Blue Valentine

Crítica de Migue Fernández - Cinescondite

La historia gira en torno a Dean y Cindy, marido y mujer, y su relación a través de los años, moviéndose en diferentes períodos de tiempo. Los conflictos que enfrenta la pareja encuentran su raíz en la ambición de ella, yuxtapuesto a la satisfacción que percibe el marido, quién centra su vida alrededor de su mujer e hija.

La descripción que los autores emplean para referirse a Blue Valentine desde el póster es que se trata de "una historia de amor". Si bien esto es en parte cierto, no se podría decir que es una definición adecuada. Como la canción homónima de Tom Waits, esta es una doble historia, presente y pasado, lo que es y lo que fue. A la primera que se accede es a la de la pareja en la actualidad, con una hija pequeña, una casa, un perro, pero muchas frustraciones que desembocan en los problemas matrimoniales. A lo que se puede denominar una segunda es a los comienzos de la relación, la verdadera "love story", cuando el amor del uno por el otro los hace superar uno de los mayores desafíos que una pareja puede atravesar.

Los autores han adoptado posturas definidas sobre dos tópicos intocables propios del cine romántico, ya que si bien permiten el amor a primera vista, van a puntualizar que el amor no es para siempre. Construyen un gran romance entre dos jóvenes que son el uno para el otro y luego recogen los pedazos. Así la originalidad del filme recae en la forma en que está construido el relato, se hace parte al espectador tanto del principio como del final pero, elipsis mediante, se lo excluye del desarrollo, es decir de toda su vida de casados. De esta forma no se explica qué es lo que pasó con esta joven pareja que, según la historia del cine, tendría que haber vivido feliz para siempre. Los sueños de juventud de ella se vieron frustrados y se encuentra con un marido que, desperdiciando su potencial, se conforma con una vida libre de pretensiones pero también carente de logros. Es una pareja real con problemas reales, no hay factores externos que hayan generado el cortocircuito, es el paso del tiempo el que los lleva a ese quiebre.

Al ser una película sobre la evolución de los protagonistas las actuaciones son un elemento fundamental y ambos actores están a la altura de la situación. Tanto Michelle Williams como Ryan Gosling brindan performances impecables en ambos extremos de la historia. La química entre los dos es evidente, ya sea en los momentos de romance, escena jugada de sexo incluida, así como en las situaciones de hastío. Uno de los puntos más importantes, que tiene lugar en un albergue transitorio, se produce cuando Dean trata de reavivar su matrimonio, no desde un punto puramente sexual sino buscando reconectar con su mujer, mientras que Cindy lo rechaza poniéndole obstáculos, pidiéndole incluso que la golpee para que esa falta de amor sea justificada. Se trata de una escena angular, es un punto de declive del que parece que ya no hay retorno, y fue desarrollado con la pericia que requería. Si bien sólo ella fue reconocida en la carrera por el Oscar, tanto uno como el otro ofrecen una actuación cruda, sentida y realista por la que deberían haber recibido sendas nominaciones.

Es un muy buen trabajo por parte del debutante Derek Cianfrance que sin caer en golpes bajos u obviedades logra que se refleje en pantalla un estado de crisis palpable con el que se es capaz de identificarse. Acompañado de dos actuaciones excelentes así como por una gran banda sonora, en su mayoría a cargo de Grizzly Bear pero con una canción que se destaca por el resto como es la gema oculta You and me de Penny and the Quarters, se ha logrado una película original digna de reconocimiento.