Bañeros 4: Los rompeolas

Crítica de Matías Lértora - Cines Argentinos

Antes que nada es conveniente aclarar que quien escribe estas líneas es fan de las películas originales de los Bañeros. El ver fragmentos en la tele o buscar escenas específicas en youtube me produce mucha gracia, y cuando hace unos meses se estrenó la versión remasterizada del hito de la década del 80 la disfruté y me reí muchísimo aun conociendo los diálogos de memoria.
Esto me sucede a mí y a muchos porque esas películas tocan una fibra sensible de una parte determinada de nuestras vidas y nos conectan con ella, y el problema principal que tiene este estreno es que nos damos cuenta que no se puede emular esa sensación aún utilizando la misma fórmula y temática.
Bañeros 4: los rompeolas es verdaderamente mala y no por estar mal editada y mal actuada ni tampoco porque se ven los micrófonos, así como tampoco porque tiene miles de errores de continuidad. En este caso lo berreta está bien.
La película es mala porque no hace reír, o mejor dicho, a mi no me hizo reír. Y aquí es donde me doy cuenta que claramente la cinta no está dirigida hacia mi (aún siendo fan de los bañeros) sino al televidente del prime time. Aquel que hace zapping entre Telefe y Canal 13 consumiendo Peligro Sin Codificar y los personajes que desfilan en Showmatch.
A lo mejor esas personas encuentras graciosas las situaciones (ya muy quemadas) en las cuales encontramos a Pablo Granados, Pachu Peña, Freddy Villareal, Nazareno Motola y el impresentable de Mariano Iudica. (Perdonamos a Emilio Disi, quien seguramente recibió una oferta que no pudo rechazar).
Los que no sean de ese palo la van a pasar verdaderamente mal porque lo mejor del film (si merece ser llamado de esa manera) es Karina Jellinek, y decir eso es algo tan triste como brasileño en San Pablo tras el siete a uno.
Dentro de las imperfecciones que tiene el cine argentino, que por suerte van disminuyendo y cada vez hay mejores y más diversas películas (más allá de los gustos) se podría decir tranquilamente que Bañeros 4 es el grano lleno de pus dentro de la nueva cara del cine nacional. Así que esperemos que cuando reviente no manche.