Bixa Travesty

Crítica de Juan Pablo Russo - EscribiendoCine

Sin pelos en la lengua

Bixa Travesty (2018) es un apasionante documental biográfico sobre Linn da Quebrada, una cantante trans negra de una favela de San Pablo que revolucionó a todo Brasil cuando, a través del crowdfunding, editó su primer disco, Pajubá, con letras que iban en contra del orden blanco, heteronormativo y machista. Bixa Travesty se estrenó en el pasado festival de Berlín y su contenido político e ideológico hoy se resignifican tras el triunfo presidencial del ultraderechista Jair Bolsonaro.

Autodenominada marica travesti (bixa travesty), la música de Linn da Quebrada está enmarcada dentro del funk brasilero, pero va más allá de un proyecto sonoro y se convierte también en una performance que habla sin tapujos sobre la transexualidad y los significados de ser hombre o mujer.

Claudia Priscilla y Kiko Goifman encadenan a través de un montaje rabioso el registro de las diferentes actuaciones de Linn en las que arremete contra los machos alfas y sus estándares de género, pero también la muestran en entrevistas de radio dramatizadas en las que dice sin ningún tipo de tapujo lo que piensa sobre feminismo y transexualidad y en su vida privada junto a amigos y familia hablando sobre pobreza y racismo,

Linn da Quebrada convierte el cuerpo trans femenino en un medio político de la expresión en el espacio público y privado. Ella es una mujer cuya identidad de género no está limitada por sus genitales y que está siempre en estado de fluidez. Bixa Travesty se juega claramente por un discurso, sin maniqueísmos, sin concesiones, en el medio de un Brasil que gira hacia el fascismo y en donde Linn da Quebrada se convierte en emblema de la resistencia.