Barroco

Crítica de Juan Carlos Fontana - La Prensa

Cómo construir una fotonovela

La película resulta original, bien contada y con resoluciones escénicas a las que sus protagonistas Julián Larquier y Julián Tello le aportan muy buenas caracterizaciones.

A veces lo que uno más ama puede conducir a un destino imprevisto. Eso es lo que le sucede a Julio, un joven que se emplea en una librería, en la que a medida que pasan los días se da cuenta que puede descubrir una serie de secretos impensados.

Mientras atiende a uno y otro cliente, Julio descubre que un compañero encontró un método para hacer un robo ‘hormiga’ de libros, sin ser percibido por el encargado del local y eso lleva al muchacho a preguntarse ¿por qué no hacerlo? Julio no roba porque necesita, sino por el simple pasatiempo de vivir algo distinto.

UNA MANERA CASUAL

Historia de un grupo de jóvenes, que parecen vivir de manera casual cada instante, los protagonistas que propone Estanislado Buisel, desprenden un cierto misterio en sus comportamientos, lo que provoca que a medida que avanza el metraje el espectador quiere saber más de ellos.

Con algo de suspenso, intriga, amores que aparecen y desaparecen y una Buenos Aires atravesada por la falta de gas y de energía eléctrica, lo que desencandena en sus habitantes extraños comportamientos, ‘Barroco’, es un filme original, impredecible y con un humor que despierta un constante interés.

Acá si bien el hilo conductor de la trama es el joven que se mencionó al comienzo, a medida que avanza la historia van apareciendo otros personajes tan enigmáticos como el primero. Uno de ellos es el amigo del protagonista, Lucas, con el que Julio trabaja en la elaboración de una fotonovela, para la que quiere involucrar en distintos papeles, no sólo a sus amigos y novias, también a sus compañeros de la librería.

ROBO DE CALOVENTORES

La esencia de la fotonovela es el robo de caloventores y una estafa que termina provocando una especie de tragedia. Entre la historia de Julio que aparece al comienzo y la fotonovela del final, el filme de Estanislao Buisel, se vuelve impredecible, a partir de un entramado de situaciones, que coinciden con el universo si se quiere demasiado personal de sus protagonistas.

El director no profundiza demasiado en sus personajes, los deja fluir con la evolución de la historia y no deja de resultar atractivo que la forma que elige para mostrar el comportamiento cotidiano de sus criaturas, atrape de principio a fin.

El mundo de la librería con sus propias leyes y típicos comportamientos, como el del distante encargado contable; o el del vendedor de usados que elije comprar libros robados, o decide canjear una historieta por un libro; hasta la búsqueda de conseguir fondos para financiar la fotonovela, son mostrados por Buisel con un preciso conocimiento del que sabe lo que está filmando.

En este último aspecto su película resulta original, bien contada y con resoluciones escénicas a las que sus protagonistas Julián Larquier y Julián Tello le aportan muy buenas caracterizaciones.