Batman

Crítica de Diego Brodersen - Página 12

Un Batman digno y bien oscuro

Más deudora del policial clásico que del ritmo desenfrenado y explosivo del último cine de superhéroes, la película presenta a un Robert Pattinson en tránsito hacia su rol definitivo: un encapotado diferente a todos los anteriores.

La enésima reversión del encapotado más famoso, el caballero oscuro de Gotham City, llega más oscura que nunca. Literalmente: las salas de cine cuyos proyectores requieran de un cambio de lámparas urgente se las verán en figurillas para hacerle los honores a la fotografía de Greig Fraser, cuyas zonas de penumbra resultan más que adecuadas para una película deudora del policial negro, el clásico y el neo. Es que la película que más parece haber influido a este Batman 2022 es Se7en, pecados capitales, de David Fincher, en parte por la serie de crímenes seriales que asolan la ciudad, en parte por el tono de corrupción y caos generalizado en una comunidad podrida desde la raíz.

Los fans del comic establecerán tal o cual ligazón con determinada encarnación del héroe en tinta sobre papel, pero en términos estrictamente audiovisuales el hombre murciélago de Robert Pattinson no se asemeja a ninguna de las versiones previas con actores de carne y hueso: ni el pop gótico de Tim Burton, ni el pastrucho colorinche de Joel Schumacher, ni el hiperrealismo de Christopher Nolan.

Tres horas son muchas para una historia que gira alrededor de sí misma, sin demasiados afluentes narrativos, aunque los acontecimientos son varios y de diversa índole. El huérfano millonario Bruce Wayne (Bruno Díaz para los más veteranos) lleva sus días de ostracismo y noches de vigilancia como suele hacerlo, en soledad y con algo de melancolía. El primero en una serie de crímenes de alto perfil, cuya víctima es uno de los dos candidatos principales a la alcaldía, lo pone tras los pasos del victimario, un psicópata aficionado a los acertijos (Paul Dano). Como corresponde, a Batman lo recela media ciudad y todo el departamento de policía, con la excepción del agente Gordon (Jeffrey Wright), el único que parece comprender que el vengador anónimo es dueño de un sentido de la justicia que va más allá del simple revanchismo.

En paralelo, la desaparición de una joven pone a su mejor amiga en una senda vengativa. Selina Kyle es, por supuesto, Catwoman (o Gatúbela). Signo de los tiempos, en la piel de Zoë Kravitz el erotismo inherente al personaje adquiere un tenor más empoderado y sugestivo, reemplazando la psicopatía y gataflorismo de la inolvidable versión de Michelle Pfeiffer en Batman regresa.

Como tanto detective privado en los años 40, de visita una y otra vez en el club nocturno en busca de datos y confesiones, el enmascarado regresa en varias oportunidades al boliche regenteado por Oswald Cobblepot, alias El Pingüino (un Colin Farrell irreconocible bajo varias capas de maquillaje). Antro frecuentado por las fuerzas vivas de la ciudad, desde los más encumbrados políticos y empresarios a la crema de la mafia de Ciudad Gótica, como el Carmine Falcone encarnado por John Turturro. Y así, entre idas y vueltas de la baticueva a la ciudad y viceversa, con nuevos acertijos resueltos con relativa facilidad, Bruce/Batman se enfrenta a enemigos nuevos y viejos y a sus propios fantasmas, reflejados en una voz en off que aparece y desaparece según las conveniencias de la trama. Batman es siempre seria; no hay humor que condimente la gravedad de los hechos y sus corolarios, decisión muy consciente de Reeves que es sostenida hasta las últimas consecuencias. ¿Una decisión buena o mala? Dependerá del gusto del sommelier de batmanes.

Bienvenido sea, tampoco hay lugar aquí para esa obsesión recurrente del cine superheroico por romperlo todo en elefantiásicas secuencias de acción; apenas una lograda persecución automovilística y una escena climática (con discreto homenaje a Metrópolis incluido) en la cual el hombre murciélago se transforma finalmente en un héroe y salvador de masas. Congruente en términos estéticos y relativamente jugada en cuanto a sus ritmos, más pausados de lo que suele ser la norma en el blockbuster al uso, Batman termina ofreciendo una digna iteración del personaje/franquicia de DC Comics, no necesariamente más rápida, más alta y más fuerte, pero sí consecuente en sus ambiciones, logros y decepciones.