Boda sangrienta

Crítica de Martín Goniondzki - Cinéfilo Serial

“Boda Sangrienta” (“Ready or Not” en su título original) pertenece a ese cuasi subgénero dentro del terror donde hay humanos cazando humanos. Dentro de esta categoría tenemos infinidad de ejemplos que van desde la pionera “The Most Dangerous Game” (1932) hasta “The Naked Prey” (1965) y las más recientes “The Purge” (2013), “The Hunger Games” (2012) y “The Belko Experiment” (2016). Lo interesante de la propuesta de esta dupla directora conocida por haber dirigido “Devil’s Due” (2014) previamente, es que el relato en cuestión mezcla el horror y el gore con el humor negro y varios momentos cómicos, dando a entender en el fondo que la cinta no se toma demasiado en serio a sí misma.

El largometraje cuenta la historia de Grace (Samara Weaving) y Alex (Mark O’Brien), una pareja pronta a contraer matrimonio en la mansión de la familia del novio. Su excéntrico clan ha dedicado toda su historia a la fabricación de juegos de mesa, un negocio que los llevó a erigir una riqueza bastante importante. Durante la noche de bodas, ambos son invitados a participar de una tradición ancestral que empieza como una inocente “noche de juegos” y termina desembocando en un juego letal de supervivencia.

Si bien la película no representa nada innovador a nivel narrativo, se despliega como un entretenimiento efectivo que asegura gags, tripas y sorpresas a lo largo de su hora y media de metraje. La pareja protagónica está compuesta por la comprometida y talentosa Weaving que ya había demostrado su histrionismo y talento en cintas como “The Babysitter” (2017) y “Mayhem” (2017), con la cual “Ready or Not” tiene varios puntos de contacto; y por O’Brien, otro que brinda un trabajo más que correcto. Completan el elenco Adam Brody, Andie MacDowell y Henry Czerny, entre otros, como miembros de esa peculiar familia acaudalada con la cual la película busca teorizar sobre los excesos de las altas esferas y sus delirios de grandeza e impunidad. Es ahí cuando la cinta toma vuelo, cuando se avoca a la parodia social.

El film mantiene una sobria y funcional puesta en escena donde lo que más vale es el lucimiento de su protagonista femenina y los momentos de acción/gore mezclados con la comedia. Resulta intoxicante y atractiva esa atmósfera angustiante y perturbadora al mismo tiempo que es yuxtapuesta con la metáfora sobre el precio de la riqueza.

“Boda Sangrienta” es un film correcto y entretenido sin demasiadas pretensiones que no presenta nada nuevo pero que se destaca por su talentoso elenco y por una realización impecable. Una de esas propuestas para disfrutar el fin de semana con amigos y un buen balde de pochoclo.