Mensajes y redenciones Aunque desde el título se alude a un film de género policial; a pesar de que el protagonismo de un vehículo blindado que transporta caudales ocupe el centro, el nuevo opus de Eduardo Meneghelli también mezcla el drama y conflicto interior de un personaje con culpa. Nuevamente Gabi Peralta asume el desafío como ya lo hiciese en Román para meterse en el cuerpo y la piel de Omar Luna. Blindado en realidad está Luna tras un hecho fatal y que lo desestructuró en términos psicológicos. Una prolongada licencia laboral no hace más que alimentar las pesadillas que no le permiten acomodarse a esa vuelta de página que propone la vida luego del duelo y es en el refugio de los predicamentos de un pastor radial donde el protagonista encuentra la paz interior, pero la necesidad de volver a manejar el camión de caudales, de retomar el contacto con sus compañeros custodios lo lleva al terreno de conducta ambigua. Luciano Cáceres, Gonzalo Urtizberea, Esteban Menis, Aline Jones y Luis Ziembroski, son secundarios de lujo en esta apuesta del cine argentino al género y a la mixtura de elementos genéricos. Ese dato revela, por parte del equipo, el director y los productores de Blindado, un cuidado en varios detalles que muchas veces juegan en contra de otro tipo de propuestas con presupuestos de diferente magnitud. A diferencia de lo que pueda pensarse no estamos frente a un film de atracos que salen mal o de acción trepidante con explosiones, tiros y grandes persecuciones por calles porteñas, sino que la intensidad de esta película recae pura y exclusivamente en la conducta de los personajes, en sus decisiones, en la atención a miradas que desconfían de Luna y su aparente recuperación anímica y emocional. Las vueltas de tuerca fluyen con la trama, no llegan forzadas de acuerdo a una lógica que también se maneja en un terreno onírico o sumamente subjetivo en relación al punto de vista del protagonista. Respecto a los rubros técnicos, la música original -por momentos minimalista y metálica- y uno de los temas musicales que se asocian a un momento clave de la película seguramente dejen una huella en el público como Omar Luna, sus tribulaciones y la búsqueda en la ruta de la redención.
Luego de “Roman” (2018) y “Ruleta Rusa” (2018), Eduardo Meneghelli vuelve al cine con su protagonista predilecto, Gabriel Peralta, para presentarnos “Blindado”, una película que se centra en Omar Luna, un hombre que recientemente sufrió la pérdida de su mujer y de su hija. Pero un sueño revelador logra sacarlo del pozo depresivo en el cual se encontraba. Se ve a sí mismo manejando un auto, llevando a Selva, la mujer de limpieza de la empresa de camiones de caudales en la que trabaja, junto con su hijo Beni. Esa visión se convertirá en un objetivo, devolviéndole el sentido a su vida. A diferencia de lo que podríamos imaginar a partir de su título, “Blindado” no se trata de un policial hecho y derecho, con asaltos o persecuciones, sino que aborda el costado más dramático de su protagonista. Es un relato intimista, donde se ahondan las temáticas de la superación, la importancia de los sueños y los deseos y los miedos o traumas con los que cada uno debe enfrentarse. Es por eso que la mayor parte del film recae en Peralta, quien realiza una buena labor al plasmar todos estos estados por los que atraviesa el protagonista. Pero también los personajes secundarios son importantes. Si bien no se profundiza mucho en su historia personal, sirven para sustentar al rol principal; apuntalarlo y confrontarlo en distintas situaciones. Dentro de ellos destacamos el trabajo actoral de Luciano Cáceres, a quien se lo siente muy cómodo y natural en su papel. Por otro lado, la película no siempre se mantiene en la realidad, sino que existe un gran peso de lo onírico y las visiones que se mezclan también con lo religioso, que el protagonista usa como mantra para sobrepasar sus días. En muchos casos, las frases que se escuchan contradicen las acciones de Luna, un recurso que está bien utilizado. Pero durante algunos momentos, debido al estado onírico del personaje, la confusión se hace presente, cobrando sentido hacia el final del film, pero que puede desconcertar un poco al espectador durante el recorrido. Los aspectos técnicos se encuentran correctos, sobresaliendo la utilización de la música y la ambientación de paisajes aislados y desérticos que ayudan a componer la historia. En síntesis, “Blindado” nos presenta un drama intimista sobre un personaje que recupera las ganas de vivir gracias a un sueño, el cual lo encamina hacia una nueva misión. La mayor parte del peso dramático recae en el protagonista, quien realiza una buena labor interpretativa al igual que el resto del elenco.
El loco del camión Tercera película de Eduardo Meneghelli, y la tercera con el protagónico del inexpresivo Gabriel Peralta, logra momentos de buen cine gracias a la participación del gran elenco de reparto (Luciano Cáceres, Luis Ziembrowski, Facundo Aquino, Lautaro Delgado Tymruk, Esteban Menis y Gonzalo Urtizberea) y una producción que acompaña por la carretera al camión del título. Luna (Gabriel Peralta) sufrió un accidente –perdió a su mujer e hijo- y quedó traumado. Para salir de la depresión regresa al trabajo y conduce el camión recaudador mientras escucha día y noche frases de La Biblia que suenan por la radio. La enajenación que produce el film mezclando los audios –las frases mencionadas y la canción del día del accidente- se fusionan con las imágenes de la rutina laboral mechadas con recuerdos del suceso traumático. Realidad e imaginación perturbada (Luna no recuerda varios de los hechos del pasado) obsesionan al protagonista con Selva (Aline Jones, la actriz de Brasil protagonista de la serie El Negocio producida por HBO), una compañera de trabajo, y su hijo Beni. El camión de caudales funciona de caja de resonancia para el protagonista a punto de colapsar, el vehículo lo contiene y presiona con la misma intensidad, en cada acción/transición que le toca realizar. En ese periplo aparece el destino errático, tan trágico como inevitable. Porque la historia se repite como farsa o como tragedia dice el dicho reafirmado por los pasajes bíblicos del relato. Con una narración más fluida que los films anteriores de Menegheli, Blindado (2019) cuenta la odisea del héroe trágico una vez más, gracias a las tomas en rutas (¿el camino de la perdición?) de un despliegue técnico digno que le imprimen ritmo a un film en donde el trabajo de los personajes secundarios -con Luciano Cáceres a la cabeza, otra vez como un loco querible y peligroso- son fundamentales para fomentar en la película la tensión entre el deber y la locura.
El azar de la cartelera, tan difícil para las películas locales de lanzamiento pequeño, ha querido que Eduardo Meneghelli estrene su tercer film en un año. Nuevamente cerca del policial, nuevamente con Gabriel Peralta como protagonista. Tras la muerte de su esposa e hija en un accidente, Luna (Gabriel Peralta) ha dejado de trabajar manejando un camión de caudales. Pero a pesar de estar todavía con esa sombra sobre él, decide volver a sus tareas. En un sueño ha visto a una compañera de trabajo y a su hijo en el auto con él. En una marcada obsesión religiosa y con el deseo de proteger a la mujer y al niño, Luna empieza a tramar un plan. Es difícil definir esta película, tanto como lo fue con Román hace exactamente un año. El peso de un protagónico en un actor como Gabriel Peralta resulta confuso, porque hasta que uno no lo ha visto en más de un film no termina de saber si hay un distanciamiento intencional o simplemente que no da el tono y queda muy lejos de las ambiciones del guión. Acá una cita a Taxi Driver nos quiere ofrecer una guía acerca de la locura mística del protagonista y su deseo de ser un héroe o un mártir perdiendo en el camino cualquier sentido de la realidad. Pero ni acá estamos frente a Scorsese ni el protagonista es De Niro. Ni tampoco está el guión de Paul Schrader. En la mayor parte de la película es prácticamente imposible conectar con los personajes. El elenco, no sólo el actor principal, está completamente apagado y una serie de situaciones absurdas se suceden sin mayor interés o dramatismo. Sin dramatismo, sin acción, sin un solo personaje creíble, apenas dos tomas al comienzo de la película pueden rescatarse de esta nueva película de ese prolífico director llamado y su actor fetiche.
Señales de salvación: El plano general nos muestra un auto rojo avanzando por la ruta y luego por un puente que cruza un río en un paisaje agreste. Dentro del auto, un hombre joven de cabellos rubios al volante cabecea soñoliento y con ese cambio de estado vemos que la mujer y la niña que van en al siento de atrás pasan a ser una mujer y un niño; a la par de que el rostro del conductor se ve tomado por cierta angustia. El corte nos lleva al despertar del sueño de ese mismo hombre en su casa, que emprende su rutina de aseo en un ambiente en penumbras, lúgubre y azul melancólico. En el baño ingiere unas pastillas mientras escucha una radio evangélica que le infunde consuelo y esperanza. Así comienza Blindado (2019), tercer largometraje del realizador argentino Eduardo Meneghelli, quien vuelve a trabajar con el actor de sus películas previas, Gabriel Peralta. El protagonista es identificado generalmente por su apellido Luna (Gabriel Peralta), el cual da cuenta de su estado de situación psíquica. Ha padecido una tragedia automovilística en la cual murieron su pareja y su hija, se encuentra con licencia medico-psiquiátrica en su trabajo y en juicio por el accidente, donde se intenta determinar su grado de responsabilidad. Pasados unos meses, Luna vuelve a trabajar como chofer en la empresa de caudales y el director nos mete junto a él en el mundo de los “blindados”, donde somos partícipes de la función que cumple allí cada empleado, de la logística que implica, los riesgos y el vinculo de confianza que se va estableciendo entre aquellos que van a bordo para protegerse de las posibles amenazas que provengan del exterior en cada parada donde tengan que recoger cuantiosas sumas de dinero. Luna y Vitali (Luciano Cáceres) forjaron así su amistad. Vitali trata de acompañar a Luna luego de la tragedia que ha vivido y de infundirle ánimo para que continue adelante con su vida. Luna, a bordo del blindado, enciende siempre la radio en la señal evangélica, ya que es su fuente de fortaleza, y esto comienza a generar cierto fastidio en los demás, ajenos a ese discurso y a la función que cumple para él. Paralelamente, comienza a acercarse a Selva (Aline Jones), una compañera de trabajo que realiza tareas de limpieza, a la cual vio en su sueño. Luna se interesa por su vida y la sigue, descubriendo que tiene una pareja que la trata de manera violenta y que tiene un hijo, que es a quien también vio en el sueño. Selva es brasileña y anhela volver a su tierra natal junto a su hijo, pero no puede por motivos económicos.El optimismo vuelve a sonreírle a Luna de la mano de Selva, y entonces se disculpa con sus compañeros por aburrirlos con los sermones evangélicos de la radio y retorna a su viejo hábito de cocinar y compartir con ellos empanadas durante el viaje. Selva es la dama en apuro, dándole a Luna una razón para vivir que se irá acrecentando. Representa lo femenino en tanto lo otro por ser extranjera y, como alude su nombre, una exhuberancia que genera atracción pero ante la cual puede también experimentar cierta confusión y extravío. Efectivamente, el discurso religioso ofrece una matriz simbólica a la cual aferrarse en situaciones de desánimo o depresión por su apelación a una trascendencia. El discurso evangélico, por su carácter elocuente, se presta a cobrar la función de una suerte de manual de autoayuda para los corazones desesperanzados y ávidos de encontrar respuestas para los problemas de la vida. De ahí que el matiz místico suele resultar sanador en muchas depresiones o adicciones, donde la droga tenía la función de levantar al sujeto de sus estados de desánimo y sufrimiento. El relato religioso va en paralelo acompañando las acciones de Luna, sea anticipándolas, contradiciéndolas o determinándolas directamente. En este punto resulta acertado el trabajo con el sonido y el montaje, ya que a medida que avance la película el discurso bíblico irá desprendiéndose de la fuente directa de la radio, de manera que podría provenir ya sea del cielo mismo o de voces en la cabeza del protagonista, dando cuenta de un desequilibrio que se instala en él lentamente. Aquí interesa situar el momento en el cual la matriz del discurso religioso vira de ser un elemento benéfico a uno místico. La relación con Selva y su hijo le ofrece a Luna la posibilidad reparar algo de la culpa que siente por lo que ha sucedido, ayudándolos mediante los diversos juguetes que le regala al niño (y que eran de su hija), y tratándola de proteger de la dura vida que vive. El protagonista encuentra también allí cierta manera de recuperar simbólicamente aquello que ha perdido. Cuando Selva lo rechaza, visiblemente con moretones en su rostro por los golpes que le ha dado su pareja machista, Luna se ve instado a actuar. Una nueva pérdida se vuelve intolerable, y aún podría decirse que rechaza asumir y duelar lo que ha perdido buscando un rápido sustituto porque el dolor de existir tras la tragedia se vuelve insoportable para él. Aquí el discurso religioso ya no es un sistema simbólico que ofrece consuelo sino que deviene una apelación cerrada, interpretada con certeza inquebrantable como un mensaje divino, dando cuenta de la experiencia del delirio místico de redención que fuerza al sujeto a tomar decisiones que pueden conducirlo hacia destinos inciertos, acaso de caída. Si pensamos en el título, Blindado adquiere entonces diversas resonancias. Es tanto el vehículo de caudales, suerte de bunker ante el peligro exterior en el que se cuela la historia de vida vulnerable de Luna; como un sistema simbólico hermético que no admite equívoco en su interpretación y que es tomado de manera literal más que metafórica. Envalentonándose frente al espejo y con una remera con diseño militar, el protagonista se transforma él mismo en un blindado, esto es, en alguien que ya no responde a nada más que al destino de su misión redentora. Con un elenco secundario solvente, que contiene y acompaña adecuadamente la performance del protagonista en un acertado trabajo de montaje sonoro, Blindado propone un viaje hacia los dolores del alma, allí donde resulta insondable el peso que toman las palabras y donde el camino a la sanación puede llevar a efectos insospechados.
El tercer largometraje de Eduardo Meneghelli, después de Román yRuleta Rusa, no es un relato sobre robos sino una indagación sobre la personalidad alienada de Luna -Gabriel Peralta-, el chofer de un camión de caudales que cae en un pozo depresivo luego de la muerte de su mujer y de su hija. Blindado, que se vende desde el afiche como una película de acción, aborda ese conflicto como disparador de la historia. Luna tiene un sueño revelador y se ve en un viaje junto a Selva -Aline Jones-, la empleada de limpieza de la empresa para cual trabaja, y su pequeño hijo. Su vida no es fácil, consume calmantes, escucha a un pastor de la radio que parece marcarle un camino y arrastra los miedos de un presente incierto. En su trabajo diario lo respaldan sus compañeros -encarnados porLuciano Cáceres, Luis Ziembrowski y Lautaro Delgado Tymruk- con su rutina de paradas para escoltar el dinero recaudado. Si bien hay un golpe fallido al camión blindado, Blindado escoge el camino inicial para mostrar el derrotero de su personaje central, que también ve la oportunidad de "salvarse". El filme cuenta con una sólida factura técnica respaldada por la música, acentúa su costado dramático y asoma además al tema de la violencia de género pero no se detiene en ese conflicto ni lo desarrolla. Todo funciona en la cabeza de Luna como un estallido para accionar y cambiar su presente. La canción del comienzo asegura que "el frío queda" y es el que arrastra Luna a lo largo de la historia, que concentra intriga y un poco de acción sobre el desenlace. Entre los códigos de compañerismo, empanadas de carne que Luna prepara con "entusiasmo" para "compartir" en su ronda laboral, la propuesta tiene sus patas más fuertes en el elenco que respalda a Peralta. Su personaje se mira al espejo en varias ocasiones pero no siempre expresa el infierno que atraviesa a diario para lograr la recomposición personal y familiar.
Eduardo Meneghelli dueño de una muy buena técnica se pone al servicio de una historia que une al policial, las relaciones amorosas, los códigos de la amistad, las tentaciones de quienes manejan altas sumas de dinero (como los guardas y el chofer de transporte de caudales) y los difusos límites de la locura. Un hombre que perdió a su familia en un accidente, adormecido por el dolor de la perdida se refugia obsesivamente en un sueño que califica de videncia y que incluye a una compañera de trabajo y a su hijo. Como telón de fondo textos de autoayuda que adormecen su capacidad de razonamiento. En ese contexto, como dice su director, la idea es alejarse del caos de su desgracia para armar pieza por pieza otro caos impredecible. Con un elenco que reúne a Gabriel Peralta, Luciano Cáceres. Aline Jones, Gonzalo Urtizberea, Lautaro Delgado, Adriana Aisenberg entro otros, el entretenimiento de acción funciona.
Un viaje a la salvación Blindado es una excelente muestra de cine. El manejo detallista de la dirección de actores, la búsqueda de significados a través de los símbolos y las menciones de pasajes de la Biblia en la voz en off, hilvanan el relato para poder entender al personaje principal y su complejo entramado psicológico, quien procura salir de la situación de encrucijada emocional y mental en la que se encuentra luego de la pérdida de su familia. Este desencuentro del propio funcionamiento de su mente, mezclado con el misticismo exacerbado y la necesidad de convertirse en un salvador que ha sido tocado por la “oportunidad” luego de ser una especie de mártir (según su propia visión, claro) lo llevan a un camino que no podrá desandar. Las tomas aéreas son de magnífica realización, con muy buen cuidado estético y no son solamente un adorno para pasar de una escena a otra, un vulgar intervalo; realmente sirven como acompañamiento narrativo en lo que refiere al camino del personaje y su abrumada catarata de emociones complejas, en su pérdida de control de contacto con la realidad. Destacable el trabajo de Gabriel Peralta como Luna, Luciano Cáceres como Vitali (quien será el apoyo del protagonista en su travesía emocional) y Aline Jones como Selva, el objeto de interés de Luna en su recorrido místico-heróico. También destacan Luis Ziembrowski, Lautaro Delgado, Esteban Menis y Gonzalo Urtizberea, en el muy buen elenco secundario. Desde ya, todo ello no sería posible sin la muy buena dirección de Eduardo Meneghelli (Román- Ruleta rusa; ambas de 2018) quien incorpora nuevamente a Peralta como protagonista. Una excelente muestra de buen cine con cuidado estético y enfoque en la investigación previa respecto del mundo que se narra y sirve a la vez de contexto y la dirección de actores.
Tercera colaboración entre la dupla Meneghelli y Peralta, esta vez con Blindado, un drama revestido de segundas oportunidades. Luna (Gabriel Peralta) es chofer en una empresa de transporte de caudales. Ha sufrido un accidente automovilístico en el que perdió a su esposa y a su hija, por lo cual está de licencia en su trabajo. El problema es que tanto tiempo libre y su negativa a un tratamiento terapéutico no lo ayudan a transitar el duelo debidamente y enfrentar el trauma. Sólo su inclinación a lo religioso (en su formato evangélico) parece colaborar con cierta paz. Su compañero Vitali (Luciano Cáceres) conseguirá acortar su licencia y en ese regreso Luna se obsesionará con Selva (Aline Jones), que hace la limpieza en las oficinas, madre de un pequeño y abusada por su pareja. Al darse cuenta de que la joven y el niño son los protagonistas de un sueño recurrente (que se convierte en visión profética), desvelándolo día a día, ambos se convertirán en su posible redención tal como los mensajes cristianos parecen señalarle. Meneghelli (Román, Ruleta rusa) construye un relato que aúna drama y suspenso, con cierta pericia y una buena producción que se hace notoria. Aunque a veces se remarcan demasiado en el guion algunas ideas, hay fluidez en la trama y ese blindado del título remite tanto al vehículo que resulta protagonista como a ciertas «soluciones» de las que echan mano los personajes para sobrevivir. Un elenco de nombres (Ziembrowski, Urtizberea, Delgado, el mismo Cáceres) rodea con eficacia al, un tanto inexpresivo, protagonista. Blindado es un drama, con toques de thriller, de buena factura técnica y efectivo elenco secundario.
El lobo estepario Hace exactamente un año en Argentina se estrenaba Roman, y con ella conocimos a un dúo que rápidamente se hizo un lugar dentro de la filmografía de cine de género en nuestro país. Gabriel Peralta como productor y protagonista, Eduardo Meneghelli como director. Filmación rápida, propuestas atractivas, algo de presupuesto, un acabado técnico más que decente. En un año llevan estrenadas ya tres películas, y no parece que la cosa vaya a quedarse acá. Pero hay un problema: los aspectos positivos técnicos y lo atractivo de las propuestas en los papeles (y en unos afiches que se venden muy bien), chocaban hasta ahora con resultados no muy satisfactorios por dificultades varias en el guion y en los intérpretes; principalmente en el intérprete… protagonista. Roman y Ruleta rusa tenían buenas intenciones, pero terminaron cerca del culto al consumo irónico. ¿Será Blindado la que finalmente incline la balanza a su favor? En primer lugar, hay que adelantar que, si bien puede ser engañosa respecto a lo que promete, es más jugada respecto a los asuntos que aborda. Ya no estamos frente a un típico producto de género efectista. La historia de este personaje conflictuado, un trabajador alienado que decide llevar a cabo un plan para tomar las riendas de su vida de un modo inesperado, es de alguna forma más elevada que lo que proponían los dos films anteriores de corte policial tradicional. Esta vez, Peralta compone un personaje a contracorriente de sus pares, quizás algo similar a su propio ser. Triste, solitario, y final Luna (Peralta) es un custodio de camión de caudales que atraviesa un momento bastante particular. En un accidente perdió a su esposa y su hijo, y desde entonces las sombras lo aquejan. No descansa, tiene pesadillas, los recuerdos de aquel episodio lo persiguen, confundiéndose con los de su propia infancia junto a sus padres. En esos sueños, o pesadillas, también aparecen una mujer y un niño a los que no conoce, ¿o sí? Luna está en un período laboral sabático, se encuentra con licencia psiquiátrica y alejado de una actividad laboral a la que quiere regresar porque considera que puede hacerle bien. En una de esas visitas laborales para insistirle a sus compañeros que lo ayuden a regresar, se cruza con Selva (Aline Jones), una empleada de logística, de origen brasilero, que resulta ser aquella con la que él viene soñando. De inmediato se obsesiona –más aún cuando conozca a su hijo y descubra que es el niño de su sueño– e irá lentamente pergeñando un plan para dar un vuelco en su vida. Selva tiene problemas con su pareja abusiva, y Luna quiere rescatarla; pero para eso necesita del empujón que solo el plan que diagrama en su cabeza puede darle. Luna, el personaje de Gabriel Peraltaen Blindado, tiene algunas similitudes con los que ya compuso en Román y en Ruleta rusa, sobre todo en la primera, aquel que le daba título a la película. Personajes de una conducta intachable, marcadamente religiosos, con una cara social bondadosa aunque extraña, abstraídos. Seres tristes y de andares solitarios. En Blindado le suma ser alguien con problemas de relación severos, claramente alienado, que va transitando un camino que puede llevarlo hacia una zona peligrosa dentro de sí mismo. Un personaje complejo, con varias capas, al que Peralta le presta su cuerpo pese a no tratarse de un actor demasiado dúctil. El quiebre En su promoción, tanto en el afiche como en los spot o trailers y hasta en el título mismo, Blindado pareciera venderse como un film de atraco a un banco, o a un camión de caudales. Quienes vayan esperado ese film de acción pueden sentirse defraudados al encontrarse con una película de vena más dramática, un thriller con pinceladas de suspenso que se desarrolla de a poco y se centra en la psicología de su personaje. El blindado es el propio Luna. Aunque algo de lo que se promete tenga que ver con el plan que pergeña, lejos está de ocupar un rol central. Blindado es una película con mucho potencial. Claramente superior a los dos films anteriores de Peralta/Meneghelli, quienes parece van evolucionando con cada uno. Ruleta rusa tenía una interesante búsqueda estética que Román no poseía, en Blindado hay un guion mucho más sólido, atractivo, complejo, con varios subtextos. El problema, sí, sigue siendo que Gabriel Peralta es un actor muy difícil de llevar. Es admirable su esfuerzo por ponerse retos mayores, siendo que simplemente podría ser un duro del cine de acción. Luna es un personaje complejo al que Peralta le pone más ganas que resultado. No se suelta, habla con un tono monocorde, se lo siente rígido y no logra química con su elenco. Este hecho hace que varias escenas y circunstancias luzcan exageradas, remarcadas, exacerbadas, o hasta inverosímiles. Peralta como productor hace que sus películas lo tengan a él como eje y motor, y no siempre (más bien todo lo contrario) beneficia. Por suerte, en el elenco siempre se rodea de talento, y esta vez les tocan personajes menos estrafalarios. Luciano Cáceres, Luís Ziembrowski, Adriana Aizemberg, Esteban Menis, Gonzalo Urtizberea, Pablo Pinto, Aline Jones, hasta una aparición de Sandra Smith, están correctos y realzan Blindado. El único extraño dentro de los secundarios será Lautaro Delgado, dúctil como siempre, pero con un personaje que simplemente desaparece luego de una escena. Hay otros detalles a destacar: un montaje fluido, la utilización de una canción de Leonardo Favio siempre es grata, y hasta la inserción de parábolas del Nuevo Testamento para marcar las acciones de Luna (además de reforzar lo religioso como moroso de su personaje) es interesante aunque por momentos algo obvio. Blindado tiene varios aspectos positivos, sobre todo ser una propuesta que, dentro del género, apuesta a más. Aún trastabilla con varias dificultades que no logra sacar a flote. Gabriel Peralta y Eduardo Meneghelli pueden sentir que de a poco algo va mejorando, y quizás en una próxima experiencia logren conjugar mejor para conseguir un resultado satisfactorio. Blindado, aunque se esfuerza, queda a mitad de camino.
El afiche y el título de esta nueva producción de Eduardo Meneghelli, puede llegar a prestarse a confusiones ya que de ninguna manera “BLINDADO” es una típica película de robos, persecuciones y desventuras policiales como se podría intuir desde el marketing montado frente al estreno. Este tercer largometraje en el que Meneghelli y el protagonista Gabriel Peralta forman dupla cinematográfica (como había sucedido antes con “Román” y “Ruleta Rusa”), habla más de un blindaje interior por el que atraviesa el personaje central por un hecho traumático que lo ha quebrado recientemente, que de la referencia a la compañía de camiones de caudales para la cual trabaja. Si bien en un primer momento “BLINDADO” puede apelar a ese doble juego con las aepciones de la palabra, con el correr de las escenas dentro de la película, distinguiremos claramente que esta nueva propuesta de Meneghelli se aleja rápidamente del cine de acción más convencional para entrar en un terreno más cercano al drama dentro del género policial. Luna (Gabriel Peralta) trabaja para una empresa en la que maneja camiones de caudales. Actualmente se encuentra con una licencia psiquiátrica dado que hace poco tiempo, en un accidente automovilístico, ha perdido trágicamente a su esposa y a su hija y es un hecho del que todavía no se ha recuperado. Este accidente operó como un quiebre en su vida y la trama lo encuentra a Luna en sus intentos de poder recomponerse y retomar normalmente las actividades y su trabajo, lo antes posible. Intenta acercarse al grupo de compañeros de trabajo, aparece en los depósitos de la empresa, habla con sus compañeros (en especial con Vitali, quien parece ser su amigo más confidente, rol a cargo de Luciano Cáceres) e intentará volver a su puesto de trabajo y encontrar la forma de ir retomando sus tareas. En sus sueños se repite y lo abruma una y otra vez una escena feliz con su esposa y su hija en el coche, escena claramente previa al accidente que se superpone en el plano de sus ensoñaciones, con otra muy similar en donde Luna verá en el asiento de atrás del vehículo, allí donde debiesen estar su mujer y su hija, a una compañera de trabajo y su hijo, situación que lo perturba y lo inquieta fuertemente. Con este punto de partida, son varios los elementos que el guion de Leonel D’Agostino intenta poner en juego para construir el mundo interno de Luna. Así como aparece su historia traumática, también lo vemos en diversas escenas con su devoción religiosa –así como escucha incansablemente la radio evangelista- y cuando comienza a acercarse a Selva, su compañera de trabajo y protagonista de su sueño, surge en él, una imperiosa necesidad de protección. Luna, obsesionado con su sueño, comienza a entrometerse en la vida de Selva hasta que puede darse cuenta de que ella está sufriendo las consecuencias de sostener una relación abusiva con su marido de la que parece no poder salir y que visiblemente le trae consecuencias físicas, golpes y lastimaduras. Selva (Aline Jones) es brasileña y desea volver a su tierra pero por problemas económicos ese viaje es, en la práctica, completamente imposible. Justamente por ese deseo de redención que ella hace surgir en Luna, él tratará de comenzar a elaborar un plan para que ese proyecto se haga realidad. Si bien dentro de la filmografía de Meneghelli esta es su realización más acabada, con un guion que intenta profundizar en las pulsiones y la psicología de cada uno de los personajes, tanto el elenco como el tono de las actuaciones no lucen compactos y es uno de los problemas más fuertes con los que tiene que enfrentarse “BLINDADO”. A pesar de contar con un elenco secundario muy destacado, ninguno de estos personajes tiene relevancia dentro de la trama -a excepción del Vitali de Luciano Cáceres, al que el actor le imprime la energía y la potencia que el rol necesita-. Luis Ziembrowski, Lautaro Delgado, Esteban Menis y Gonzalo Urtizberea están correctos y cumplen holgadamente las expectativas de sus personajes, a los que el guion no les da un mínimo desarrollo sino que sencillamente se construyen como pequeños satélites funcionales a la trama central, a los que se suma la participación de Adriana Aizemberg y Sandra Smith dentro del elenco. Gabriel Peralta no logra en ningún momento encontrar el tono adecuado del personaje: su actuación es distante, no como una marcación intencional de la dirección sino como una imposibilidad de poder conectar con las diferentes emociones por las que atraviesa su Luna en ese momento tan particular de su vida. La química con Aline Jones es casi inexistente y se hace complicado sobrellevar el peso de la película con una pareja a la que no se le cree demasiado el vínculo que han entablado. A esto se suman evidentes problemas de dicción y una forma “recitada” y desapegada para sus líneas de diálogo, actuaciones que contrastan fuertemente con las del elenco secundario que tiene una probada trayectoria tanto en el cine, como en el teatro y la televisión. “BLINDADO” tiene buenas intenciones, pero generalmente estas buenas intenciones no suelen ser suficientes para que una película obtenga buenos resultados. Y no es ésta la excepción a la regla, donde los aciertos no logran opacar las fallas que siguen quedando muy en evidencia.
El tercer largometraje como realizador de Eduardo Meneghelli asoma como un exponente local de las “películas de golpes” (“heist movies”), ese subgénero centrado en robos planificados y con una buena cantidad de billetes en juego. Algunas de las postas habituales de este tipo de relatos hay en Blindado, pero esa faceta se diluye cuando el foco de atención se desplace al mundo interno de su protagonista. Luna (Gabriel Peralta) es un chofer de camión de caudales con licencia laboral debido a la pérdida de su familia en un accidente automovilístico. Esos traumas recientes se harán sentir cuando, ni bien regrese, empiece a tener sueños recurrentes que involucran a una mujer que no conoce y a su pequeño hijo. Pero en uno de sus envíos se cruza con esa chica (la brasileña Aline Jones), en quien encuentra la posibilidad de saldar sus deudas con el pasado. Con Luciano Cáceres, Gonzalo Urtizberea, Luis Ziembrowski y Lautaro Delgado en la piel de los compañeros de trabajo de Luna, Blindado seguirá en paralelo la rutina del grupo y el progresivo acercamiento de ese hombre a su flamante interés romántico. Un acercamiento que luego se transformará en otra cosa. La película logra sus mejores momentos con la interacción entre los protagonistas dentro del camión, un espacio que Meneghelli convierte en opresivo y asfixiante, sobre todo cuando Luna ponga una y otra vez unos audios evangelistas en el estéreo que adquirirán sentido a medida que avance el relato. Lentamente la película dejará atrás la faceta delictiva para indagar en las diversas aristas emocionales de un protagonista cuyas acciones están movidas por la pura voluntad de redención.
Tras la muerte de su mujer y de su hija en un accidente, el conductor de un camión de caudales (interpretado por Luciano Cáceres) cae en una profunda depresión hasta que un día tiene un sueño revelador: se ve a sí mismo manejando un auto y llevando a su lado a Selva, una compañera de trabajo, y al hijo de esta. El hombre decide ayudar a ambos, necesitados de dinero, y comienza a elucubrar un arriesgado plan en medio de sus continuas pesadillas. Así el blindado que maneja, repleto de dinero, se convertirá en el codiciado botín con el que procurará salir de su neurótica existencia. El director Eduardo Meneghelli logró con estos elementos una historia tensa y emotiva que refleja la lucha de alguien dispuesto a encarar su propio caos.
Tal como sugiere el titulo, parte de la trama de este curioso film noir criollo tiene relación con el robo a un camión de caudales. Pero el hecho en sí está conectado con una trama original que raya en lo fantástico, o al menos en un delirio místico del protagonista, Gabriel Peralta. Que es el conductor del camión blindado en cuestión, dueño de una personalidad compleja producto de una tragedia personal de la que se está recuperando a fuerza de medicación y una obsesión religiosa que lo lleva a escuchar una radio evangelista noche y día, lo que no le hace mucha gracia a sus compañeros de trabajo, quienes en medio de sus faenas con las bolsas de dinero no están para escuchar predicadores. El guión se las arregla para que cada uno de estos detalles le sumen intensidad a un clima más de suspenso que de acción. Hay un atmósfera bien diseñada para mantener en vilo al espectador, aunque todo se distiende un poco en la vuelta argumental en la que este hombre armado quiere salvar a una mujer oprimida por un delincuente. Hay un excelente montaje, y poco usuales y bien pensadas tomas aéreas infrecuentes en el cine argentino; actuaciones razonablemente convincentes y una banda sonora interesante que une guitarra acústica y sintetizadores, al estilo John Carpenter. A “Blindado” tal vez le faltaría un desenlace mas contundente, pero es un película distinta y recomendable.
Se busca redención. Si atendemos a la siempre sabia etimología de las palabras, vemos como blindaje proviene del alemán blenden, a través del francés blinder (cegar, pero también cubrir, tapar), en alusión a las planchas metálicas que cubren al vehículo y lo protegen contra balazos. Así, el título de este thriller con ribetes melodramáticos se mueve de manera eficaz en la ambigüedad del término: tanto en la ceguera de un protagónico hundido en la miseria debido a una tragedia familiar como al medio con el que se gana la vida, que no es otro que un furgón en el que ejerce de conductor transportando dinero de entidades financieras. Se trata de la tercera colaboración de Meneghelli y su, podríamos decir, actor fetiche Nicolás Peralta, quien en los anteriores trabajos en los que coincidieron también había ejercido la figura de productor. En ambos films la crítica fue bastante unitaria a la hora de definir el trabajo del actor como algo parco en gestos y poco emocional. Aquí esas constantes se mantienen, y todavía se acusan más estas limitaciones interpretativas en las escenas que comparte con Luciano Cáceres, un roba escenas nato que engrandece la pantalla tan sólo con su presencia. La composición de tipo duro de Cáceres con una fisicidad marcada a fuego en su rostro es, simplemente perfecta, y desde que aparece por primera vez ya nos apetece que la trama se enrede de tal manera que tengan que acabar enfrentándose cara a cara. Del resto del elenco destacan los compañeros de viaje en ese microcosmos vital que es el furgón blindado, espacio donde acontecen los mejores diálogos de la película cargados de tensión y costumbrismo a partes iguales. El desarrollo argumental gana enteros, y de qué manera, cuando se mete de lleno en intrigas policiales y criminales, pero se desluce cuando se aparta de cualquier tipo de acción y se concentra en un clima melodramático que no le acaba de sentar bien. Las razones por las que unos y otros actúan de una u otra manera están muy bien perfiladas, pero su desarrollo se deja varios elementos esenciales que hubieran enriquecido sobremanera el ejercicio. Algunos personajes no tienen la entidad necesaria para transcender y quedan sólo como arquetipos que no atrapan la mirada del espectador. Sin embargo, en el lado positivo de la balanza vale la pena resaltar el afán por parte del director de traslucir una intención de querer respetar una propuesta de género con una estética y atmósfera particular, alimentada por esa especia de voz en off en forma de sermón radiado que va marcando el ritmo enfermizo que acabará por detonar el conflicto interior (el del protagonista que arrastra un trauma de los que no se superan) y el exterior (el que enfrentará a éste con sus compañeros de laburo con tal de poder conseguir su mesiánico propósito). En definitiva, lo mejor de Blindado se encuentra en la primera parte de la trama, con una composición de lugar atrayente y una dinámica que augura más de lo que después ofrece. Hay que valorar el empeño puesto por todos los hacedores en que la cosa funcione, pero aunque la puesta en escena es correcta y lo físico de algunas secuencias incrementan el tono medio que se destila, el resultado se va desinflando paulatinamente, sobre todo desde el momento en que el personaje más carismático desaparece de escena.
Afanancio en busca de su redención El título y el póster invitan a pensar que el tercer largometraje como realizador de Eduardo Meneghelli se encuadrará dentro de las coordenadas del subgénero de las “películas de golpes” (“heist movies”), es decir, de aquellos relatos centrados en un robo planificado al dedillo y con un botín jugoso de por medio. Algo de eso hay, en tanto Blindado orbita alrededor de un empleado de una compañía de transporte de caudales que empieza a mirar con cariño esas bolsas repletas de dinero que día tras día traslada por la ciudad, lo que da pie a algunas breves secuencias de acción que Meneghelli resuelve con oficio, aunque abusando de un montaje veloz que frena la fluidez necesaria. Pero Blindado no focaliza tanto allí como en la conducta y la psicología de ese personaje, evitando así arrojarse definitivamente a los brazos de este subgénero y quedando en un estado de flotación que le impide definir qué tipo de película quiere ser. No hay a priori negativo en desplazar el eje del relato de los robos al universo interno de su protagonista. Claro que para que eso funcione es indispensable que ese personaje sea lo suficientemente magnético y atractivo para soportar sobre su espalda la responsabilidad de encauzar la narración, algo que el de Blindado está lejos de ser. El problema, entonces, está menos relacionado a la ejecución de la película que a la motivación redentora de Luna, quien al principio está de licencia en su trabajo como chofer debido a que su mujer e hijo murieron en un accidente automovilístico. Desde ya que él era el conductor del vehículo, y a todas luces no suena saludable que vuelva a sentarse detrás de un volante por un buen tiempo. Pero Luna (un inexpresivo Gabriel Peralta) le insiste a su compañero (Luciano Cáceres, siempre intenso) para que mueva los hilos dentro de la compañía y lo reincorporen junto a sus colegas de siempre (Luis Ziembrowski, Lautaro Delgado y Gonzalo Urtizberea). Una vez arriba del camión, las fricciones no tardarán en llegar. Sucede que el conductor sonoriza los viajes con audios evangélicos, abriendo las puertas para un inminente paralelismo entre sus acciones y distintos versículos de la Biblia. Allí se iniciará el periplo de ese hombre que robará no salvarse a sí mismo o por un mero afán de rebelarse contra el sistema, como ocurre en nueve de cada heist movies, sino porque con esa plata podría “salvar” a una mujer y concretar su anhelada redención. Luna, entonces, como una anomalía del sistema delictivo: un ladrón que roba para aliviar el peso de la culpa.
Eduardo Meneghelli logra su película más compleja, pero también la mejor lograda técnicamente, en donde su precisión y preciosismo invitan a naufragar junto a Luna (Peralta) un hombre atormentado por el pasado que resiste para cumplir con su objetivo. Tal vez en la exigencia al protagonista el film pierde fuerza. Un elenco secundario de lujo, impecable, refuerzan una película con buenas intenciones pero que se queda a medio camino de satisfacerlas.
“Blindado”, de Eduardo Meneghelli Por Ricardo Ottone En 2018 Eduardo Meneghelli estreno dos largometrajes, Román y Ruleta Rusa, ambos enmarcados dentro del género thriller policial, y seis meses después del estreno de la última llega con su tercer largo. Blindado se ubica más o menos dentro de los mismos parámetros de género al que se le suman elementos de drama psicológico y de Heist Movie o película de atracos. Aunque en este último caso el golpe es más bien secundario, ya que si bien el relato se va dirigiendo hacia su posible consumación, es más un medio para un fin antes que un fin en sí mismo. Y es que ese fin es aquí el intento de redención del protagonista. O lo que él cree que va a llevarlo a la redención. Luna (Gabriel Peralta, que es también actor protagónico de los anteriores film de Meneghelli) trabaja como chofer en una empresa de transporte de caudales. Se encuentra de licencia psiquiátrica porque no hace tanto sufrió un accidente de ruta donde murieron su mujer y su hija, pero se las arregla para volver al trabajo porque sostiene que mantenerse activo le va hacer mejor a su recuperación. Sus empleadores y compañeros le creen al principio pero estos últimos perciben que Luna, fanatizado por el discurso religioso y con algunas salidas incómodas, no está muy bien ajustado realmente. Y eso que ni siquiera están al tanto de la otra obsesión que nuestro protagonista tiene el buen tino de no contarles. Resulta que Luna tiene un sueño recurrente que replica casi la escena del accidente, pero en lugar de su esposa y sus hija toman el lugar una mujer que trabaja haciendo limpieza en la empresa y el hijo de esta. Luna interpreta el sueño como un llamado y trata de hacerse amigo de la mujer a la vez que la sigue, la investiga, la espia y hasta se acerca a su hijo como casualmente. Descubre en el medio una situación donde la mujer está siendo víctima de abuso por parte de personaje que podría ser su amante, o alguien que simplemente la explota, y eso lo confirma en su misión de rescatarla. Lo que va pasando a primer plano es la evolución psicológica de Luna y su paulatina caída en el delirio místico y mesiánico. Hay una influencia notoria de Taxi Driver (1976) en los elementos de la trama: La alienación del protagonista y su extrañamiento de los otros, la imposibilidad de superar su trauma, el mandato incuestionable y la certeza en su misión, la obsesión con una mujer a la cual quiere rescatar de un mundo al cual ve como corrompido y sucio. Es tal el paralelismo que tenemos una escena con un guiño explícito (tan explícito que es hasta un poco grueso) con un personaje secundario haciendo una cita textual del film de Scorsese. Como para dejar en claro que la referencia es consciente y a propósito. El elemento místico toma preponderancia en la mente de Luna y esto se hace más evidente en la forma obsesiva (y van) con que escucha un predicador de radio, tanto en su casa como durante los viajes que hace en el camión blindado para penuria e incomodidad de sus compañeros. Este discurso en off (que suena en tono más como el de un locutor que como el de un predicador real) se impone también como recurso y suena en varios pasajes al mismo tiempo que una tomas aéreas del camión circulando, como una suerte de perspectiva de Dios observando desde lo alto el deambular de sus criaturas. Justamente la circulación en el camión pero en su interior, mostrando la cotidianeidad de Luna y sus compañeros, es la aporta cierta carnadura y credibilidad aunque los diálogos sean algo estereotipados (los trabajadores alardeando de sus conquistas o la forma evidentemente condescendiente con que tratan a su chofer). Mientras tanto Luna se dirige inexorable a su misión, blindado por su delirio a cualquier razonamiento, mientras el espectador, al principio solidario, se siente cada vez más extrañado de el. Blindado es un policial correcto aunque previsible, con una puesta tradicional de parámetros industriales. Y si bien el referente más obvio está en un film americano de los 70, formalmente está más cerca del cine policial argentino de los 80 y principios de los 90, un tipo de cine que uno tiende a creer perimido pero que vuelve con insistente frecuencia. BLINDADO Blindado. Dirección: Eduardo Meneghelli. Intérpretes: Gabriel Peralta, Aline Jones, Luciano Cáceres, Luis Ziembrowski, Facundo Aquinos, Lautaro Delgado, Esteban Menis, Gonzalo Urtizberea. Sandra Smith. Guión: Leonel D’Agostino. Basado en un libro original de Luis Saez y Tomas Foti. Fotografía: Gustavo Biazzi. Música: Guillermo Pesoa. Edición: Juan Pablo Docampo. Dirección de Arte: Alicia Vazquez. Producción: Fer Rubino, Mario Levit. Producción Ejecutiva: Fer Rubino, Nicolás Batlle. Diseño de Producción: Cadi Martín. Distribuye: Cine Tren. Duración: 82 minutos.
Es un caso interesante el de Eduardo Meneghelli, que tras una larga trayectoria teatral decidió incursionar en el cine con una prolificidad pocas veces vista. Con las dificultades de filmar en Argentina, se despachó tres películas en un año. Una suerte de trilogía en el terreno del policial, con Gabriel Peralta como el protagonista absoluto. Blindado es una apuesta ambiciosa, con una digna producción y un importante equipo de talentos para comandarla, pero adolece de gruesos problemas que ya se notaban en Román y que esmerilan lo que podría haber sido un absorbente thriller psicológico.
Si debo ser sincero desde el principio “Blindado” no me gusto y me aburrio y creo que no hay nada peor que una pelicula que aparte de que consideres mala sea aburrida, pero lamentablemente esa es mi postura. El cine argentino tiene un monton de joyas y seguro que muchas mas por venir, pero “Blindado” lamentablemente no va a ser una de ellas y tal vez dure poco en pantalla y como todos sabemos, eso no ayuda en nada. La historia es sencilla y se resume a lo que pueden leer en la sinopsis, por ahi podria uno decir que suena interesante, pero la forma en la que es conada la historia es el principal problema, es lenta y eso que hablamos de una película de 88 minutos, pero lo que abruma es una radio que suena en la mayoría de la cinta con una persona hablando de la biblia y pasajes, todo esto para dar mas “sentido” a la motivación de Luna (Gabriela Peralta) pero llega un momento que es insoportable. Las actuaciones son normales, nuestro protagonista deja un poco que desear, si bien entiendo que sea una persona con fragilidad mental por lo que vivió, lo sentí como que no era convincente, su actuación es distante, se siente como que no pudo conectar con las diferentes emociones por las que atraviesa su personaje. Detalle aparte que tanto Luna como Vitali (Luciano Caceres) aparentan ser personas que se “comen” la letra S o arrastran las palabras o de habla “chabacana” para luego mas adelante olvidarnos por completo de esto. La química con Aline Jones (Selva) es casi inexistente y se hace complicado creer la historia que desean contarnos. Si quiero resaltar que la forma en la que esta filmada y las tomas aéreas para pasar de una escena a la otra están muy buenas, bien logradas, la dirección en eso es excelente, pero es lo único que me gustaría resaltar. Lamentablemente no recomiendo esta película, no me gusto y es una lastima por que realmente quería que me gustara, como si me paso con 4×4.
Si bien nosotros fogoneamos siempre el apoyo a la industria fílmica nacional, sabiendo el esfuerzo extra que conlleva hacer cine en nuestras pampas; es lastimoso ver cuando buenas oportunidades hacen agua como es el caso de BLINDADO. Aunque la dirección a cargo de @eduardo_meneghelli es lo mas destacable exponiendo una (su) visión de alguien que de arte sabe y mucho, y los planos son no sólo inteligentes sino también muy eficaces en el alicaído relato; el guión y las actuaciones tiran todo por la borda. Los protagonistas no transmiten absolutamente nada y hasta parece por momentos una parodia de lo mal que está actuada la cinta. @lucianocaceresok es el co-protagonista que rema todo el tiempo con su ya probada prestancia y talento sumando a @sandrasmith07 -en escenas mínimas- pero bien actuadas como lo mejorcito de la cinta en ambos casos con un Luis Ziembrowski absolutamente desaprovechado. La fotografía, la música y cierto suspenso creado son valiosos pero todo queda en la nada ante semejante insulso protagonismo actoral y si, por una fracción de minuto, uno creía como espectador que había un ton y un son, lamentablemente nos quedamos esperando hasta el día de hoy que algo suceda...
La trama está relacionada con un transporte de caudales y con la persona que lo conduce a diario, Luna (Gabriel Peralta, después de Román y Ruleta Rusa, vuelve a trabajar con el mismo director Eduardo Meneghelli) un ser perturbado después de haber vivido una tragedia familiar, vuelve a sus actividades, él recibí mensajes a través de lo que escucha en su mente, un programa radial y de lo que sueña, después del pecado él puede ser el vehículo protegiendo a una mujer y a su hijo y para eso idea un plan. El film tiene un buen manejo de cámara en sus escenas aéreas, una buena fotografía y su música acompaña, los rubros técnicos logrados, algunos temas quedan sin desarrollar o profundizar, los relacionados con la violencia de género, no se conoce más allá de lo que se muestra del protagonista y casi nada del resto. Dentro del elenco secundario Luciano Cáceres se luce en pocos momentos, porque su personaje no está del todo aprovechado, como así también el de Luis Ziembrowski, Lautaro Delgado, Adriana Aisenberg y Gonzalo Urtizberea.
Tercer largometraje de Eduardo Meneghelli (con larga trayectoria en la actividad teatral), le antecedieron “Román” 2017, y “Ruleta rusa” 2018, “Blindado”, puede inscribirse en el subgénero del thriller ,– películas de golpes o heist movies, centrados en robos planificados y con gran cantidad de dinero en juego, pero las cosas habituales de estos robos se desdibujan cuando el foco de atención se desplaza hacia el mundo interno del protagonista, Luna (Gabriel Peralta, actor venezolano fetiche del realizador, pues cubrió también al personaje central en sus dos producciones anteriores Tras la muerte de su familia, esposa e hija, en un accidente, Luna cae en una profunda depresión hasta que en un sueño se ve a sí mismo manejando en la ruta junto a una mujer y su hijo, ella es Selva),(Alicia Jones, actriz brasileña) empleada de la transportadora de caudales donde él trabaja, a quien él apenas la conoce pero lo toma como una revelación: tiene que salvar a Selva y su hijo (Emilio Vodanovich), para ello recupera su trabajo como chofer de caudales, se acerca a ella y su vida vuelve a tener sentido, decide ayudarlos y proveerlos para un futuro mejor…y prepara un arriesgado plan para lograrlo. “Blindado” es una producción que tiene partes bien logradas, las mejores escenas son las qiue se juegan dentro del vehículo, cuando están en el blindado, con sus compañeros, que son claustrofóbicas,: Vítale (Luciano Cáceres), Luisito (Luis Ziembrowski) El pony (Lautaro Delgado), Quique (Esteban Menis), y Yáñez (Gonzalo Urtizberea) con buenos desempeños, es más, sobresalen frente a la inexpresividad del protagonista. Por otra parte se suman repeticiones de tomas aéreas que cansan, con un guion que adolece de no cerrar los personajes, y un desenlace que no se lo cree nadie, salvo que la comunidad donde sucede, por sufrir de sordera generalizada.
Are you talking to me?, bromea uno, en los primeros minutos de este thriller argentino. Acaso como un homenaje a Taxi Driver, el clásico de Scorsese, o una versión criolla, Blindado es la historia de un tipo traumatizado y medicado, que encuentra contención en las oraciones de un pastor evangélico y consigue trabajo, por esas cosas, como chofer de un camión de caudales. En las vueltas conoce a una mujer maltratada (la brasilera Aline Jones) que tiene un hijo: dos personajes que se parecen a la pesadilla de sus sueños traumáticos, vinculada a la pérdida de su familia. Y decidirá ayudarla. Con logradas escenas de acción (es el tercer largo de su director), que la incluyen en el género de atracos, poco transitado por el cine argentino. Sin embargo, Blindado adolece de algunos problemas, como niveles desparejos de interpretación, que le restan poder de convicción.