Francisco. El Padre Jorge

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Más hagiografía que biografía

Tras varios documentales bien informados, como "Francis: The Pope From the New Word" (producción de Knights of Columbus, histórica organización católica norteamericana que en cierta época llegó a ser perseguida por el Ku Klux Klan) y el nacional "Francisco de Buenos Aires", de Miguel Rodríguez Arias, se estrena ahora la primera película de ficción sobre monseñor Bergoglio, que además es la segunda sobre un Papa en ejercicio (la primera fue "De un país lejano", Krzysztof Zanussi, Polonia, 1981, sobre Karol Wojtyla antes de convertirse en Juan Pablo II). Esta iba a llamarse "Historia de un cura", o "Bergoglio, el Papa Francisco", pero al final quedó un título más familiar: "Francisco, el padre Jorge". Buena idea, porque la película quiere mostrar al mundo quién era el Papa antes de ser consagrado, y porque él, en el fondo, y para quienes lo conocieron acá, sigue siendo simplemente "el padre Jorge", un pastor sencillo y cercano, ajeno a los oropeles del poder.

De ficción, la obra tiene bastante poco, ya que mayormente se dedica a escenificar varias anécdotas debidamente confirmadas de su vida, desde la adolescencia y sus varias luchas en diversos frentes sociales, hasta el dia posterior a su proclamación en el Vaticano. Por lo común se trata de anécdotas ya conocidas, mezcladas con otras de inesperada actualidad, como su bondadoso consuelo a una mujer arrepentida de haber abortado. Sin dudas, escenas como esa resultarán muy agradables entre los fieles, a los cuales va dirigida la obra en primer término.

Se muestra también su habilidad para la defensa y el ataque, y su entereza frente a enemigos temibles, como el almirante en quien se sintetizan varios militares de la época más brava, y la señorona que viene con amenazas, representando algunos poderes económicos y seguramente también políticos. Una lástima que este último personaje tenga más bien carácter abstracto. Precavido, el guión no quiso avanzar en este asunto.

De todos modos, ese no es el mayor problema. Tampoco el comienzo con tomas aéreas de Buenos Aires donde falta justamente la Villa 31, ni la forzada excusa de una periodista española haciendo un "tour papal" con su nena, ni el descuido de lenguaje en una escena de los '50 donde un joven trata de "¡Chicos!" a sus compañeros de billar (en los 50 lo hubieran echado a patadas, y después también). El mayor problema es que, más que una biografia, ésta es una hagiografía, la vida de un santo, y como tal puede irritar a los escépticos y los progres, y hasta cansa un poquito a los mismos fieles. Por suerte nuestro sacerdote también tiene sus picardías y humoradas, dignas de recuerdo. Otra suerte mayor: la última media hora va creciendo en emoción, y tiene muy buenos méritos de escenografía y casting (algunos cardenales parecen elegidos por Lombroso).

Elogios para Darío Grandinetti, Emilio Gutiérrez Caba en el papel de prelado amigo, Carola Reyna, Mariano Bertolini, Jorge Marrale, Abel Ayala y largo elenco, amén de Graciela Fraguglia, directora de arte, José Quetglas, maquillador, Marcela Vilariño, vestuarista, Federico Jusid, músico, etc. A señalar, el libro de Elisabetta Piqué "Francisco. Vida y Revolución", en el cual se inspira libremente esta película creada por Beda Docampo Feijóo.

Y a recordar, "El cura gaucho", "El cura Lorenzo", y aquel cura que se las agarraba a alpargatazos con un criollo pendenciero en "Alto Paraná. Ninguno llegó a obispo, pero merecerían estar en el santoral.