Bestia

Crítica de Jesús Rubio - La Voz del Interior

Lo peor que le pueden hacer a un león es matar a su manada en territorio propio, porque es muy probable que el rey de la selva, si logra sobrevivir, no descanse hasta cobrar venganza.

En Bestia, el director islandés Baltasar Kormákur lleva esta premisa de ficción hasta el paroxismo, y cuenta una historia de supervivencia que se convierte en un verdadero infierno para los protagonistas.

Idris Elba es Nate Samuels, un médico viudo que viaja a África con sus dos hijas adolecentes para tomar un descanso y reconciliarse con él mismo, ya que quedó con culpa por la muerte de su mujer, de la que se había separado justo antes de que el cáncer se la llevara.

La familia quiere que el viaje sea ameno, turístico, distendido, y para ello acuden al asesoramiento de un amigo, Martin Battles (Sharlto Copley), guardia de la reserva natural del lugar y “anticazador”, es decir, un guardia que protege a los animales de los cazadores ilegales, además de ser guía de los safaris para turistas.

El problema es que el guion de Ryan Engle, basado en una historia de Jaime Primak Sullivan, recurre a casi todos los lugares comunes del cine de supervivencia (o survival movie) y del subgénero “animales asesinos”, tanto en la construcción del suspenso como en los vicios, giros y trampas que, por lo general, tienen estos guiones de fórmula para alargar escenas.

Sin embargo, hay que reconocerle al director las buenas intenciones de hacer una película arriesgada, difícil y concentrada exclusivamente en el enfrentamiento entre un león agresivo y un padre dispuesto a entregar la vida por sus hijas.

La película empieza con un prólogo que muestra cómo unos cazadores ilegales masacran a una manada de leones durante la noche, aunque el líder de los felinos logra escapar. Los cazadores intentan seguirlo, pero el león vuelve con furia y mata a varios de ellos. De entrada queda planteado el motivo que moverá al animal salvaje.

Y quienes se le cruzan por el camino son los recién llegados Nate y sus hijas Meredith (Iyana Halley) y Norah (Leah Jeffries), junto al guardia interpretado por Sharlto Copley, quien les presenta a una manada de leones amistosos. La escena recuerda a Roar (1981), el clásico de culto dirigido por Noel Marshall, por su realismo natural extremo.

Todos los elementos de Bestia están para encajar en algún lado, más allá de que el director también toma muchas decisiones que quiebran la verosimilitud, como la escena en la que el león le perdona la vida a un personaje importante, o en la que una de las hijas decide salir de la camioneta cuando no tiene que salir, entre otras inconsistencias lógicas.

La otra virtud de la película es el manejo de la cámara, que persigue a los personajes como si estuviera acechándolos. La actuación de Idris Elba es otro acierto: el actor es sólido y convincente en su papel de padre con culpa, a pesar de que queda atrapado en situaciones traídas de los pelos. La película quiebra el realismo a cada rato, pero aun así logra mantener el suspenso.

Bestia es una aventura de supervivencia que en su enfrentamiento final parece quebrar con toda posibilidad de verosimilitud, pero es justamente ese duelo lo más realista que tiene, ya que un verdadero padre está dispuesto a todo con tal de defender a sus hijas.