sea en comedia o drama, son películas efusivas que viven el amor como un acontecimiento mágico, trascendental (casi de única relevancia vital), y apasionante.
También hay otro formato que intenta ser más realista, enfocarse en los dos personajes con sus miedos y dudas, sus diferentes facetas, en los diálogos entre ambos, y en el ir acercándose hasta encontrarse.
La clásica trilogía de Richard Linklater adhiere a este formato y son quizás el clásico más recordado y a tomar como referencia. "Boni Bonita", co producción brasilero – argentina, segundo largometraje, y ópera prima ficcional de Daniel Barosa, adhiere a este segundo estilo, aunque aportándole un clima muy local.
En este caso tenemos a dos personajes que irán desarrollando su historia a través de los años, con todos los devenires que eso implica. Luego de la muerte de su madre, Beatriz (Ailin Salas), una adolescente de dieciséis años, viaja de Argentina a San pablo para encontrarse con un padre ausente y reiniciar su vida en otro contexto.
Durante un concierto, conoce a Rogério (Caco Ciocler), el líder de una banda con el que inmediatamente tiene química, bastante mayor que ella, atraviesa su tercera década. Ambos tienen un bagaje a cuesta que los emparenta, a la vez que no los deja avanzar en forma plena. Una sombra de dolor y frustración por el territorio que se perdió, y por un éxito profesional que no llega.
A Beatriz, inicialmente se le suma el duelo, el rearmar una relación con un padre al que no conoce, y encontrarse en una tierra que no es la suya. A sus jóvenes años, se encuentra en una etapa en la que no encuentra las respuestas que busca, y para seguir sintiendo algo, se flagela. Rogério, quiere trascender en la música, pero tiene la vara del éxito de su abuelo al que nunca puede igualar.
Ni él, ni ella, son personajes en su plenitud. "Boni Bonita" irá desplegando su historia a través de once años, en los que, lógicamente iremos viendo como Beatriz pasa de su pura adolescencia a la adultez, manteniendo el bastión de Rogério, con el que no llega a establecerse.
El título del film es el de una canción que retrata los devenires entre ambos personajes, que no serán lo más sencillo. "Boni Bonita" no alcanza la hora y media, y en ese plazo ocurre más de una década de historia. Aquí encontramos una diferencia fundamental con otras películas del estilo.
Linklater se tomó tres películas, cada una bastante extensa, para presentarnos su historia de relación a través de los años y momentos de una pareja. Otras similares, como "Nuestros amantes", o "Perdidos en Tokio", presentan un momento, un episodio, no juegan con la temporalidad, nos hablan de un encuentro que marcará la vida de los personajes de n ahora en más que ya no veremos.
En "Boni Bonita", ese encuentro sucede, pero seguiremos el cambio entre ambos durante un extenso período. Esto la convierte en un film condensado y de clima variante. Dividido en cuatro capítulos, etapas, pareciera que cada uno tiene un estilo diferente; y lo que amalgama a todos, más allá de la pareja en sí, es el prevalecer los pequeños momentos por sobre los grandes acontecimientos.
No sucede demasiado en "Boni Bonita". Por más que veamos un largo período temporal, no existirán, por lo menos argumentalmente, esos episodios movilizantes que impriman nervio, o nos planteen ¿y ahora qué?
Quizás como la vida misma, que transcurre sin tantos sobresaltos. Narrativamente esto le otorga realismo, pero le quita peso, hace que no siempre se sostenga el interés inicial. Afortunadamente, cada vez que el guion decae en innovación, aparecen dos actores como Salas y Ciocler que apuntalan el cuadro y permiten llega a buen destino.
Salas es una actriz ideal para Beatriz. Su postura y decir habitual, le otorgan el tono gris necesario a un personaje que trata de encontrar de nuevo su ánimo. Ni Salas ni Beatriz son abúlicas, tienen un brillo y magnetismo propio. Ellas serán el motor de la propuesta.
Ciocler logra una gran química con su partenaire, y también veremos un crecimiento en su personaje. En esta mezcla marcada por la diferencia de edad, en donde la relación mutará de un tono a otro, el juego entre ambos actores es influyente para su valoración. Barosa juega con la cámara, pretende un lenguaje visual a través de los movimientos de cámara, los enfoques (y desenfoques), y el montaje diferenciado. Como si esa visión ajena fuese otro personaje.
"Boni Bonita" es una película de relaciones que no siempre se encuentra al mismo nivel. Así como estos dos personajes atraviesan por diferentes etapas, lo mismo sucede con el film; e idénticamente, cada vez que se pierde(n), sabe(n) que están ellos dos para salvarla/se.