Batman: el caballero de la noche asciende

Crítica de Javier Porta Fouz - HiperCrítico

Mi amigo y yo

Alguna vez un amigo me dijo que mucho de lo que está mal en el cine actual es por culpa de Christopher Nolan. Sí, es una exageración. Y también me dijo que buena parte de lo que muchos espectadores actuales entienden erróneamente por “gran cine” es culpa de Christopher Nolan. Sí, claro que también es una exageración. Por mi parte, creo que Batman: el caballero de la noche asciende es algo así como cine con estimulantes. Mi amigo, un grosero, coincide y me dijo que es “cine con viagra, un cine al palo pero sostenido por fórmulas químicas pasajeras”. Y también me dijo que el hecho de que esta película sea recibida con un aluvión de críticas positivas no es una buena noticia ni para el cine ni para la crítica en general. Tal vez esto último no sea una exageración.

A mi amigo no, pero a mí me gustan las dos Batman anteriores dirigidas por Nolan. El caballero de la noche (el que no asciende), de hecho, me parece excelente, con influencias bien procesadas de Michael Mann y hasta con una referencia, bien ubicada, a Un tiro en la noche de John Ford. Claro, luego de la catastrófica El origen, acerca de la cual coincidimos mi amigo y yo, me pregunté si eran méritos de Nolan los grandes logros de El caballero de la noche (el que no asciende). Quizás, a estas alturas, después de este Batman ascendente, me inclino a creer en que el gran organizador del Batman caballero que no ascendía fue el Guasón de Heath Ledger, uno de los villanos más atractivos que dio el cine en los últimos años, (y que organizaba la película, de forma aparentemente contradictoria, con una gran carga de anarquía). O, tal vez, sencillamente, la excelencia de Batman: el caballero de la noche (que no asciende, la de 2008, la película anterior a esta que asciende; perdonen las aclaraciones pero las películas se llaman casi igual) deba permanecer como uno de los grandes misterios de la historia del cine reciente. ¿Nolan hizo esa película bien y luego hizo muy mal El origen y mal esta nueva de Batman que asciende? ¿Qué le pasó? “Le pasó que siempre vendió humo”, me dice mi amigo, “ya se veía con claridad en Memento”, agrega. Yo insisto: ¿El diseño industrial más la genialidad de Ledger y otros actores sostuvieron a Batman: el caballero de la noche (que no ascendía)? Vaya uno a saber.

Lo que parece cierto es que, en todo caso, la tan mentada oscuridad del Batman de Nolan se ha convertido, en este Batman que asciende, en mera falta de luces. Falta de luces para resolver el tiempo y el espacio, por ejemplo: el tiempo del sitio de la ciudad y el tiempo de la cárcel agujero cilíndrico están contados a los ponchazos, los personajes tienen que verbalizar el tiempo que falta para esto y para lo otro (y tienen que explicar varias veces esto y lo otro, como pasaba en la igualmente espástica y charlatana El origen). Nada fluye, y es realmente risible el descuido narrativo que aplica Nolan para explicar cosas (y sigue explicando, y revelando, y dando vueltas de tuerca hasta el final).

Y mi amigo el anti-Nolan me saca de la computadora al grito de “¡este tipo Nolan hizo la remake de Insomnia, memoria por favor!” y toma el control de este texto y le habla directamente a quien él considera el culpable de casi todos los males del cine actual. Esto que sigue es de mi amigo:

Nolan, pusiste una explicación dicha por un fantasma (¿un fantasma interior vestido de traje?) y lo que dice tiene valor de verdad (bah, más o menos). Nolan, pusiste unos viejos desdentados y medio ciegos con ínfulas de Yoda. Nolan, destrozaste el verosímil un millón de veces, con gente que no se mata entre sí una y otra vez cuando se debería matar: algunas veces lo justificás con “quiero que no mueras ahora para que veas esto, maldito enemigo”, pero otras veces un personaje X no mata a un personaje Z sólo porque el personaje Z debe seguir vivo. Entonces, Nolan, si no pensabas matar a Z, no lo pongas a rango de tiro fácil de X, porque queda raro, feo y tonto que el que lo quiere matar no le dispare cuando lo tiene servido. Y dejá de abusar del “no te mato porque quiero que veas esto”. Y Nolan, por favor, no interrumpas peleas mano a mano importantes para irte por otras líneas narrativas, queda rara una pelea a las piñas, la pelea a las piñas, cortada. O qué sé yo, tal vez sea mejor hacer una película más concentrada en Batman y no tanto en un villano (ese Bane, que suena como Wayne, que suena como Bale) que tiene la densidad dramática de un luchador de Titanes en el Ring. Nolan, ¿del Guasón descendimos a esto? En la caída en el poder de seducción del villano reside buena parte de esta catástrofe. Nolan, habría que cronometrarlo, pero estoy bastante convencido de que tanto el villano ese (¿me querés decir cómo hace para comer pizza con esa porquería en la cara?) como el personaje de Joseph Gordon-Levitt tienen más minutos en pantalla que Batman, que por la mitad casi queda olvidado en el montaje, como si fuera una película de Corman, de esas en las que Vincent Price iba dos días al rodaje y después lo ponían en donde se podía, pero no alcanzaba para que fuera el protagonista por más que lo pusieran primero en el afiche. Ah, el montaje: Nolan, el montaje de esta Batman, más que sostener varias líneas narrativas se pavonea entre la arbitrariedad (entradas de flashbacks chirriantes, groseros) y la confusión. O la negación de problemas espacio-temporales: trayectos inexistentes e impedimentos espaciales que se resuelven mágicamente, y se multiplican a medida que la película se queda sin energías, que es bastante pronto y, rareza de rarezas, hasta Christian Bale parece no estar tan tenso. Nolan, te descubrí el truco (o al menos uno, el más importante de esta Batman): si uno no presta mucha atención, la película parece tener una gran potencia. Parece nomás. Apenas uno logra hacer el mínimo trabajo intelectual de prestarle atención a la musicalización, se da cuenta de que casi todo lo que parece grandioso, emocionante, trepidante y todo eso es porque ponen música (de Hans Zimmer, que repite y repite de Batman a Batman) prácticamente todo el tiempo: no hay secuencia de acción que tenga un segundo sin música al palo. El viagra musical de Zimmer empieza cuando se mueve una mosca y sigue y sigue y sigue. Y dale, y ponele el volumen fuerte, y decile al diseñador de sonido que te meta unos efectos guturales y muy surround para cuando hable Batman enmascarado, y también para cuando hable el malo de la cara tapada. ¡Nolan, por dios, Marion Cotillard no puede…

Mi amigo abandonó el texto y se fue a buscar DVDs de los anteriores Batman de Nolan para hacérmelos rever (él cree que tengo que recapacitar, que siempre fueron flojas esas películas). Antes de que reaparezca, les digo que lo único interesante de esta Batman que asciende y que quizás ya esté en los cielos, lo único con algún rasgo de humanidad, con algún atractivo cinematográfico, es Anne Hathaway como Gatúbela. Ella, que justamente actuó en una película en la que el viagra era un elemento temático (De amor y otras adicciones), crea un lindo personaje, uno que parece decidir su accionar de manera menos acartonada que todo el resto. Es la única que tiene un poco de sentido del humor, la única que no confunde gordura con hinchazón, ni profundidad con un agujero grandote.