Boda negra

Crítica de Gastón Dufour - Cinergia

Una de terror a la rusa

Cuidado con lo que deseas. El dicho popular podría muy bien aplicarse a la historia que cuenta Boda negra. Los vaivenes en que Zhenya se ve envuelta en su relación con su violento y egoísta novio la llevan a tomar una desesperada y peligrosa decisión. Y después… ¿habrá después?

Cierta idea de la sensualidad mezclada con la sensación de posesión del otro como un cuerpo a ser amado de manera absoluta se presenta en la narración, mostrando que las fuerzas malignas no siempre tienen las formas que la imaginación les asigna en primera instancia.

Un recorrido confuso respecto del miedo al abandono es el que encierra a los protagonistas; y la sensación de la necesidad de posesión como única forma del amor da fuerza a la historia que mantiene el interés del espectador por su vuelo entre el mundo de lo fantástico/espectral y lo común, esas historias que se sienten cercanas y simples, oídas mil veces, de la vida que vemos día a día.

El experimentado director de Boda negra, Svyatoslav Podgaevskiy, y quien ha sabido llevar con solvencia diferentes relator de horror con distintas interpretaciones subyacentes en cada uno de ellos, cuenta en su filmografía con títulos como La novia (2017), La sirena (2018) y Baba Yaga (2020).