Batman

Crítica de Matias Seoane - Alta Peli

Un joven vigilante ha tomado la misión de limpiar las calles de Gotham, pero aunque tras dos años de actividad su presencia comienza a implantar el terror en los delincuentes comunes, el crimen no deja de aumentar.

Falta poco para las elecciones. El alcalde, quien encabezó la cruzada judicial que terminó con el jefe de la mafia tras las rejas, pelea voto a voto una competencia por la reelección. Tal proyecto se ve violentamente truncado cuando un misterioso asesino serial lo ataca en su propia casa, dejando indicios en la escena del homicidio con los que pretende guiar a Batman (Robert Pattinson) hacia un oscuro secreto que vincula a las más altas esferas del poder con el crimen organizado.

Mientras el Acertijo promete nuevas víctimas, sus pistas guían a Batman y a James Gordon (Jeffrey Wright) hasta un local nocturno regenteado por Oswald Cobblepot (Colin Farrell), reconocido como la mano derecha de Carmine Falcone (John Turturro), uno de los mayores mafiosos de la ciudad desde que Don Maroni cayó en desgracia. El sitio es el centro de toda la corrupción en Gotham, pero sus secretos están fuera del alcance de la ley.

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Alta Peli

CRÍTICASBatman, de Matt Reeves (REVIEW)

The Batman, el detective antes del héroe.

por

Matías Seoane

publicada el 01/03/2022

Batman, una nueva cara para la venganza. Crítica sin spoilers.

Un joven vigilante ha tomado la misión de limpiar las calles de Gotham, pero aunque tras dos años de actividad su presencia comienza a implantar el terror en los delincuentes comunes, el crimen no deja de aumentar.

Falta poco para las elecciones. El alcalde, quien encabezó la cruzada judicial que terminó con el jefe de la mafia tras las rejas, pelea voto a voto una competencia por la reelección. Tal proyecto se ve violentamente truncado cuando un misterioso asesino serial lo ataca en su propia casa, dejando indicios en la escena del homicidio con los que pretende guiar a Batman (Robert Pattinson) hacia un oscuro secreto que vincula a las más altas esferas del poder con el crimen organizado.

Mientras el Acertijo promete nuevas víctimas, sus pistas guían a Batman y a James Gordon (Jeffrey Wright) hasta un local nocturno regenteado por Oswald Cobblepot (Colin Farrell), reconocido como la mano derecha de Carmine Falcone (John Turturro), uno de los mayores mafiosos de la ciudad desde que Don Maroni cayó en desgracia. El sitio es el centro de toda la corrupción en Gotham, pero sus secretos están fuera del alcance de la ley.

Solo la ayuda de Selina Kyle (Zoë Kravitz) le permitirá infiltrarse para conseguir las piezas que le faltan al rompecabezas, una alianza endeble que apenas seguirá en pie mientras ella consiga lo que busca a cambio.

Un Batman nuevito, en más de un sentido

Ya tuvimos unas cuantas adaptaciones a la pantalla del universo Batman, con distintos estilos y para gustos variados. En esta propuesta encabezada por Matt Reeves vemos a un Batman muy joven que no solo recién está buscando su camino, sino que además no cuenta con la mayoría de los recursos clásicos del personaje y hasta se da a entender que las finanzas de Bruce Wayne están en un estado bastante vulnerable, en parte justamente por la desatención que el joven heredero le viene dando a su trabajo diurno desde hace años.

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CRÍTICASBatman, de Matt Reeves (REVIEW)

The Batman, el detective antes del héroe.

por

Matías Seoane

publicada el 01/03/2022

Batman, una nueva cara para la venganza. Crítica sin spoilers.

Un joven vigilante ha tomado la misión de limpiar las calles de Gotham, pero aunque tras dos años de actividad su presencia comienza a implantar el terror en los delincuentes comunes, el crimen no deja de aumentar.

Falta poco para las elecciones. El alcalde, quien encabezó la cruzada judicial que terminó con el jefe de la mafia tras las rejas, pelea voto a voto una competencia por la reelección. Tal proyecto se ve violentamente truncado cuando un misterioso asesino serial lo ataca en su propia casa, dejando indicios en la escena del homicidio con los que pretende guiar a Batman (Robert Pattinson) hacia un oscuro secreto que vincula a las más altas esferas del poder con el crimen organizado.

Mientras el Acertijo promete nuevas víctimas, sus pistas guían a Batman y a James Gordon (Jeffrey Wright) hasta un local nocturno regenteado por Oswald Cobblepot (Colin Farrell), reconocido como la mano derecha de Carmine Falcone (John Turturro), uno de los mayores mafiosos de la ciudad desde que Don Maroni cayó en desgracia. El sitio es el centro de toda la corrupción en Gotham, pero sus secretos están fuera del alcance de la ley.

Solo la ayuda de Selina Kyle (Zoë Kravitz) le permitirá infiltrarse para conseguir las piezas que le faltan al rompecabezas, una alianza endeble que apenas seguirá en pie mientras ella consiga lo que busca a cambio.

Un Batman nuevito, en más de un sentido

Ya tuvimos unas cuantas adaptaciones a la pantalla del universo Batman, con distintos estilos y para gustos variados. En esta propuesta encabezada por Matt Reeves vemos a un Batman muy joven que no solo recién está buscando su camino, sino que además no cuenta con la mayoría de los recursos clásicos del personaje y hasta se da a entender que las finanzas de Bruce Wayne están en un estado bastante vulnerable, en parte justamente por la desatención que el joven heredero le viene dando a su trabajo diurno desde hace años.

Sin el poder de una chequera ilimitada y de un arsenal de tecnología futurista, todo en esta versión parece pesado, sucio y ruidoso, con una búsqueda de realismo aún más extrema que la que supo encarar Christopher Nolan con su trilogía. Tanto el traje como su equipo está hecho en casa sin el apoyo de la famosa tecnología Wayne ni diseñado para el subterfugio de la Liga de las Sombras, algo mucho más acorde para acompañar a un hombre obsesionado con una misión autodestructiva de venganza que lleva años comiéndose su vida y su identidad.

En el mundo Reeves, Bruce Wayne casi no existe y es apenas la máscara que Batman se pone cada tanto, cuando no es suficiente entrar caminando a una habitación y apalear a cada persona que siga en pie sin preocuparse demasiado por la propia seguridad. Cuando entra en combate, este Batman no es el fantasma que aterroriza sin ser visto; es un tanque alimentado a ira que recibe los golpes sobre su armadura hasta que puede acercarse lo suficiente a pegar las trompadas que hagan falta para noquear a su enemigo. Sin sutilezas ni teatralidad, impone el terror por peso y no por fantasía, dejando un tendal de huesos rotos a su paso.

Este nuevo Batman es coherente con la Gotham en que habita, una ciudad igual de rústica y oscura donde la corrupción tiene sus tentáculos metidos por cada rincón desde hace décadas. Así le da contexto a esta historia mucho más cercana al thriller policial que a la habitual propuesta de acción y aventuras que suele ofrecer el género comiquero. Este protagonista está mucho más cerca del arquetipo del detective solitario y violento al que no le importa romper algunas reglas con tal de castigar a un criminal, un costado clásico del personaje que en general no fue muy explorado en la mayoría de las adaptaciones a la pantalla.

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CRÍTICASBatman, de Matt Reeves (REVIEW)

The Batman, el detective antes del héroe.

por

Matías Seoane

publicada el 01/03/2022

Batman, una nueva cara para la venganza. Crítica sin spoilers.

Un joven vigilante ha tomado la misión de limpiar las calles de Gotham, pero aunque tras dos años de actividad su presencia comienza a implantar el terror en los delincuentes comunes, el crimen no deja de aumentar.

Falta poco para las elecciones. El alcalde, quien encabezó la cruzada judicial que terminó con el jefe de la mafia tras las rejas, pelea voto a voto una competencia por la reelección. Tal proyecto se ve violentamente truncado cuando un misterioso asesino serial lo ataca en su propia casa, dejando indicios en la escena del homicidio con los que pretende guiar a Batman (Robert Pattinson) hacia un oscuro secreto que vincula a las más altas esferas del poder con el crimen organizado.

Mientras el Acertijo promete nuevas víctimas, sus pistas guían a Batman y a James Gordon (Jeffrey Wright) hasta un local nocturno regenteado por Oswald Cobblepot (Colin Farrell), reconocido como la mano derecha de Carmine Falcone (John Turturro), uno de los mayores mafiosos de la ciudad desde que Don Maroni cayó en desgracia. El sitio es el centro de toda la corrupción en Gotham, pero sus secretos están fuera del alcance de la ley.

Solo la ayuda de Selina Kyle (Zoë Kravitz) le permitirá infiltrarse para conseguir las piezas que le faltan al rompecabezas, una alianza endeble que apenas seguirá en pie mientras ella consiga lo que busca a cambio.

Un Batman nuevito, en más de un sentido

Ya tuvimos unas cuantas adaptaciones a la pantalla del universo Batman, con distintos estilos y para gustos variados. En esta propuesta encabezada por Matt Reeves vemos a un Batman muy joven que no solo recién está buscando su camino, sino que además no cuenta con la mayoría de los recursos clásicos del personaje y hasta se da a entender que las finanzas de Bruce Wayne están en un estado bastante vulnerable, en parte justamente por la desatención que el joven heredero le viene dando a su trabajo diurno desde hace años.

Sin el poder de una chequera ilimitada y de un arsenal de tecnología futurista, todo en esta versión parece pesado, sucio y ruidoso, con una búsqueda de realismo aún más extrema que la que supo encarar Christopher Nolan con su trilogía. Tanto el traje como su equipo está hecho en casa sin el apoyo de la famosa tecnología Wayne ni diseñado para el subterfugio de la Liga de las Sombras, algo mucho más acorde para acompañar a un hombre obsesionado con una misión autodestructiva de venganza que lleva años comiéndose su vida y su identidad.

En el mundo Reeves, Bruce Wayne casi no existe y es apenas la máscara que Batman se pone cada tanto, cuando no es suficiente entrar caminando a una habitación y apalear a cada persona que siga en pie sin preocuparse demasiado por la propia seguridad. Cuando entra en combate, este Batman no es el fantasma que aterroriza sin ser visto; es un tanque alimentado a ira que recibe los golpes sobre su armadura hasta que puede acercarse lo suficiente a pegar las trompadas que hagan falta para noquear a su enemigo. Sin sutilezas ni teatralidad, impone el terror por peso y no por fantasía, dejando un tendal de huesos rotos a su paso.

Este nuevo Batman es coherente con la Gotham en que habita, una ciudad igual de rústica y oscura donde la corrupción tiene sus tentáculos metidos por cada rincón desde hace décadas. Así le da contexto a esta historia mucho más cercana al thriller policial que a la habitual propuesta de acción y aventuras que suele ofrecer el género comiquero. Este protagonista está mucho más cerca del arquetipo del detective solitario y violento al que no le importa romper algunas reglas con tal de castigar a un criminal, un costado clásico del personaje que en general no fue muy explorado en la mayoría de las adaptaciones a la pantalla.

Todo ello se apoya sobre una propuesta estética que además ser acorde con el concepto del personaje y su mundo también se esfuerza por sentirse tangible, con peso. O al menos intenta no dejar la sensación de que los actores pasan la mayor parte del tiempo hablándole al aire frente a un telón verde.

Battinson

Si hay algo que captó la atención desde antes del estreno es el elenco multiestelar con el que cuenta The Batman. Algunas elecciones funcionan mejor que otras o tienen mayores oportunidades para lucirse, pero ninguna es fallida.

Robert Pattinson tiene el gran desafío de protagonizar gran parte de la película con media cara escondida y con muy pocas líneas de diálogo, pero se las ingenia para interpretar a un hombre profundamente dañado, casi una cáscara de ser humano que no puede confiar en nadie y no tiene muchos motivos reales para vivir. Es un personaje de poco carisma y eso sin dudas le juega en contra, pero es un rasgo que parece ser por diseño y no por falla de su interpretación.

Mejores chances de mostrar su carisma y talento se le ofrecen a Turturro, Farrell y, en especial, a Zoë Kravitz, quien no desperdicia ni uno de los minutos que pasa en pantalla como una antiheroína balanceada y por momentos más interesante que el propio protagonista.

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CRÍTICASBatman, de Matt Reeves (REVIEW)

The Batman, el detective antes del héroe.

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Matías Seoane

publicada el 01/03/2022

Batman, una nueva cara para la venganza. Crítica sin spoilers.

Un joven vigilante ha tomado la misión de limpiar las calles de Gotham, pero aunque tras dos años de actividad su presencia comienza a implantar el terror en los delincuentes comunes, el crimen no deja de aumentar.

Falta poco para las elecciones. El alcalde, quien encabezó la cruzada judicial que terminó con el jefe de la mafia tras las rejas, pelea voto a voto una competencia por la reelección. Tal proyecto se ve violentamente truncado cuando un misterioso asesino serial lo ataca en su propia casa, dejando indicios en la escena del homicidio con los que pretende guiar a Batman (Robert Pattinson) hacia un oscuro secreto que vincula a las más altas esferas del poder con el crimen organizado.

Mientras el Acertijo promete nuevas víctimas, sus pistas guían a Batman y a James Gordon (Jeffrey Wright) hasta un local nocturno regenteado por Oswald Cobblepot (Colin Farrell), reconocido como la mano derecha de Carmine Falcone (John Turturro), uno de los mayores mafiosos de la ciudad desde que Don Maroni cayó en desgracia. El sitio es el centro de toda la corrupción en Gotham, pero sus secretos están fuera del alcance de la ley.

Solo la ayuda de Selina Kyle (Zoë Kravitz) le permitirá infiltrarse para conseguir las piezas que le faltan al rompecabezas, una alianza endeble que apenas seguirá en pie mientras ella consiga lo que busca a cambio.

Un Batman nuevito, en más de un sentido

Ya tuvimos unas cuantas adaptaciones a la pantalla del universo Batman, con distintos estilos y para gustos variados. En esta propuesta encabezada por Matt Reeves vemos a un Batman muy joven que no solo recién está buscando su camino, sino que además no cuenta con la mayoría de los recursos clásicos del personaje y hasta se da a entender que las finanzas de Bruce Wayne están en un estado bastante vulnerable, en parte justamente por la desatención que el joven heredero le viene dando a su trabajo diurno desde hace años.

Sin el poder de una chequera ilimitada y de un arsenal de tecnología futurista, todo en esta versión parece pesado, sucio y ruidoso, con una búsqueda de realismo aún más extrema que la que supo encarar Christopher Nolan con su trilogía. Tanto el traje como su equipo está hecho en casa sin el apoyo de la famosa tecnología Wayne ni diseñado para el subterfugio de la Liga de las Sombras, algo mucho más acorde para acompañar a un hombre obsesionado con una misión autodestructiva de venganza que lleva años comiéndose su vida y su identidad.

En el mundo Reeves, Bruce Wayne casi no existe y es apenas la máscara que Batman se pone cada tanto, cuando no es suficiente entrar caminando a una habitación y apalear a cada persona que siga en pie sin preocuparse demasiado por la propia seguridad. Cuando entra en combate, este Batman no es el fantasma que aterroriza sin ser visto; es un tanque alimentado a ira que recibe los golpes sobre su armadura hasta que puede acercarse lo suficiente a pegar las trompadas que hagan falta para noquear a su enemigo. Sin sutilezas ni teatralidad, impone el terror por peso y no por fantasía, dejando un tendal de huesos rotos a su paso.

Este nuevo Batman es coherente con la Gotham en que habita, una ciudad igual de rústica y oscura donde la corrupción tiene sus tentáculos metidos por cada rincón desde hace décadas. Así le da contexto a esta historia mucho más cercana al thriller policial que a la habitual propuesta de acción y aventuras que suele ofrecer el género comiquero. Este protagonista está mucho más cerca del arquetipo del detective solitario y violento al que no le importa romper algunas reglas con tal de castigar a un criminal, un costado clásico del personaje que en general no fue muy explorado en la mayoría de las adaptaciones a la pantalla.

Todo ello se apoya sobre una propuesta estética que además ser acorde con el concepto del personaje y su mundo también se esfuerza por sentirse tangible, con peso. O al menos intenta no dejar la sensación de que los actores pasan la mayor parte del tiempo hablándole al aire frente a un telón verde.

Battinson

Si hay algo que captó la atención desde antes del estreno es el elenco multiestelar con el que cuenta The Batman. Algunas elecciones funcionan mejor que otras o tienen mayores oportunidades para lucirse, pero ninguna es fallida.

Robert Pattinson tiene el gran desafío de protagonizar gran parte de la película con media cara escondida y con muy pocas líneas de diálogo, pero se las ingenia para interpretar a un hombre profundamente dañado, casi una cáscara de ser humano que no puede confiar en nadie y no tiene muchos motivos reales para vivir. Es un personaje de poco carisma y eso sin dudas le juega en contra, pero es un rasgo que parece ser por diseño y no por falla de su interpretación.

Mejores chances de mostrar su carisma y talento se le ofrecen a Turturro, Farrell y, en especial, a Zoë Kravitz, quien no desperdicia ni uno de los minutos que pasa en pantalla como una antiheroína balanceada y por momentos más interesante que el propio protagonista.

Esto lleva a uno de los puntos más flojos de Batman, porque esa abundancia excesiva de hilos y personajes secundarios perjudica el ritmo del segundo acto de la película, estirando de más algo que podría haberse resuelto con mejor síntesis. El principal ejemplo de esto es la inclusión forzada de El Pingüino en un rol apenas secundario y redundante que, aunque ofrece varios momentos destacables, es evidente que solo está allí para disparar la serie spin-off que lo tendrá como protagonista y no porque aporte algo necesario a la trama del film. No es lo único que suma a esa sensación general de que todo dura algunos minutos más de lo que era realmente necesario, pero es sin duda lo más llamativo.

The Batman no es divertida ni pretende serlo, lo que es probable que le resulte en críticas de una parte del público que en todo su derecho llegue buscando otra cosa. Es una propuesta ambiciosa que pretende distanciarse del estándar actual de un género que hace tiempo parece seguir una misma fórmula sin cuestionarla mucho. Aunque varias de las decisiones dan buen resultado, es esa misma ambición un tanto desmedida lo que le juega en contra a la hora de lograr una síntesis potente que transmita la convicción de que a la película no le sobra nada.