Beautiful Boy: Siempre serás mi hijo

Crítica de Rodolfo Bella - La Capital

El tema de las adicciones es uno de los más ríspidos y difíciles de abordar sin herir a quien pueda sentirse involucrado directa o indirectamente. "Beautiful Boy" está basado en las autobiografías de David y Nic Sheff, padre e hijo que enfrentan el imparable consumo de todo tipo de drogas de Nic, un chico que, según se muestra, creció en un contexto de amor y contención, rindió con éxito el ingreso a seis universidades, vivía en una casa acogedora en medio de un bosque, tenía una vida feliz. Pero la metanfetamina arruinó los planes de todos.

   El director belga Felix van Groeningen narra esta historia con flashbacks y una precisa edición que contrasta el pasado con el presente, aunque por momentos subraya lo obvio con una banda sonora cargada de dramatismo. Lo que podría haber sido un exceso, lo salva el trabajo de Timothée Chalamet. El actor, que fue candidato al Oscar por su interpretación en "Llámame por tu nombre", atraviesa todos los matices de un personaje complejo, desde la inocencia inicial hasta la decadencia, pasando por la ira, la traición y sus contradicciones entre desesperados pedidos de ayuda y su negativa a someterse a las terapias de rehabilitación.