Blanca como la nieve

Crítica de Gastón Dufour - Cinergia

El clásico moderno

Blanca como la nieve, de la directora Anne Fontaine, supone en principio una muestra del deseo sublimado luego de la apertura emocional de una joven mujer presionada y fuertemente vigilada por una mujer que además de someterla, la envidia. De alguna manera pareciera tomar algo de “El retrato de Dorian Gray”, por esto de la envidia de la belleza y la juventud para adaptar un relato clásico. Y bueno, no es spoiler porque el título ya casi lo dice todo. De cualquier modo la mención a la novela de Wilde pasaría por alto dado que es una idea base y un conflicto bastante utilizado… siempre la cuestión reside en el modo en que se lo utiliza.

Particularmente tengo un tema con una de las actrices principales, Isabelle Huppert, quien me parece algo afectada, exagerada… Lou de Laage hace un papel que le exige un accionar promedio y para el que con su gracia natural le alcanza…

Algunos momentos de Blanca como la nieve pueden resultar algo interesantes, pero por lo demás hay una suerte de obviedad de lo que se muestra y lo que el observador puede interpretar de ello. Si la idea era validar el disfrute sexual de la mujer a través del personaje de de Laage, eso no parece haber salido muy bien. Muy por el contrario si el deseo de la joven debía interpelarnos, convertirnos en (casi) involuntarios mirones de su disfrute, y tal vez avergonzarnos un poco por ver.

Blanca como la nieve es una película que adapta un relato clásico y recupera elementos de otros para convertirnos en mirones de lujo y avergonzarnos, tal vez, de ello.