Bigli

Crítica de Martín Chiavarino - Metacultura

El tío borracho

Un periodista acongojado por la muerte de su esposa ahoga sus penas en el alcohol hasta que su rebelde sobrina llega con una noticia que lo sacará brevemente de sus pesares. Bigli es un hombre que vive para lamentar el fallecimiento de la pareja con la convivió toda su vida, que habita en un barco amarrado a un puerto, pero sin pagar el amarre mensual desde hace seis meses, y que tiene una excelente relación con su sobrina, que es proporcionalmente opuesta a la mala relación con los padres de la chica. Cuando la sobrina huye de su casa para vivir su vida, Bigli intentará protegerla de un padre que la quiere enviar a Londres a estudiar.

En su largo declive Bigli pasea por las calles y se patina la plata de su indemnización del periódico por la Galería Güemes en la calle Florida y el centro de la Ciudad de Buenos Aires en divertidas escenas surrealistas en las que el hombre ve el mundo desde su perspectiva alcoholizada. Entre el mundo de Bigli que se desmorona, desaliñado, borracho, desubicado y sin un mango partido al medio, y la familia de su sobrina, hay un abismo. Ellos envían a su hija a un centenario colegio religioso bilingüe, donde se valoran las aptitudes humanistas y se incentiva la actuación. Bigli acude a la invitación de la sobrina a la escuela para ver la obra en la que ella actúa junto a su novio, La Tempestad, de William Shakespeare. A pesar de estar sumido en sus miserias Bigli logrará tomar, al menos por un rato, las riendas de sus asuntos para ayudar a su sobrina a lograr la libertad que sus padres le niegan.

Bigli (2021) es el primer largometraje de ficción del realizador Nicolás Tacconi, conocido por los documentales Aire de Chacarera (2012) y Los Rayos (2021), escrito en conjunto con Dodi Scheuer y Nicolás Gueilburt en base a un cuento del propio realizador. Tacconi crea una película melancólica, con chispazos surrealistas y una excelente fotografía a cargo de Lucio Bonelli, recordado por su participación en Tiempo de Valientes (2005), el film de Damián Szifron.

Tacconi logra crear un personaje entrañable, construirlo en su intimidad, deambulando sin rumbo de bar en bar, caminando o en su auto, pero deja demasiados cabos sueltos, no profundiza ningún tema y desperdicia algunos momentos de tensión narrativa como la confrontación entre Bigli y la hermana melliza de su esposa fallecida. También falta desarrollo de varios personajes secundarios, que no aportan demasiado y merecían un poco más de protagonismo.

El papel ampuloso de Luis Luque como Bigli funciona en la propuesta y el acompañamiento de Ana Celentano, Ana Katz y María Onetto no podría ser mejor para una película que le falta algo de desarrollo y profundidad en una historia que se resuelve demasiado rápido. Laura Grandinetti también ofrece una buena labor y Rocco Posca se destaca por su naturalidad en un papel muy pequeño, el novio de la chica. A pesar de todo, Bigli es un film entrañable sobre un hermoso perdedor que a pesar de caer en la oscuridad logra levantarse para ayudar al único ser querido que le queda, su sobrina.