Boda sangrienta

Crítica de Brian Bahar - Multiverso Pop

Con premisa simple, actores desconocidos, una sola locación, apenas 135 minutos y solo 6 millones de dolares de presupuesto, Boda sangrienta es una de esas bombitas que nos regala el año antes de culminar. Claro, no es una obra maestra ni pasa cerca, pero es una muy buena propuesta para este género que mezcla el goré con la comedia negra.

La película comienza con un prologo en donde vemos a varias personas persiguiendo a un señor con armas dentro de una casa. Luego saltamos 30 años en el tiempo donde Grace (Samara Weaving) está por casarse con Alex Le Domas, el heredro de una familia adinerada que hizo su fortuna con la venta de juegos de mesa. Lo que se entera Grace en su noche de bodas es que dentro de Le Domas existe una tradición en la cual cada vez que una persona se integra a la familia debe jugar un juego que sale al azar por unas cartas.

Los juegos pueden ser comunes y corrientes como el ajedrez o puede ser “el escondite”, lo que parecería ser una simple esconidas, pero no. “El escondite” implica que los miembros de la familia deben cazar a ese nuevo integrante para entregarlo como una ofrenda en un ritual antes del amanecer, si, al igual que sucedió en ese prólogo. Y para la mala suerte de Grace ese es el juego que debe jugar, por lo que con el paso del tiempo, se dará cuenta que lo que parecía tan simple tenía una siniestra vuelta de tuerca cuando ve a toda la familia de su reciente esposo queriendola cazar.

Boda sangrienta es una película que vale la pena ver, sobre todo cuando uno quiere despejar su cabeza y ver algo entretenido y que no requiera mucha atención. No tenemos giros dramáticos ni situaciones que merezcan el razonamiento del espectador. De hecho dura apenas una hora y media y da la sensación de que pasa aún más rápido y sin escenas de relleno de más.