Beirut Buenos Aires Beirut

Crítica de Juan Pablo Russo - EscribiendoCine

Mapa de la identidad familiar

Beirut - Buenos Aires - Beirut (2011), nueva incursión en el cine documental del prolífico Hernán Belón (El campo, 2011) es, más allá de la historia de una mujer que decide ir al Líbano en busca del pasado familiar, la crónica en primera persona de un viaje a un país en un conflicto permanente, donde entran en juego la cultura, la sociedad, el paisaje urbano y la guerra.

Grace (Verónica Spinelli), como la llama su familia, descubre que su bisabuelo no murió en Argentina cómo siempre había creído, sino que regresó al Líbano, su país de origen, abandonando a toda su familia. Tal vez, por curiosidad o para cerrar una historia inconclusa parte hacia Beirut en un viaje iniciático buscando a la otra familia. Historias de una misma sangre atravesada por otra cultura, otros rituales y una guerra.

Hernán Belón estructura el documental de la misma forma que el título que la da nombre. En una primera parte nos introduce, a través de unas cartas encontradas, en la vida del hombre que decidió volver a Beirut y dejar todo en Buenos Aires, donde abandonó a su familia, incluso a su hija, hoy la abuela de Grace y encargada de trasmitir la historia a las nuevas generaciones. Ni ella ni sus hijos pudieron ir al Líbano a cerrar el pasado, que recien cicatrizará cuando Grace decida volver.

Pero inteligentemente no sólo encuadra el relato en el conflicto familiar, sino que aprovecha el contexto para, en una segunda línea de acción, trazar un mapa sobre ambas ciudades. Beirut y Buenos Aires son tan diferentes como ambas familias. Dos civilizaciones atravesadas por diferentes geografías, culturas, creencias y una guerra mostrada en un fuera de campo permanente, pero que puede olerse en la atmósfera que cruza cada una de las secuencias de ese viaje.

Road movie documental atravesada por una historia familiar, es la apuesta de este director cuya obra está centrada en los vínculos y los conflictos que estos generan, tanto en las nuevas cómo en las viejas generaciones. De la misma manera que en Sofía, cumple 100 años (2009), Belón aprovecha el pasado para, desde el presente, fundir lo joven y lo viejo en un mismo círculo y trazar un mapa de la identidad familiar.