Black Widow

Crítica de José Rey - Bendito Spoiler

Luego de varios años de dudas corporacionales y una pandemia de por medio, llegó finalmente la película en solitaria de Black Widow, el personaje de Marvel interpretado por Scarlett Johansson que ha sido una pieza fundamental en todo su universo. Ambientada en los eventos posteriores a Civil War, la vengadora se encomienda a resolver algunas cosas pendientes de su pasado en un filme que más que otorgarle un cierre a la historia del personaje, deja en evidencia lo que pudo llegar realmente a convertirse.

Scarlett Johansson y muchos seguidores del universo de Marvel tenían una gran cuenta pendiente. Conocer el pasado del Black Widow. El personaje que conocimos en Iron Man 2 se estableció a lo largo de las películas como un componente importante pero siempre siendo una actriz secundaria. Hasta ahora sabíamos muy pocas cosas de ella. Es una gran agente, baila ballet, no puede tener hijos, tuvo un fallido romance con Bruce Banner y no más. Incluso para ser Marvel, compañía que le encanta sobreexplicar las cosas en pantalla, siempre fue raro no ver realmente que es lo que motivaba a Natasha Romanoff a ser como es. Esta película apenas logra su cometido pero sin mucho más.

La historia inicia en 1995 en Ohio con unos simpáticos momentos donde vemos a la joven Natasha con su familia. Tiene una hermana y unos padres. Vemos una escena bastante natural y calidad. Quizás la más realista de todo el UCM sin pantallas verdes. Todo iba bien hasta que deben escapar rápidamente de su casa ya que realmente estaban infiltrados en los Estados Unidos trabajando en una misión secreta. Tras una gran escena de persecución que mantiene la tensión en todo momento, descubrimos que todo es una farsa ya que no son una familia real. El padre es Alexei Shostakov, el Guardián Rojo interpretado por David Harbour. La madre es Melina Vostokoff encarnada por Rachel Weisz. Y la hermana mejor es Yelena Belova, quién en el presente será caracterizada por Florence Pugh. Luego de escapar, ambas chicas son separadas de sus “padres” y enviadas a la Sala Roja, lugar donde completaran su entrenamiento para convertirse en Viudas Negras.

Ya en el presente, luego de traicionar al Team Iron Man en los eventos de Civil War, Romanoff debe desaparece del mapa hasta que se calmen las cosas. Simultanéame Yelena, quien sigue trabajando como una Black Widow, obtiene un antídoto que puede salvar a sus compañeras, ya que estas están siendo controladas mentalmente. Ella decide mandárselo a Nat y así inicia una historia genérica más de Marvel.

Me detuve a explicar el inició de la película ya que este embrollo que se nos presenta deja en evidencia que el personaje de Black Widow daba para, por lo menos, más de una película. No una cinta descontextualizada que no le aporta al Universo de Marvel. Con el filme completamente visto es natural preguntarse ¿en qué cambió Natasha entre esos sucesos y los de Infinity War? ¿Por qué se termina sacrificando en End Game cuando ahora tiene la familia que siempre quiso? ¿Por qué nunca volvió por Yelena? Son preguntas que se establecen en la cinta y no tienen una respuesta. Especialmente por tener un final muy débil hecho a la apuradas.

En general Black Widow es una película disfrutable que no sale de la media de Marvel. Es una cinta inspirada en las clásicas películas de espías que en el tercer acto tiene un agradable homenaje a la saga de Misión Imposible. Cuenta además con una subtrama familiar lograda. En cuanto a los personajes, la única que realmente tiene tiempo para desarrollarse es Florence Pugh quien pasa la prueba de los Avengers con buena nota, además de tener una gran química con su “hermana”. Por su parte Alexei y Melina terminaron siendo un relleno más. Incluso en un momento Melina toma una decisión que realmente no se explica nunca. Esto pasa porque la película no tiene profundización por ninguna parte.

Para destacar queda el trabajo de su directora: la australiana Cate Shortland (Lore, Berlin Syndrome). Se puede ver en la película un gran aporte de nuevos elementos de diversidad en un género adueñado históricamente por la testosterona. Puede ser el inicio de una ola de renovación que quiere instalar Marvel (Choé Zhao con los Eternals).