Belfast

Crítica de Mariana Mactas - TN - Todo Noticias

El actor y director irlandés Kenneth Branagh escribe su autobiografía cinematográfica. Belfast, una de las diez nominadas al Oscar, despliega recuerdos de una infancia marcada por los conflictos violentos entre protestantes y católicos a finales de los sesenta.

Es la infancia de Buddy (el pecoso Jude Hill), evidente alter ego del director. Un chico dulce y alegre que ve cómo su mundo de juegos (su barrio, su calle) se convierte en un polvorín peligroso, amenazando la armoniosa vida familiar.

La convivencia entre gente de distintos credos, o el acoso a las minorías católicas, resquebraja la estabilidad de la vida privada. Que es lo que importa en este relato, en tanto imposibilidad de continuar la vida en el lugar al que se pertenece, y se ama, en compañía familiar. Después de una introducción en color, con imágenes de la ciudad y su puerto, el blanco y negro transporta a ese tiempo pasado (e idealizado).

El pequeño Buddy vive con un padre intermitente (Jamie Dornan), que va y viene por trabajo a Inglaterra, un hermano mayor, sin demasiado peso dramático, su madre y sus abuelos (interpretados por Judi Dench y Ciarán Hinds). Todos adultos amorosos, entrañables, que ni siquiera beben, pero preocupados por la creciente imposibilidad de mantenerse al margen del conflicto que crece.

Desde la mirada de Buddy, el contraste con el mundo adulto, la pérdida de inocencia, tiene que ver con esos otros de afuera, que lanzan bombas molotov y saquean el comercio de la esquina, el del vecino de toda la vida.

Partir, hacia Canadá o Australia, o cruzar a Londres, donde el acento es un potencial discriminante, presiona a la familia como una tormenta en ciernes. La música de Van Morrison, otro oriundo de Belfast, aporta buenos momentos a ese relato, cuyo planteo inicial interesa, pero que pronto se encauza como un relato muy convencional y edulcorado, en el que prima un sentimentalismo casi opuesto a la emoción.

La sonrisa del niño versus el vandalismo, la iniciación (al cine, al erotismo, al mundo de los grandes) frente al mundo turbio de los adultos. Temas tratados desde los lugares comunes de la inocencia perdida. Películas que ya vimos, desenlaces que adivinamos, en una película que busca agradar, y al parecer lo logra, sin correr mayores riesgos.