Bárbara

Crítica de Marcelo Cafferata - Revoleando Butacas

Aunque el ambiente que construye dentro del clima vivido en la Alemania de la Guerra Fría (más particularmente dentro de Alemania Oriental) parece remitir directamente al logrado por otro gran film alemán como fue "La vida de los Otros", en el nuevo trabajo de Christian Petzold, "Bárbara" esta temática es abordada desde un plano más íntimo y personal.
Todo ese clima de tensión de la época, se filtra de acuerdo a la mirada y las vivencias de su protagonista, casi excluyente dentro del relato.

Y ya desde el título "Bárbara" centraliza toda su narración en el papel encarnado por Nina Hoss, de la que iremos tomando algunos datos a medida que avance el relato, de forma tal de ir completando un complejo rompecabezas en tanto y en cuanto vayan surgiendo elementos en la trama, que nos den la posibilidad de ir reconstruyendo su pasado mientras somos testigos activos de lo que pasa en su presente.

Corre el Verano del '78 y de Bárbara, sabemos que es médica y que en algún momento ha estado presa en Berlín Occidental. También sabemos por su trabajo actual, que una vez que ha salido de prisión ha sido enviada a un hospital de un pueblo pequeño y distante de la parte Oriental.

Petzold -quien pertenece al movimiento cinematográfico de la Escuela de Berlín, comparabale desde alún punto a la nouvelle vague francesa- muestra a través de diversos elementos en el laboratorio y en el hospital, de la vida de los médicos y del equipamiento casi obsoleto, el sistema imperante en la Alemania del Este.

Barbara comenzará a entablar una relación con el médico y jefe de la clínica, André (Ronald Zehfeld) quien en alguna de sus charlas termina por confesarle el motivo por el cual él también está cumpliendo sus funciones en ese mismo hospital.
Lo interesante de los dos planos narrativos que plantea "Bárbara" es la tensión y el alerta permanente en la que ella tiene que vivir, lidiando con su presente y en cierto modo, atrapada todavía en su pasado, con todo lo que esto significa en el contexto político e histórico en el que se encuentra planteada la historia.

Barbara tiene sus movimientos casi calculados, se encuentra fuertemente controlada y deberá resistir inspecciones periódicas de rutina practicadas por la policía secreta, completamente vejatorias -tanto de la forma en que revisan su departamento como en que la revisan a ella misma- y esto tampoco Petzold lo pinta sin ningún tipo de subrayado, sino simplemente dejando correr la cámara con total naturalidad.

Todo el panorama se va reconstituyendo a partir de pequeñas pinceladas, situaciones que van indicando como es el universo en donde la protagonista debe moverse y Petzold elige una manera de narrar dejando solamente algunas señales, alguna marcas en las acciones que Bárbara va desarrollando. De esta forma, nunca contamos con absolutamente toda la información y progresivamente, podemos ir teniendo datos de la doble vida que ella lleva.

Mientras se desarrolla la historia central, dos subtramas a partir de situaciones vividas por pacientes que ingresan al hospital van creando lazos entre Barbara y André y se constituyen en otras herramientas de las que se vale el director para presentar elementos del escenario político de ese momento. Logran además, agregar misterio y tensión al relato y mostrar la postura de nuestra heroína ante determinadas situaciones que aparecen en su vida profesional.
Así se presentan los casos de Stella (Jasna Fritzi Bauer), una jóven embarazada en campos de prisioneros que es perseguida por la policía y Mario, un jóven suicida.

Pero el eje de la historia es la posibilidad que aparece junto con André de darle a su vida una nueva dirección.
Sin embargo, hay algo en Barbara que no la permite sentirse tranquila, el mismo clima de duda y de exposición que pretende mostrar el director sobre la vida de Alemania en aquel momento. Nina Hoss es una presencia casi omnipresente en pantalla, una elección perfecta para un rol protagónico complejo, pliegues que logra transmitir a través de sus miradas, sus gestos contenidos, sus expresiones de alarma constante y algunos pequeños momentos en donde ella puede sentirse relajada, liberada (prácticamente relegados a los encuentros furtivos con su amante). Sus trabajos anteriores con el director hacen que Petzold conozca claramente las posibilidades para hacer brillar a estar gran actriz y ambos explotan al máxima cada una de esas posibilidades.

"Barbara" redituó a Petzold el Oso de Plata al Mejor Director en el Berlinale de ese año, y también fue seleccionada para representar a Alemania en los Premios Oscar a Mejor Película en Lengua Extranjera.
Un film que retrata toda una época a través de los ojos de su protagonista y que siendo filmado en la actualidad remite a una tierra dividida aún cuando en general, se piensa que en la Alemania de hoy las divisiones ya se han esfumado.
Tal como ha dicho el director en una entrevista, esa división no está aún en el pasado y sobre el particular declara "Dicen que si no tenemos una sóla identidad, estamos como esquizoides" y agrega "Pero pienso que cuando te sentís esquizoide es un buen momento para el arte". Y quizás así se resuma todo.