Bestia

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

Si uno no se hace pretensiones Bestia es un entretenimiento pasable. Recicla cosas de otras películas mejores, tiene algo de tensión, el drama zafa, los CGI están bastante bien sin ser excelentes y los personajes se debaten entre la lógica y la estupidez de manera regular. Para ver en streaming está mas que ok; para ver en cine o alquilarla en videoclub – si tal cosa sigue existiendo – medio que no vale la pena. Las perfomances y la buena dirección hacen obviar lo rutinario de todo el asunto.

Si hay influencias para todo este estofado, pasan por tres lados: la obvia – y que una de las intérpretes subraya en el filme al llevar la camiseta de una película tan vieja como Jurassic Park (y no Jurassic World, que es de esta generación) – es que reciclan la escena de los pibes varados en la camioneta y siendo atacados por el T-Rex (no como un crítico dijo por ahí “retoma el tema del hombre contra la violencia de la naturaleza del filme de Spielberg, blablablá”; andá pashá, bobo). En lugar de un dinosaurio con una hilera interminable de dientes golpeando ventanillas y techos acá hay un león devorador de hombres, un bicho enviciado con la sangre humana que mata más de lo que puede comer (y sí: la comparación con The Ghost and the Darkness – un título ampliamente superior a este producto – es inevitable y obvia, he allí la segunda influencia). El ataque a la camioneta es casi un calco del filme de Spielberg. La última influencia que todo el mundo parece olvidar es Cujo, el filme de 1983 con el San Bernardo rabioso asediando a una madre y su hijo varados en un auto durante días, y que estaba basada en una novela de Stephen King. Sin armas, con hambre, calor, cansancio y gente herida – y sin posibilidad de asomar la nariz sin que la criatura te la arranque -, llega un momento en que el (o la, en el caso del filme del perro rabioso) debe salir sí o sí de su refugio y debe tener un duelo mano a mano con la amenaza de turno en un último acto desesperado. Acá las bazas son peores porque el león es mucho más grande que un San Bernardo, y las probabilidades de ganarle en una pelea con las manos desnudas equivalen a cero.

Si esto es material de filme de cable, la cosa mejora con las interpretaciones. Como actor Idris Elba no me ha impresionado demasiado en lo poco que he visto de él: siempre parece reducido a muecas y sacudidas de cabeza al estilo de George Clooney en sus primeras épocas. Tampoco lo he visto en sus roles más serios, pero te da la impresión de que es un tipo que no está cómodo con los blockbusters que ha protagonizado, escupiendo latiguillos y haciéndose el canchero – léase, filmes de superhéroes ya que estuvo tanto en Marvel como en DC -; acá le dan una historia chiquita – padre divorciado que debe hacerse cargo de sus dos hijas luego que su ex esposa muriera de Cáncer – y el tipo se lanza con gusto al drama, siendo creíble e histriónico. Las dos pibas se alternan entre lo dramático, lo lógico y lo insufrible: cuando le dicen que no a la mayor, va y lo hace, y a veces le sale bien y termina como una heroína y otras veces es una caprichosa infumable. Mejor es el desarrollo de la más chica, que tiene los sentimientos a flor de piel y que a veces hace de intermediaria entre el padre inexperto y la hermana mayor que le reclama todo y lo culpa por la muerte de la madre. Al grupo se une Sharlto Copley (Hey! éste era un buen candidato para Wolverine, lástima que ahora tiene 49 pirulos!) que es amigo de la infancia de Elba en su Sudáfrica natal, los lleva de safari a una región aislada de los senderos para turistas (ups!) y allí pasa lo que obviamente que tiene que pasar. El león los ataca, quedan varados, ni la radio ni el coche funcionan, no tienen armas, etc, etc.

Cuando el león ataca, lo hace de manera viciosa y está rodado con bastante nervio. Se supone que el bicho está todo tajeado por todas partes ya que lo suyo es brutalidad pura, pero también sirve para camuflar que el rostro del león no se ve tan natural como debiera (aunque sin llegar a ser el engendro que perseguía a Robin Williams en la primera Jumanji). Las refriegas con el bicho tienen bastante lógica aunque, como cualquier película de terror que se precie, si los personajes no hacen cosas estúpidas no habría trama. En un momento llegan a un refugio y lo primero que hacen es dejar todas las puertas abiertas (!) con lo cual, si el león no los achura es porque el libreto no quiere.

Con una acción bastante decente y algo de trasfondo dramático pasablemente escrito, Bestia se deja ver. Como todo, siempre hay cosas reñidas con la lógica pero para pasar el rato sirve. La química del grupo es buena, hay buena tensión… ¿que más pedir para algo gratis que te ofrecen en streaming para matar el tiempo?.