Baldío

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Brisa sabe que puede manejar situaciones o intervenir en ciertas decisiones durante la filmación de su nueva película con ese director tan soberbio. Incluso puede llegar a aconsejarlo o presionar sobre el staff. Es una actriz importante, capaz de imponer su condición de diva. Pero nada puede hacer cuando sale a la calle y se convierte en la madre de Hilario, ese hijo drogadicto que se mueve siempre al borde del abismo.

Cómo pensar que duerme en un container de basura o se desmorona de frío cuando la droga lo tira de madrugada a los brazos de una resignada Brisa, sola para recibirlo y ayudarlo. Porque Brisa está separada y su ex tiene otra casa, otros hijos para mantener y preocuparse, aunque siempre hable con ella y le aconseje sobre cómo ser una madre no tan sacrificada.

"Baldío" es la travesía solitaria de una mujer exitosa en la profesión, que no puede dejar de ser una madre presente. Es que tantas veces se jugó para solucionar la adicción internándolo o aislándolo en su casa. Pero Hilario huye y se resiste a la salvación. Ahora Brisa está intentando que el chico acepte la internación y no le desvalije la casa para comprar droga.

Entre una vida glamorosa como actriz y diva de estudios y la maldita realidad, Brisa no aguanta más. Parece que ese hijo-problema hasta le impide la vida afectiva con una nueva pareja o la complicada filmación de una flamante película.

CAOS DE LA DROGA
Esta es la última película de Mónica Galán, con cuarenta años en el medio y más de treinta películas y tiras televisivas realizadas. Su gran ductilidad le permitió ser todo tipo de personajes, desde la Victoria Ocampo de "El mural" hasta la Perichona de "Cabeza de Tigre", pasando por vengadoras y mujeres malas. Pero siempre fue llamada como actriz secundaria, a pesar de sus excelentes actuaciones.

"Baldío" es una idea original suya, que con guión de su amiga Inés de Oliveira Cézar y su sobrina Saula Benavente, le permitió en el final de su vida (ella lo sabía) asumir un protagónico. Y aquí demuestra una vez más su talento, la fuerza que es capaz de infundir en esa madre al borde del caos de la droga. En un filme de medios tonos, pero también de estallidos (los golpes de su hijo en la puerta de su casa de madrugada, la debilidad prepotente de su cuerpo tirado en la calle), Brisa demuestra que puede dar vida a una diva y en contrapunto, desangrarse en el oficio de madre, con el mismo carisma y la necesaria templanza de la mujer frente a la necesidad familiar.

TOQUES POETICOS
"Baldío" transmite ese mundo de emociones y sentimientos del universo femenino, clásico en la filmografía de Oliveira Cézar, y la densidad del desasosiego en tiempo de espera. Ciertos toques de humor, necesarios para balancear semejante densidad, aparecen con la locura de la filmación o las búsquedas del paradero de Hilario, que Brisa emprende con otra actriz, su mejor amiga (estupenda Mónica Raiola).

El filme, con toques poéticos que pasan por la fotografía y la música, a pesar de la esencia dramática del tema, no cae en excesos ni golpes bajos. Pocas veces el punto de vista de aquellos que sufren por sus seres queridos en manos de la droga ha sido tratado. "Baldío" lo logra plenamente, hace sentir lo que ellos sufren y pierden en la lucha. Esta producción logra reunir la estética, la autenticidad, la emoción (no perder la escena final), y cristaliza para siempre la figura de una gran actriz, Mónica Galán.