Bandido

Crítica de Marcelo Cafferata - Lúdico y memorioso

Dentro de los estrenos de este jueves en el Espacio INCAA Gaumont, y presentándose simultáneamente dentro del ciclo “Jueves Estreno” de la plataforma www.cine.ar/play, se estrena “BANDIDO”, la película del director cordobés Luciano Juncos, que fue apertura este mismo miércoles del 22º BAFICI.

Con un trabajo anterior, “La laguna,” que formó parte de la Competencia Internacional en el Festival de Cine de Mar del Plata en 2013, Juncos ahora tiene la posibilidad de participar en otro gran festival con un trabajo que combina el retrato de un cantante popular vinculado con el tema de la fama y el punto de inflexión en donde comienza a esfumarse el reconocimiento del público.

Roberto Benítez, más conocido dentro del mundo de la música como “Bandido” (Osvaldo Laport) es un cantante popular que ya ha atravesado su momento de gloria. A pesar de que su carrera lo ha dotado de cierta popularidad y le ha permitido sostener una buena situación económica, el paso del tiempo ha hecho que comience a pesarle el olvido y que sienta que es la hora de plantearse el final de su carrera: quizás ya esté llegando el momento del tan temido retiro.

Su manager (el español Juan Manuel Lara, actor con una reconocida trayectoria en cine y televisión) le pide la grabación de un último disco de grandes éxitos como una marca inconfundible de un final anunciado y esa última gira para presentar este trabajo, que será una suerte de despedida definitiva del medio.

El tono melancólico y de ocaso, tan bien marcado en la figura protagónica de un Osvaldo Laport medido y entregado completamente a su criatura, atraviesa la totalidad de la historia. De esta forma, dialoga con otras realizaciones que fueron impregnadas de esta sensaciones que aparecen frente a un adiós, y se contruye como una perfecta síntesis entre “El último Elvis” (Armando Bó, 2012) y la más reciente “Mario on Tour” (Pablo Stigliani, 2017) espejándose en la figura del músico itinerante aferrado a las canciones más entrañables para el público.

Un hecho fortuito y desafortunado –el robo de su auto por un grupo marginal de adolescentes del pueblo que lo deja de a pie- lo conectará con el cura del barrio, que lo auxiliará, lo acompañará a la comisaría a realizar todos los trámites y le dará refugio en su propia casa. Si bien durante ese pequeño derrotero muy pocos logran identificarlo, el reconocimiento llegará al encontrarse en la casa del cursa con un músico compañero de su juventud.

El planteo del peso fantasmal del pasado aparece entonces a través de dos líneas completamente diferentes. Por un lado, como aquel momento de gloria dentro de su carrera como cantante que ha quedado atrás y por el otro, el pasado se presenta en la figura del reencuentro con ese músico con el que han compartido gratos momentos y que será justamente, quien le brinde la posibilidad de poder reinventar su presente y encontrar un estímulo para seguir adelante.

De esta manera encuentra un nuevo rumbo ayudando al grupo de vecinos, participando de un concierto que se organiza para manifestar en contra de la instalación de una antena de telefonía en pleno centro de la ciudad con las peligrosas consecuencias para la salud que esto conlleva y sin que la municipalidad o los medios ayuden a visibilizar este problema.

“BANDIDO” transforma este relato de caída y de ocaso de la carrera en una nueva oportunidad de sentirse vivo y de involucrarse en proyectos que vuelvan a darle sentido a sus planes y despierte nuevamente la pasión que irá repercutiendo en todos sus vínculos cercanos (principalmente en el vínculo con su hija).

Sin mayores pretensiones que contar una historia simple pero emotiva, Juncos no se aparta de los cánones y las estructuras tradicionales que le sirven de andamiaje para trazar un recorrido efectivo y que llegue, como su protagonista, directo al corazón del público. Al acierto de haber trazado una puesta sencilla y directa, se suma un gran trabajo de Osvaldo Laport que encuentra el tono preciso para un antihéroe en busca de su redención, dotándolo de humanidad y sensibilidad y ganando rápidamente la empatía con el público, generándose ese sentimiento de adhesión a la historia que es el ingrediente principal para que “BANDIDO” llegue directo a la emociones.

POR QUE SI:

» El tono melancólico y de ocaso, tan bien marcado en la figura protagónica de un Osvaldo Laport medido y entregado completamente a su criatura, atraviesa la totalidad de la historia «