Blue Jasmine

Crítica de Andrea Ruiz - RosarioCine

Un Allen genuino

Woody Allen es uno de los mejores directores y guionistas que existen.En esto último es increíblemente genial, hace sus películas como si fuesen libros.Están llenas de alusiones y relaciones de intertextualidad, uno puede estar mirando uno de sus filmes y decir "acá hay algo" y seguramente se tratará de otra película (propia o ajena), un cliché del americano promedio, una obra literaria, una cuestión política, su propia vida etc etc. Imagino su pensamiento como un gran hipertexto.
Y así sucede en "Blue Jasmine", donde hay elementos que recuerdan a "Un Tranvía llamado deseo", como ya muchos han señalado (lamentablemente, como si fuese un pecado y sin comprender que Woody solo quiere divertirse, pero como solo un genio puede hacerlo). Sin embargo, el personaje de Jasmine me hizo pensar en la Melinda trágica de su "Melinda y Melinda", con su desequilibrio mental, su cambio de nombre, sobrepasada por las circunstancias que ella misma contribuyó a crear, adicta a los psicotrópicos y al alcohol, y , especialmente por la incapacidad de quienes rodean a ambas, para contenerlas y acabar con la tragedia.
Sin embargo, Jasmine, con la brillantísima interpretación de Cate Blanchett, a diferencia de Blanche y Melinda, tiene una profundidad, una densidad, una complejidad y una entidad, que hacen que el personaje trascienda el mero plano de la acción y adquiera una humanidad que permite la identificación del público. Por otra parte, la historia no está exenta de humor (negro, por supuesto), como puede verse, por ejemplo en la escena de la cita a ciegas, y en la de los sobrinos en el bar, que no tienen desperdicio.