Bárbaro

Crítica de Elian Aguilar - Cultura Geek&Pop

Bárbaro: el terror a lo desconocido
La pobreza genera muerte

Una mujer conviviendo a la fuerza en una noche oscura con un hombre algo extraño… si creen que Bárbaro es la película de terror que vieron mil veces, les diría que le den una oportunidad. Les ofrecemos un tour por una casa y un barrio un tanto particulares.

¿De qué va?

Una joven que viaja a Detroit para una entrevista de trabajo reserva alojamiento en la ciudad, pero cuando llega de noche tarde, descubre que la casa fue reservada a dos personas simultáneamente y hay un extraño parando en la vivienda. En contra de lo que le aconseja su propio sentido común, decide pasar allí la noche, y pronto descubre que hay mucho más que temer que la presencia de un huésped inesperado.

Detroit es una ciudad conocida por los cinéfilos amantes del género fantástico. Cuna de una pobreza extrema, fue la casa de Robocop durante mucho tiempo (¿alguien recuerda que hubo una remake?) y un recordatorio de como el capitalismo nunca fue bueno… Pero ¿qué tiene que ver todo esto con lo que sucede en esta película?.

Esta es la primera película como director del actor Zach Cregger (The Whitest Kids U’Know y The Civil War on Drugs), que tuvo siempre experiencias como escritor en la comedia. ¿Pero en qué se parecen o diferencian?

En sus palabras:

“Mi primer trabajo en el mundo del espectáculo fue como guionista y director en un programa de sketches que tuvo cinco temporadas. Así que allí puse a trabajar mis músculos de comedia, por así decir. Y creo que en el género de terror, se usan los mismos músculos, ya que tanto en la comedia como en el terror, se trata de estar un paso más adelante del público y hacer una cosa cuando se espera otra, y la anatomía de un chiste no es muy diferente a la anatomía de un susto. Las dos tienen que ver con el timing y el tono, de modo que me vino bien haber tenido esa gimnasia cuando incurrí en el género de terror”.

Ahora bien, todo parece arrancar como el típico thriller donde dos personajes (uno más sospechoso que el otro) quedan encadenados a una situación que no pueden manejar. Cuando la protagonista llega al Airbnb que alquiló, descubre que ya fue alquilado a otra persona también. Y al ser ella una mujer joven y él un hombre que ya tenía el lugar, todo se vuelve tenso.

Para el papel de Tess, la desafortunada pero decidida protagonista, eligieron a Georgina Campbell, una actriz muy conocida por sus papeles en series tales como Broadchurch, Krypton, Black Mirror y La sospecha; mientras que para el papel de Keith, que es quien está parando en la vivienda de alquiler que Tess reservó, eligieron a Bill Skarsgård, el actor nacido en Suecia que creó el personaje de Pennywise en las películas It e It: Capítulo dos, basadas en la novela de Stephen King, y que protagonizó películas y series tales como Hemlock Grove, Divergente la serie: Leal, y Castle Rock.

Con unos 20 minutos de mucho ritmo pesado, miradas, silencios y por sobre todo incomodidad todo cambia… pero cambia de verdad. No sólo el subgénero, sino también los protagonistas.

Hacia el mid-point (elemento importante en la construcción narrativa, que no se usa tanto en occidente) se desvela el verdadero villano de la historia, el tono y el verosímil final.

Difícil hablar de Bárbaro sin entrar en spoilers y arruinar la experiencia. Sólo vamos a decir que la casa y lo que hay debajo de ella se convierten en personajes protagonistas de la historia. Una suerte de laberinto con un Minotauro producto de la desidia y pobreza de una sociedad que fue dejada de lado.

En el medio, aparece el personaje de AJ, interpretado por Justin Long (el de Jeepers Creepers) que resulta ser el dueño de la casa mal alquilada y que enfrenta algunos problemillas legales producto de una denuncia de violación dentro del ámbito del cine. Total normalidad.

La tensión y el ritmo son cuestiones muy bien trabajadas en Bárbaro, que no busca parecerse a otras películas de género. A nivel personal, el verosímil y la justificación se sintieron algo clasistas, victimizando siempre al mismo lado de la escala social, haciendo una suerte de limpieza a la policía (a pesar de tratarla como una banda de incompetentes) y banalizando ciertas cuestiones.

A pesar de todo eso, estamos frente a una de las grandes sorpresas del año. De esas películas que no se parecen a nada, y que genera tanto fanatismo como odio. Como la polarización de la vida misma.