Blue lips

Crítica de Jorge Grez - El rincón del cinéfilo

Tocar el piano a cuatro manos es difícil, ahora imaginemos una películas con seis directores, seis historias diferentes, y no son seis cortos unidos para lograr un largometraje, un largometraje en sí, es una obra coral.
Veamos.
La realización narra las historias de Malena (Malena Sánchez, argentina), una adolescente enferma que recibe terapia en un hospital de Pamplona, Vittorio (Simone Castano, italiano), joven fotógrafo italiano que tiene un pasado oscuro, Kalani (Keona Cross, hawaiana), una Miss Hawái cuyas raíces están empezando a fallar, Guido (Dudu Azeve - Carlos Eduardo Cardoso de Acevedo -, brasileño), futbolista, lesionado de por vida, que vive de recuerdos y changuitas con comerciales, Oliver (Avi Rothman, estadounidense), periodista con bastantes dudas en el terreno amoroso, y Sagrario (Mariana Cordero, española), pamplonesa que vive anclada en sus recuerdos después de su viudez.
Todos los personajes confluyen en Pamplona para las fiestas de San Fermín, y entrelazaran sus historias durante las fiestas.
“Blue Lips” no se trata, como dijimos, de un proyecto de episodios aislados con un marco común,sino que existen los caminos que los unen a la trama de cada uno que será influenciado y cambiado según se vayan cruzando y evolucionen en su interior, entonces verán el mundo (y sus problemas) de distinta manera a cuando llegaron a Pamplona.
Los trabajos actorales son bastante buenos, y la verdad es que no sabría decir si uno es mejor que otro, pues lo cierto que ninguno desluce ante el resto, están bien definidos, cada uno con su historia, sus motivaciones, y resultan totalmente naturales a lo largo del film. La dirección colectiva sale airosa, y gran parte de ello se debe merced al guión de Amaya Muruzabal y Daniel Mediavilla, a la fotografía de Robert C. Webb, y al trabajo de los compaginadores Ana Pfaff y Jordi López.
El resultado es una producción entretenida que deja un sabor de querer saber los finales individuales de cada historia.
Si se pregunta por el título, alude a los labios que se vuelven azulados al beber el caldo de los dioses (vino tinto).