Birdman o (La inesperada virtud de la ignorancia)

Crítica de Lilian Lapelle - Cine & Medios

Volando sobre Broadway

Riggan Thomson (Michael Keaton) es un actor que se hizo famoso interpretando al superhéroe Birdman en varias películas de principios de los noventas, y que fueron tremendos tanques de Hollywood. Ahora, ya pasados los cincuenta, Riggan quiere ganar fama como actor serio montando una obra de Raymond Carver ("What We Talk About When We Talk About Love ") en un teatro de Broadway, la cual adaptó y también dirige y protagoniza. La analogía entre el personaje y su actor es obvia, Keaton protagonizó dos películas como Batman, en una época donde no existía el furor por los cómics que hoy explotan tanto Marvel como DC.
El ambicioso proyecto de Riggan no solo se está llevando todo su dinero sino también toda su energía, ya que la obra no presenta más que contratiempos. El actor principal debe retirarse un día antes del preestreno luego de un accidente en el escenario, y para su reemplazo la producción consigue mágicamente que Mike (Edward Norton) -un prestigioso actor del under de esos con mala fama y que despotrican contra el cine y la tv-, acepte trabajar en la obra. Pero lo que parecía un milagro termina convirtiéndose en una pesadilla. Mike es un gran actor, pero también es insoportable, egocéntrico y capaz de hacer cualquier cosa arriba del escenario para lograr que su interpretación sea realista, dejando al resto de los actores al borde de un ataque de nervios.
Los problemas de Riggan no hacen más que acumularse, dentro y fuera del escenario, no solo debe lidiar con la presión de la obra y la prensa, sino también con una ex esposa y una hija adolescente recién salida de rehabilitación, que lo acusa de haber sido un padre ausente. Este último ángulo es tal vez el más flojo del guión, por constituir un cliché en sí mismo que resta vuelo a un relato que procura llegar muy alto.
En armoniosos planos secuencia -acompañados por una batería que regula sus beats de acuerdo a lo que le pasa al protagonista, y con inteligentes y funcionales puestas en escena que permiten jugar con el paso del tiempo-, Riggan recorre el teatro y sus alrededores, sumergido en el caos, con una voz que lo persigue, como un lado oscuro de su conciencia que le recuerda una y otra vez que esto no es para él, que no es así como ganó su fama, que lo suyo son las películas de acción, esas con superhéroes magníficos y carismáticos.
Ese lado oscuro es nada menos que Birdman, el personaje que le dio fama, pero al que no puede sacárselo de encima. A través del personaje de ficción, y desde ese lado surrealista, la película construye una reflexión sobre el cine, el entretenimiento, el público y los críticos. Cargada de ironías, con bastante humor negro, riéndose de los lugares comunes, y paseando por todas las situaciones en las que puede encontrarse un actor.
Birdman, es una película técnicamente impecable, cargada de poesía, donde el mundo real y el inconsciente se funden para mostrarnos un mundo tan complejo como el de la actuación y sus circunstancias, con extraordinarios diálogos, y excelentes actuaciones.