Berberian sound studio

Crítica de Fernando Herrera - Mirar y ver

Los gritos del silencio

Gilderoy, un prestigioso ingeniero de sonido interpretado a la perfección por Toby Jones, es invitado a trabajar en un estudio italiano para la grabación y mezcla de los efectos sonoros de una película de la que no conoce prácticamente nada. Un halo de misterio envuelve al lugar y a los personajes que lo habitan. Una vez allí trata de hacer lo que mejor sabe, pese a la burocracia kafkiana y al enrarecimiento lyncheano que se encargan de a poco de erosionar la realidad.

Berberian sound studio es un atractivo canto de amor al diseño sonoro en el cine, lleno de guiños al “Giallo”, ese subgénero de cine de suspenso italiano que tuvo su era de gloria en los setenta. Peter Strickland acierta al dotar de una forma estilizada y un clima claustrofóbico a una trama cuyos pliegues recurren al tema del doble, el mítico doppelgänger, para borronear los límites entre la realidad de Gilderoy y la ficción que contribuye a gestar.

A fuerza de encanto y cinefilia, obtuvo el premio a la mejor película en la Competencia Internacional del BAFICI 2013. Un Giallo que se impone en el festival más Argento.