Boca de pozo

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Tedio dentro y fuera del film

Según conocedores, se llama boca de pozo a la instalación que regula la salida de fluidos en medio de un campo petrolero (generalmente ubicado "en medio de la nada"), y también al peón que la atiende. Así quedan asociados ambos en una misma rutina, muy necesaria, muy redituable, pero muy poco entretenida que digamos. La soledad, la aridez del paisaje y el clima, la lejanía, y, claro, la enorme responsabilidad del trabajo hacen que éste sea debidamente compensado. Además, las licencias son de quince días seguidos, más o menos como los navegantes de mar adentro y otros profesionales obligados a vivir largo tiempo lejos de sus hogares. La película se concentra en uno de esos peones. Está bien retribuido, tiene un buen auto, indispensable para transitar el desierto patagónico, y bastante tiempo disponible como para desarrollar alguna inquietud. Pero no se prepara en busca de un ascenso, o de otro oficio, porque dice que la cabeza "no le da". Ni se va construyendo su casita los fines de semana. Ni se alegra un poquito cuando, otra rutina, hace su habitual itinerario por las respectivas casas de juegos, de bebidas, de la madre, de la amiga cariñosa, y de la esposa con un hijo chico y otro en camino. Ni siquiera se va a pescar por ahí alguna tarde. En síntesis, este tipo representa una marca líder en el rubro del aburrimiento.

Puede hablarse de alienación, de falta de oportunidades en las poblaciones apartadas, del carácter taciturno que el puesto y/o el paisaje imponen en el hombre, etcétera. Pareciera, eso sí, que este tipo se siente mejor en el trabajo que entre los suyos. Porque entre los suyos, y disponiendo de tiempo libre (y encima se le agrega una huelga) es como si estuviera al borde de otra boca de pozo: la de los afectos familiares, que vienen sin equipo de regulación, ni tabla de instrucciones, pero con obligaciones más profundas, a las que no se quiere acercar demasiado. Tales son los personajes y el conflicto esbozado. No hay mayor desarrollo, quizá porque los guionistas no le vieron mayor solución.

Esta es la tercera película sobre el personal petrolero de nuestro país. Las anteriores fueron "Plaza Huincul (Pozo Uno)", epopeya de geólogos, y "La reconstrucción", drama de un ingeniero bloqueado por los malos recuerdos.