Baldío

Crítica de Tomás Cardín - Cinescondite

Los límites entre la vida cotidiana y la representación artística, en ocasiones, son difíciles de discernir. Esto sucede, sobre todo, cuando alguien que entra en el terreno de la interpretación de una ficción carga sobre sí el peso de un asunto impostergable en la realidad. Este es el eje de Baldío, la nueva película de Inés de Oliveira Cézar, quien además es co-guionista junto a Saula Benavente. En esta se narra tanto el transcurso como la desazón de los días de Brisa (Mónica Galán), una famosa actriz que debe lidiar por un lado con los límites temporales de una nueva filmación, y a la vez con las dificultades que le genera su hijo Hilario (Nicolás Mateo), quien sufre de una severa adicción a las drogas. Tanto Galván y Mateo, como Rafael Spregelburd -en el rol del director de la obra protagonizada por Brisa- y Gabriel Corrado -en el papel del padre ausente, irresponsable e insensible-, aportan matices particulares, y necesariamente disímiles. En conjunto, logran consumar el meollo dramático, a partir de la tensión entre los compromisos profesionales que deben concluirse como sea, al mismo tiempo que se transita un contexto de impotencia y malestar a nivel personal, mientras otros buscan desentenderse de toda situación delicada o dificultosa.