Blue lips

Crítica de Horacio Bilbao - Clarín

Seis personajes en San Fermín

Ensayo experimental. Dos guionistas y seis directores para varios dramas que confluyen en San Fermín.

“Todos buscamos un lugar donde encontrarnos”, dice el lema de Blue Lips. Tal vez haya algo de verdad en ese eslogan cursi, y es bien cierto que la película hace honor a esa búsqueda. El filme, historias cruzadas que nacen en Buenos Aires, Pamplona, Matera, Oahu, Los Angeles y Río de Janeiro y desembocan todas en San Fermín, va de menor a mayor. Trastabilla al comienzo con abordajes fragmentarios, escenas vacías de personalidad y actuaciones desdibujadas. Se parece mucho a un trabajo por encargo, a promo de los sanfermines redentores de almas perdidas. Si no huimos de la sala en los primeros 30 minutos, Blue Lips tiene algo para contar.

Incluso más allá de sus seis historias insulsas. Una ensalada en la que se mezclan Oliver (Avi Rothman), periodista estadounidense a punto de casarse; Malena (Malena Sánchez), argentina enferma que busca amor con desesperación; Guido (Dudu Azevedo), futbolista brasileño que no puede afrontar su retiro; Vittorio (Simone Càstano), fotógrafo italiano incapaz de superar una tragedia familiar; Sagrario (Mariana Cordero), atrapada por su pasado en la mismísima Pamplona; y Kalani (Keona Cross), hawaiana que huye de su isla buscando nuevas experiencias. Todos confluyen en San Fermín, no preguntemos cómo.

Pero una vez que estamos en esa celebración bien mostrada vemos que ese lugar podría no existir. Que es una metáfora. Que los protagonistas podrían enfrentar sus problemas en un no lugar, incluso. Necesitan un sacudón, un tiempo para la libertad, la reflexión, la redención, la honestidad. Entonces cabe un elogio para los seis directores que logran ensamblar estas historias, que ganan calidez y cercanía mientras avanza la película. Amor y desamor, éxito y fracaso, soledad en medio del ruido y la histeria.

Sensaciones contradictorias para un filme que en los papeles y en parte de su desarrollo hace agua por varios flancos. Y que se va ablandando junto a las actuaciones y los diálogos hasta alcanzar un clima agradable, hasta encontrar su tempo y melodía interior.