Batman

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

Todos estamos de acuerdo en que la Trilogía del Caballero de la Noche de Christopher Nolan es un hito cinematográfico insuperable. Grandes perfomances, una épica formidable, emociones a flor de piel, excelentes villanos, la visión mas completa que hemos visto en el cine sobre el Hombre Murciélago. Ahora bien: nadie – ni en la Warner ni en DC Comics – está dispuesto a archivar un personaje que es una mina de oro por ese respeto reverencial que emite la trilogía de Nolan. Hay que seguir facturando. La cuestión es: después de la visión de Nolan, ¿a dónde ir?. Aunque Snyder enroló al tipo perfecto para el personaje – un Ben Affleck enorme y despiadado -, le dio historias mediocres para protagonizar y nunca tuvo la oportunidad de brillar en solitario. A Affleck le ofrecieron un filme para él solito – debería haber sido éste – pero las terribles críticas de Batman v Superman y La Liga de la Justicia (Whedon version) lo desmoralizaron. La carrera del tipo se hundió, su matrimonio voló por los aires y cayó en la bebida, y eso que venía de ganar un Oscar por Argo. Así que el flaco colgó la capa y llamaron a otro para hacerse cargo. Es posible que Affleck tenga un comeback que lo revindique en la próxima The Flash – DC no se maneja con la misma puntillosidad que Marvel y por eso vemos múltiples versiones simultáneas de los mismos personajes (como tres Batmans… ya hay dos Supermans, uno en cine y otro en TV) sin que haya una explicación racional para ello -, pero ahora es el turno de Matt Reeves para manejar al Hombre Murciélago. El tipo exigió libertad creativa total y la posibilidad de ejecutar una trilogía por fuera del DCEU, así que no esperen ver a Superman, Flash y otros superhéroes en la saga que comenzó a cocinar Reeves. Quiere lo mismo que Nolan, que las historias se concentren solo en el personaje y en su universo y, para arrancar con eso, se despachó con una aventura de tres horas. ¿Y que tal es?. Decir que es mejor que las mediocridades manufacturadas por Snyder (en la era post Nolan) no es ninguna sorpresa. La sorpresa es que sea una de las mejores películas jamás hechas sobre el personaje, integrando el selecto panteón integrado por los dos filmes de Burton, la serie animada de los 90’s y las tres cintas de Nolan sobre el Hombre Murciélago.

Pero The Batman se queda corta para ser la obra maestra que muchos críticos claman. Hay detalles aquí y allá que, si se pulen en una nueva entrega, pueden dar lugar a un filme brillante. Uno puede admirar el desempeño del Batman de Robert Pattinson pero no sentir empatía por él. Hay muchos momentos que parecen calcados de The Dark Knight – los videos que manda el Acertijo a las televisoras, su operación que deriva en una amenaza para toda Ciudad Gótica y que Batman debe desarmar contrarreloj, el duelo de personalidades en el calabozo del Asilo Arkham -, y los 15 minutos finales parecen escritos por otro libretista. Ver al vigilante oscuro, enigmático, el tipo que vive operando en las sombras y que la policía desprecia… ayudando como un rescatista de la Cruz Roja entre la multitud y a plena luz del día (¿el Batman Solidario de Lanús?) es simplemente chocante. Batman no es solidario; Superman sí lo es. Hubiera sido preferible que disparara un gancho, se escabullera en la oscuridad y mandara gente de la Fundación Wayne a ayudar a los sobrevivientes del desastre antes que se expusiera tanto a plena luz del día.

Eso no quita que el 95% previo sea muy bueno y, por momentos, excelente. Wow, este es un Batman diferente. Como Bruce Wayne es un tipo traumado, hecho trizas mental y moralmente que sólo cobra vida cuando se pone el traje y sale a quebrar huesos todas las noches. Porque si los filmes de Nolan tienen un defecto, es que Christian Bale era demasiado contracturado y esquemático para pelear. El Batman de Pattinson es brutal, es una fuerza de la naturaleza que arrasa con todo aunque esté en desventaja numérica y de armas. Es un vigilante suicida guiado por la furia que se lanza sobre las balas y baja monos a lo pavo al estilo John Wick. Igual me gustaba mas Affleck reventando gente en Batman v Superman – sip, el dichoso rescate de Martha Kent y que debe ser lo único memorable que tiene esa película – que Pattinson, que se ve muy alto y estilizado pero algo flacucho.

Pero la gran novedad es que este Batman piensa y, sobre todo, este Batman es independiente. Es un tipo que se fabrica él solo sus cosas, no un vivanco millonario al que Lucius Fox le hace toda la ferretería. El tipo se arma su muscle car – al fin una versión creíble y práctica del Batimóvil (tal como imaginó Dennis O’Neal en los comics de los 70s) que puede arrasar y, especialmente, pistear -, fabrica sus gadgets y, lo mejor de todo, investiga y deduce. Es el gran Batman Detective de las historietas, el tipo que revisa pistas e interroga sospechosos aunque sea colgándolos de un techo. A Bale la tecnología le solucionaba un montón de cosas y él era mas un paladín de la justicia que un investigador disfrazado. Acá Pattinson observa todo – el lugar de los hechos, las cosas que hay en él, las reacciones de la gente – y lo ves pensando, maquinando, como una versión dark de Sherlock Holmes. Es algo sumamente satisfactorio.

Mientras que Pattinson es realmente muy bueno como Batman (inmaduro e impulsivo, arrojado y salvaje; lástima que su Bruce Wayne versión emo sea algo monótono), el resto del cast es brillante. Zoe Kravitz le pasa el trapo a Anne Hathaway como Gatúbela: esta mujer es feroz y sensual a mas no poder (ahora es binorma!), y se saca chispas con Pattinson cuando comparten la pantalla. Jeffrey Wright hace lo mejor que sabe hacer, que es lucir inteligente, reflexivo y honesto y por eso es un gran James Gordon. Colin Farrell, oculto bajo toneladas de maquillaje, canaliza a Robert De Niro como otro mafioso lleno de mañas y tics, pero no aparece lo suficiente, posiblemente porque le espera mas tiempo de pantalla en una entrega futura. Andy Serkis está mas que correcto como Alfred pero uno hubiese querido que tuviera mas escenas; y el que sobresale por encima de todos es Paul Dano – con esa cara de bebote ratón de biblioteca – que se enfunda el traje verde, deforma la voz, intimida con su mirada sacada y no deja de darte escalofríos cada vez que aparece porque lo suyo siempre es bestial y sanguinario. Un tipo tan retorcido como brillante y que carece absolutamente de límites.

En cuanto a la historia The Batman es un licuado de ideas, influencias y estilos. El mas obvio es Se7en, Pecados Capitales, con un sangriento asesino serial suelto y haciendo expiar pecados a sus víctimas, y dos detectives investigando en una ciudad oscura, sucia y lluviosa. Hay rastros del John Kramer de Saw en este Acertijo pero es obvio que el personaje de Bill Finger es muchísimo mas antiguo y que una interpretación despiadada del mismo se vería similar al maníaco creado por James Wan y Leigh Whannell. Por otro lado al introducir a Gatúbela The Batman comienza a tener vibras de policial negro, con la femme fatale de oscuro pasado que se enamora de las personas equivocadas, envuelve al detective y termina siendo el elemento mas volátil de toda la ecuación generando resultados inesperados a cada momento. La historia de The Batman es realmente compleja – no es imposible de seguir pero es inesperadamente mucho mas elaborada que lo que suele dar el género -, y la investigación se abre tanto que hay momentos en que la amenaza del asesino queda en segundo plano, sobre todo cuando Reeves pone la lupa sobre los chanchullos de la mafia local. Si en esos casos la historia se aletarga un poco, pronto se condimenta con las sangrientas intervenciones del Acertijo. Y es en esos momentos en donde la banda sonora de Michael Giacchino brilla – minimalista y tétrica, apenas un piano la mayoría de las veces -, no por la obvia copia de la Marcha Imperial de Star Wars (ahora, el tema del nuevo Batman) ni por abusar de Something In The Way de Nirvana, sino por la alienante reversión del Ave María de Schubert. Comienza respetuosa, fiel a su esencia religiosa y después – a medida que el clima se espesa y los crímenes sangrientos se multiplican – se transforma en una cosa cada vez mas deforme – un coro de voces desgarradas – que te eriza los pelos de la nuca cada vez que suena ya que se transforma en el leitmotiv del asesino.

A mí me gustó The Batman. Hace cosas diferentes por el personaje, es fiel a las raíces comiqueras del mismo – el Batman Detective que imaginaron Bill Finger y Bob Kane en los años 40s -, le devuelve su esencia brutal y oscura y planta una excelente semilla para los capítulos que vendrán. Le faltaron cosas menores para pulir pero es un estupendo comienzo para una nueva trilogía del superhéroe mas fascinante y duradero que ha dado el mundo del comic hasta ahora.

(alerta spoilers) PD: y… sip, el tipo del asilo es Mister J. (fin spoilers)