Barroco

Crítica de Alejandro Lingenti - La Nación

Sucesos no muy extraordinarios

En los primeros minutos de Barroco, Estanislao Buisel deja delineado con eficacia el argumento de su ópera prima: Lucas acaba de dejar la carrera de Letras, entra a trabajar como empleado a una librería, tiene una novia que se dedica a la música barroca, prepara con la ayuda de un amigo una fotonovela y vive en un departamento que calienta haciendo fuego con desperdicios, ya que le cortaron el suministro de gas. Es el punto de partida de una historia que hilvanará algunos sucesos no muy extraordinarios que serán narrados siempre en un tono sosegado, casi neutro, que sólo se verá alterado por una reacción violenta del protagonista con un pedante pianista que en el pasado tuvo una historia amorosa con su novia.

Estrenada en el Bafici 2013, la película pone el foco en un sector social bien determinado: gente de la clase media porteña con un cierto nivel de ilustración que el espectador podrá confirmar a partir de algunos parlamentos deliberadamente explicativos. Buisel no altera el ritmo de la narración en ningún momento y mantiene el volumen discreto aun cuando aparece el conflicto que Julio desatará en su flamante trabajo cuando decide perpetrar un robo sin tomar los recaudos necesarios para que no lo descubran. Más tarde, comprobaremos que parte de la vida personal de los personajes se irá filtrando en esa fotonovela que funcionará como coda del film. En ese epílogo de casi veinte minutos que homenajea a un clásico de la fotonovela, la italiana Killing, publicada en la Argentina en la década del 70 -y que remite de algún modo al trabajo de Chris Marker, el artista francés al que se le atribuye la invención del documental subjetivo-, Buisel acelera necesariamente la velocidad de la narración y despliega un humor, una inventiva y un temperamento lúdico que asomaban con más recato en la otra zona de su película. Una vez más, la música de Gabriel Chwojnik, en esta ocasión de inspiración barroca, es excelente y colabora a generar clima en cada aparición sin apelar a subrayados ni lugares comunes.