Blair Witch: La bruja de Blair

Crítica de Laura Petroff - El Lado G

Un homenaje actualizado a la original en manos de gente que sabe cómo tratar al género.

La manera en la que se presenta el horror fue evolucionando con los años. Desde mostrar todo hasta no mostrar nada, desde escenarios posibles hasta otros extraordinarios, cualquier cosa que alguna vez le puso la piel de gallina a alguien tiene hoy su hora y media de gloria. Una vez que todos los temas se acaban ¿qué queda? Cambiar la forma de contarlos, claro. A pesar de que el género de found footage (“grabaciones encontradas”) ya tenía algunos referentes, la franquicia de Blair Witch Project fue una de las primeras en utilizarla dentro del cine más actual. Aun hoy, esta franquicia es capaz de ponerle a cualquiera los pelos de punta, y tal vez no había mejor momento que este para estrenar una secuela.

Veintidós años después de los hechos ocurridos en The Blair Witch Project, un nuevo grupo de jóvenes se adentra en el bosque. Con la ayuda de dos nerdos locales de lo paranormal, James investigará la desaparición misteriosa de su hermana Heather y sus dos amigos, durante la filmación de un documental. La leyenda de la bruja que maldice esos terrenos no los detiene, pero cuando se dan cuenta de que los persiguen, todo el plan quedará obsoleto. Lo único que importa ahora es sobrevivir.

A pesar de que hubo un intento de crear una secuela de la aclamadísima Blair Witch Project en 2000, no fue ni la mitad de exitosa y ni siquiera los que trabajaron en la producción quedaron contentos con el resultado. Lionsgate terminó por contratar a Adam Wingard como director y a Simon Barrett como guionista, ya que ambos tienen experiencia con terror found footage por su trabajo en V/H/S (2012). En cuanto al reparto, son todos bastante desconocidos, salvo Valorie Curry que contó con un importante rol en The Following (2013). En el papel del hermano de Heather está James Allen McCune, que formó parte del cast de Shameless en 2014. La elección de actores no muy renombrados para películas de terror es común, y sirve a muchos para darle un arranque importante a su carrera. Todo el breve elenco hizo un buen trabajo, y junto con un guión y dirección apropiados lograron una secuela con todos los trucos de la original pero bien actualizadas a lo que es el terror como género hoy.

Desde las primeras películas de found footage (Holocausto Caníbal, 1980), se logró mucho progreso. Blair Witch Project fue la primera en utilizar internet como medio para publicitarse. Esta inmersión, extraña para la época, creó un límite difuso entre la ficción y la realidad que ya nunca va a poder repetirse. La magia que rodeaba toda esta franquicia sólo alcanza para un intento, y por muy efectiva que haya sido, terminó. Lo único que resta es, frente a otras películas de este estilo, darle una vueltita más a la perilla de la suspensión de la incredulidad, algo todavía realizable.