Bárbaro

Crítica de Fabio Albornoz - Ociopatas

Impulsada por los elogios de muy buenos directores del fantástico como Edgar Wright y Fede Álvarez, BARBARIAN escaló en silencio hasta transformarse en un gran éxito comercial a la fecha de 25 millones de dólares (con un costo de apenas 10) .

El joven actor Zach Cregger ya había codirigido una comedia titulada MISS MARZO (2009), pero su verdadero anhelo era sacar adelante este debut en solitario que se venía postergando. Luego de casi perder el proyecto (el financista original había muerto), Cregger logró captar la atención de algunos inversores, y para abaratar costos decidió rodar en Bulgaria, donde obtendría también algunos beneficios fiscales.

Toda esta serie de circunstancias permiten que hoy estemos ante una de las grandes sorpresas del año. Una perfecta maximización de los recursos que aparenta mucho más costosa de lo que finalmente es. Sobre el argumento es preferible no decir demasiado. BARBARIAN es un film que se disfruta (y sostiene) aun a pesar de cualquier giro que nos anticipe el tráiler. La experiencia de ingresar a la sala con poca información, la hace mucho más gratificante.

¿Lo que se puede contar? Una joven viaja a Detroit para una entrevista de trabajo. Alquila una casa en un barrio peligroso y cuando llega se percata de que alguien más la alquiló. Ante el confuso episodio, la chica decide aceptar la propuesta de este hombre: compartir el departamento por una noche. BARBARIAN teje dos líneas (o subtextos) que atraviesan todo el film. Por un lado, el punto de interés de Cregger es, sin dudas, la decadencia histórica de Detroit (notable acá el diseño de producción), aquella ciudad que supo ser durante muchos años el epicentro económico de Estados Unidos reflejado en la prosperidad y el sueño americano representado en los gloriosos años de la fabricación de automóviles. En la otra punta, la figura de la mujer. O, mejor dicho, el rol que asume en las diversas sociedades.

Estas temáticas que maneja Cregger quedan demostradas desde el comienzo. La llegada nocturna a Detroit es aterradora. Las calles silenciosas y su oscuridad. La protagonista no puede abrir con el código la puerta de entrada del departamento. Se larga una tormenta y luego se percata que hay otro hombre en el interior del hogar. El temor y la desconfianza se adueñan de ella. Debe decidir entre compartir la noche con un desconocido, o quedar a la deriva sin ningún otro hotel liberado.

La figura masculina es vista como una amenaza latente. Pero como sucede en casi toda la dinámica del film: nada es lo que parece. Sabemos poco, y cuando creemos tener algunas certezas, Cregger golpea y nos desconcierta nuevamente. BARBARIAN es una de esas películas en donde todo parece funcionar a la perfección: Dirección, montaje, sonido, fotografía y diseño de producción al servicio absoluto de un film dedicado a maximizar todos y cada uno de sus recursos con gran inteligencia.

La casa donde transcurre buena parte del film está encuadrada de manera notable. Cada espacio tiene su propia atmósfera. Cregger exprime al máximo toda la estructura del lugar, para revelar continuos secretos. Algo como lo que hace la propia estructura del film. El montajista Joe Murphy le da un pulso extraordinario a BARBARIAN, pero no desde lo frenético. Los breves saltos temporales condensan muy bien el encadenamiento de escenas, y luego esa triple ruptura (o cambio de punto de vista) que vuelve aún más atractiva la película.

Un corte abrupto (y anticlimático) nos coloca en una ruta, con un auto lujoso conducido por un famoso director de cine al que se le viene el mundo abajo. Es denunciado por abuso sexual. Signo de los tiempos en relación al “MeToo”. Sus grandes gastos hacen que entre en quiebra, y deba empezar a vender propiedades. Una de ellas, ubicada en Detroit (la de la primera parte del film). A partir de aquí, vuelve a ponerse en valor el título de la cinta. Este director debe bajar socialmente de categoría para subsistir. Y nuevamente es Cregger quien pone a la figura masculina como una amenaza.

El tercer y último quiebre narrativo es temporal. La historia nos retrotrae a los años 50’. Casi como hurgando en la raíz del problema. Los vecinos de Detroit comienzan a irse por la crisis, y vemos la composición familiar con la ama de casa prototipo, los colores pastel y la figura masculina dominante. Un gran acierto que nos permite observar a través de una rendija temporal. Cada una de las partes de BARBARIAN se complementa a la perfección, y nos permiten entender la topografía y el corazón de todo el conflicto.

Cregger hace de BARBARIAN una pieza provocadora contra los viejos esquemas del género. Destroza las expectativas de lo esperable (un jumpscare, una puerta que se cierra), tanto así, que por momentos el film camina por la delgada línea del gesto evidente. Como si todo estuviese puesto en función de esquivar el camino obvio. Es posible que el último tramo comience a flaquear. Cregger parece no terminar de encontrar la conclusión ideal para su historia y algunas arbitrariedades emergen para atar cabos sueltos.

De todas formas, nada es suficiente para arruinar una de las sorpresas del año. BARBARIAN es una montaña rusa de terror con grandes dosis de humor. No se avergüenza de ninguna de sus ideas. Una fiesta absoluta para quienes los fanáticos del género.

Opinión: Muy buena.