Belfast

Crítica de Fernando Pantuso - 4 Críticos

Apelar a vivencias personales para construir relatos cinematográficos suele ser moneda corriente para los directores y siempre una fuente de inspiración más que válida. En los últimos años emergió sin lugar a dudas la "Roma" de Alfonso Cuarón, relato a partir del cual el director mexicano recorría su infancia a través del rol de las mujeres que lo marcaron en su vida. El éxito de "Roma" fue rotundo, y tan solo le faltó el Oscar a mejor película para coronar una brillante temporada de premios.
En este contexto, puede que Kenneth Branagh haya querido replicar algo parecido en "Belfast", apelando a su niñez en un contexto convulsionado de proto guerra civil en Irlanda del Norte. El problema aquí es que mientras Cuarón logró expandir la intimidad desde lo simbólico, a Branagh justamente le ocurre lo contrario. "Belfast" parece un relato construido para minimizar su universo, no para incluirlo como energía potenciadora de vivencias.

Viajamos hacia Irlanda del Norte en 1969 para ponernos en la piel del joven protagonista llamado Buddy, un niño 9 años que verá ante sus ojos como se desata un importante conflicto en el país donde nació. Ya en la primera escena de la película vemos como la violencia se apodera de las calles de Belfast y un grupo sectario de índole protestante ataca a los ciudadanos de religión católica. Lamentablemente se tratará de la primera y única escena con representación real del conflicto, derivando de allí en más en alguna que otra referencia excesivamente simplificadora.
La mirada de Branagh se centrará en el desarrollo de la niñez de Buddy, utilizando los elementos clásicos de una típica coming-of-age para narrar el desarrollo del personaje.

El extremo ascetismo que envuelve al film es quizás su mayor demérito. Las diversas situaciones que atraviesa el niño no dejan de ser bonitas y pintorescas, pero al mismo tiempo se vuelven previsibles hasta el hartazgo. No hay dudas del extremo cariño con el que Branagh recuerda su infancia. Tampoco lo hay de la exagerada corrección con la que decide plasmarla en la pantalla.