Bárbaro

Crítica de Leonardo M. D’Espósito - Revista Noticias

Lo primero: está bien hecha. Esta película está bien hecha, bien filmada, asusta cuando debe y lo hace eficazmente más allá del sustito tecnológico. Da miedo su forma porque refleja el miedo del fondo, nacido de una situación, como el título india, bárbara (en el sentido más vikingo de esta romana palabra). Pero además hace otra cosa: defrauda -en el buen sentido- cualquier previsión del espectador, que en este género, como explicaba Hitchcock, siempre quiere saber más que el realizador. Es su trabajo, pues, confundirlo: eso también genera miedo. Más allá de estas consideraciones si se quiere técnicas, el fondo es interesante: un legado de violaciones e incestos da como resultado un monstruo. Y la puesta en escena (con puntos de contacto con la reciente El teléfono negro, también un cuento sobre un horror americano bajo de la superficie) subraya lo que una sociedad barre debajo de la alfombra o de, en este caso, el césped bien cortado de casitas suburbanas. Por momentos, además, el realizador Zach Cregger, evidentemente dotado, comprende que todo film de terror tiene no poco de sátira y lleva las cosas al absurdo que provoca la risa. No es involuntario, sino parte sustancial del sentido de la película: distraernos para luego golpear con más fuerza. ¿Contamos poco? Chica llega a una casa en plena noche lluviosa y el lugar no es lo que parece. ¿Para qué más? El mejor terror suele comenzar así.