Boda sangrienta

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Algo tardíamente, finalmente llega a las carteleras locales, "Boda sangrienta", sorpresa de terror del año, de Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, una comedia negra salvaje y violenta que no se priva de un mordaz lenguaje sobre la clase aristócrata más déspota. ¿Existe alguna situación de mayor nerviosismo y posible incomodidad que conocer a la familia de la pareja?
Imagínense si se le suma que la misma tiene un instinto asesino y planea aplicarlo hacia nosotros en un juego de cacería.
Esto es la que sucede en la descabellada y divertida "Boda sangrienta", la nueva película de los directores de "Heredero del diablo". El cine de género muchas veces es utilizado como “pantalla” para hablar de otras cuestiones que van más allá de la pura matanza o el vértigo de la acción.
Desde el miedo a las invasiones extranjeras, a las consecuencias de un comportamiento desviado, todo puede pasar por el tamiz de una “simple” película de terror. Films como "La noche de la expiación", "Hostel", o "Society", entre muchísimos otros, ya se han adentrado en el morboso mundo de los placeres de la clase alta.
"Boda sangrienta" vuelve sobre esos pasos y lo hace de un modo liviano, divertido, y punzante a la vez. Las familias aristocráticas pueden tener tradiciones antiquísimas que desconocemos, los Le Domas no escapan a la regla. Grace (Samara Weaving) va a casarse con Alex (Mark O’Brien), a la par que conocerá a sus suegros, cuñados, y la tía mayor – y matriarca – de su esposo.
En ese mundo en el que el tiempo parece haberse detenido, en donde nos cuesta darnos cuenta que la historia transcurre en la actualidad y no en una ambientación victoriana o del Siglo XIX; Grace está nerviosa al no saber si será aceptada en ese círculo social tan cerrado al que pertenece la acaudalada familia de su esposo.
La boda se oficia con alguna incomodidad menor, pero pronto las tradiciones del grupo interrumpen la ansiada noche de bodas que pasarán en la mansión familiar. Para ser integrada al círculo familiar, los Le Domas cumplen un simpático ritual en el que todos juegan algún juego elegido al azar sacando una carta por el propio nuevo integrante.
Son todos juegos inofensivos, tonterías, salvo uno ¿Pero qué posibilidades hay de que salga la carta para jugar a las escondidas? En efecto, ante la familia reunida en el salón, Grace extrae el naipe que resulta ser el de la escondida.
Ella deberá esconderse en algún lugar de la casa, su suegro contará, y luego toda la familia saldrá a buscarla. Hay un detalle, un giro, luego de que Grace se esconda con el deseo de finalizar esta pavada rápidamente y pasar a la intimidad con su reciente esposo; cada integrante de la familia escoge un arma (desde ballesta, hacha a escopetas) y saldrá a encontrarla como reza el tradicional juego, pero cazándola y matándola.
Sólo si llega viva al amanecer será aceptada por la familia. Por supuesto que harán todo lo posible por impedirlo, Grace debe ser entregada en sacrificio, su destino está sellado. Así de absurda e ilógica es "Boda sangrienta"; o mejor dicho, poseedora de una lógica interna. Porque una vez que se acepta cómo son las cosas, todo tiene sentido en esta historia en la que cualquier cosa puede pasar.
Como buena familia de clase alta, los Le Domas entienden que el resto son seres brindados a su utilidad. Hasta el mayordomo entra en ese juego como uno más. Eso sí, las que están debajo de él, las sirvientas; esas sí pueden ser carne de cañón. Están convencidos de que deben cumplir con ese rito para mantener su poder y status, y preservar el linaje.
Son tan temerosos de perder lo que creen que les pertenece por herencia histórica. Tampoco se llevan del todo bien entre ellos, obviamente. La codicia, los juegos de poder, los celos, y la pelea por los bienes familiares, también se dirimen esa noche en la que todo se saldrá de control. Porque Grace no será un hueso fácil de roer, o una presa fácil de cazar.
"Boda sangrienta" hace uso de todos los clichés posibles, los integrantes de esa familia son caricaturescos, y Grace es la mirada de espectador. Desde la tía desquiciada (o más psicótica aún que el resto) a la cuñada estúpida y cocainómana, hay de todo en esa jungla numerosa. Los suegros también son de temer, entre el desprecio y la indiferencia. Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett tienen como antecedentes segmentos de los fallidos films colectivos "V/H/S" y "Southbound"; así como el olvidable (mejor olvidarlo que recordarlo) y tardío exponente de found footage sobre posesiones "Devil’s Due/Heredero del diablo".
Sí, el CV no es muy alentador, pero con "Boda sangrienta" finalmente dieron el clavo, en gran parte gracias al ingenioso guion de Guy Busick y Ryan Murphy (que no es el de "Glee", "Nip/Tuck", "AHS", y "Comer- Rezar-Amar") al que le otorgaron, ritmo, tensión, y vértigo. Tan sangrienta como graciosa, "Boda sangrienta" es una salvajada de principio a fin, que no se toma nunca en serio, y hace de esa cosa delirante un arma muy positiva. Por el tono, la mecánica familiar, y el ritmo salvaje, es imposible no pensar en esa joya subvalorada que es You’re Next/Cacería macabra.
De hecho Grace es una final (u only) girl muy similar a lo que era el aguerrido personaje de Sharni Vinson, Erin, en el film de Adam Wingard. También, llegado el momento, recordará a "Cabin in the Woods/La cabaña del terror". Producción chica (para ser algo que proviene del mainstream), aquí la historia transcurre (casi) en su totalidad puertas adentro de la mansión, y hace de ese encierro un elemento favorable.
El estilo muy british, ese limbo en el que todo parece de siglos pasados pero hay cámaras y celulares, y los diálogos de una fuerte irrealidad – por lo menos para el espectador promedio de clase media – , parecieran estar saliendo de una versión deforme (¿más realista?) de "Downton Abbey" o un film de James Ivory. Samara Weaving, que ya había demostrado ser una gran villana en "The Babysitter", ahora se ubica del otro lado del mostrador, y otra vez demuestra que el terror es lo suyo.
Gran Scream queen, gran mujer empoderada. Entre la familia nos vamos a encontrar a Andie McDowell, que parece estar siempre volviendo. Esta vez en plan suegra asquerosa, alejada de sus personajes angelicales; una mujer que acata el patriarcado. Verla sigue siendo un placer, posee mucha clase. "Boda sangrienta" es de esas películas tapadas que hay que descubrir.
Sin mucha publicidad, sin plantearse como una gran producción; logra una montaña rusa de entretenimiento sin freno, con gran manejo del suspenso y la tensión, sumado a los litros de sangre derramada sin culpa. Una perlita que no conviene dejar pasar.