Barbie y la puerta secreta

Crítica de Ramiro Ortiz - La Voz del Interior

La película Barbie y la puerta secreta soprende por el planteo de un mundo paralelo, en el que se adivinan las influencias de Tim Burton.

La compañía Mattel fundada en 1945 con base en California es la segunda más grande del mundo en la actualidad y su poderío no ha estado exento de escándalos como la crisis de la pintura con plomo en 2007, que la obligó a retirar más de un millón de juguetes de su segunda marca, Fisher Price, del mercado.

La muñeca Barbie, uno de sus juguetes más rentables, fue lanzada en 1959 y en 1987 como parte de la ampliación de productos por primera vez se hizo un cortometraje con su figura. Desde entonces ha realizado entre estos, largometrajes, y dirigidos al mercado del video, alrededor de unos 20. Esta última es una de las mejores películas de Barbie que se hayan hecho.

Si bien el personaje tiene un carisma especial para muchos niños, las películas animadas han sido por regla algo esquemáticas, rudimentarias bajo un disfraz de brillos.

En ese contexto Barbie y la puerta secreta sorprende. La princesa Alexa, protagonista del cuento, descubre un pasaje a otra dimensión y allí es como que el estilo general del filme atraviesa el portal y sufre una renovación.

En ese otro mundo donde Malucia les roba la magia, las alas, las colas de sirena, y demás a las chicas, Alexia llega para hacer un poco de justicia, aunque para ello debe aprender primero a confiar en sus poderes y luego a utilizarlos. Esto claro le servirá para regresar a su mundo palaciego y asumir los compromisos de quien ya es: una mujercita.

El mundo paralelo hasta parece hecho por otros animadores: los colores, los efectos, los personajes, la fantasía, todo se aleja del look Barbie clásico y se mezcla en un pequeño pero saludable caos de libertad mayor.

Se notan influencias como las de Tim Burton y sus paisajes espiralados, o su versión de Alicia en el país de las maravillas, o reminiscencias de las Campanita de Disney, pero está bien, la animación también es un lenguaje universal.

La importancia de la lectura pero la conciencia de no perder el contacto con el mundo, donde se debe hablar públicamente, bailar y vincularse con adultos y con varones, son algunos de los hilos del argumento.