Belle

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Suzu es un alma en pena. Esta estudiante de 17 años que transita la etapa final del colegio secundario sigue sufriendo la temprana muerte de su madre, vive con su padre en las afueras de la prefectura de Kochi, y -dominada por la timidez y los traumas- no logra vincularse con las chicas y chicos de su edad. Sin embargo, cuando descubre "U", un espacio virtual con una realidad simulada plagado de glamour, música, colores y criaturas fantásticas, asume allí el rol de Belle hasta convertirse en una cantante e influencer con varios millones de seguidores.

No es difícil ver en Belle una alegoría de los efectos nocivos del bullying, del odio creciente en redes sociales, de los mensajes confusos y manipuladores de las fake news, de la alienación y la angustia que padecen tantos adolescentes. Pero al mismo tiempo que Hosoda nos advierte de ciertos peligros y excesos de la virtualidad como refugio frente a las amenazas del mundo real, nos recuerda que los sentimientos más puros y nobles también están ahí, con solo rascar un poco esa superficie que en principio nos devuelve una imagen poco estimulante.

Belle es un fascinante, entrañable y hermoso viaje de iniciación, búsqueda, empoderamiento y maduración que podría dialogar con cualquier historia femenina de Disney, pero desde otra estética (la del mas bello animé) y otra perspectiva (la tradición japonesa).

Mezcla de drama familiar, musical, cuento de hadas en la línea de La Bella y la Bestia, romance, épica fantástica, ciencia ficción y alegoría social, Belle nos sumerge en un mundo en el que conviven la belleza y la sordidez, el amor y el dolor, las contradicciones entre ser anónima en la cruel realidad y una estrella en la virtualidad. Y lo hace con ese look entre vintage, pop y futurista, esa creatividad inagotable y esa sensibilidad tan particular que ya son parte esencial del sello autoral de un Mamoru Hosoda que alcanza finalmente el amplio estreno en salas que su cine venía pidiendo y mereciendo.