Balada triste de trompeta

Crítica de Martín Morales - MM Críticas

CIRCO, SANGRE E HISTORIA

Luego de "Los Crímenes de Oxford", Álex de la Iglesia decidió no solo dirigir esta nueva cinta, sino también escribirla y, pese a que tiene sus aciertos argumentales, aquí queda demostrado que él es mucho mejor director que guionista, ya que el despliegue visual y de camarás brilla en casi todas las escenas, mientras que la historia está ausente y no cobra sentido en muchas oportunidades.

La historia se centra en un muchacho, llamado Javier, que decide ir a trabajar a un circo, el ámbito de su familia y del cual le prometió a su padre formar parte, como el payaso triste. Allí conoce a una bella mujer, novia del payaso contento. Una serie de desafortunados eventos, apoyados por la problemática política y social del país en esa época, va a ir acechando al triángulo amoroso.

La película debe ser vista desde dos puntos de vista, los cuales se complementan pero tienen características que las diferencian mucho. Por un lado, todo el aspecto visual y sonoro que el filme le regala al espectador. Álex de la Iglesia es un gran director y el trabajo que realizó aquí con la manera en la que llevó adelante la historia y, principalmente, el estilo con el que la filmó, es precioso y artísticamente sublime. La elección de las locaciones, el trabajo de maquillaje (mejor imposible), el vestuario, la dirección de arte, los efectos especiales, el dinamismo y el manejo de la cámara, los planos cerrados, panorámicos y generales, los variados e ingeniosos encuadres y el trabajo realizado para que la cinta sea única visualmente, es admirable y envidiable. Hay varios momentos que producen escalofrios, no solo por mostrar la ferocidad de los personajes en pantalla con mucha velocidad y sin dejar tiempo para que el público pueda reaccionar, sino por el muy bien logrado montaje realizado con la banda de sonido y esos acordes dramáticos que acompañan y crean situaciones espectaculares, como por ejemplo la escena en el restaurante; el comienzo; ese momento en el cine con la canción de Rafael que le da el nombre a la película (fragmento del filme "Sin un Adiós", de 1871); y ese soberbio final en el Valle de los Caídos.

Pero, y es allí donde la película lamentablemente desilusiona y falla, el guión, muy prometedor al comienzo, con esa introducción imponente y ese compilado que va mostrando el entorno histórico en el que el argumento se desarrolla, mezclando varias figuras del cine de terror, es totalmente sin sentido e incoherente mientras los minutos van pasando. El relato es muy sencillo y nunca se aleja ni se da permiso para inspeccionar ni tocar los diferentes puntos que el mismo nombra como importantes. La historia comienza mostrando la revolución, cómo los payasos y artistas circenses son obligados a formar parte de la batalla y cómo el hijo de uno de ellos promete venganza. Luego de esto, la cinta empieza a justificar todo con violencia gratuita, con miles de balas, con muchos litros de sangre, con quemaduras, perforaciones, deformaciones, sexo, golpes, explosiones y, principalmente, con una ridiculez, que tiene un humor negro divertido, pero que por momentos pasa la linea de lo creíble y se torna cansador. No hay un hilo conductor que explique los sentimientos de los personajes, no hay una historia atrapante e interesante, es una seguidilla de escenas rápidas descolgadas y mal unidas que alargan la duración y hacen de la película un espectáculo visual impresionante, pero narrativamente muy pobre.

Las actuaciones son correctas, cada uno de los intérpretes se destaca cuando su rol se torna exagerado y necesita de la profundización de las expresiones faciales y corporales para crear dicha ridiculez. Carlos Areces (Javier), está perfecto cuando, cerca de la mitad del relato, su personaje se transforma; Antonio de la Torre (Sergio), muy creíble en todo momento, su rudeza y machismo están muy bien desarrollados; Carolina Bang (Natalia), utiliza su belleza y un bien logrado mimetismo en su rostro, principalmente en sus ojos.

"Balada Triste de Trompeta" es una cinta que tiene muchos aciertos técnicos, pero cuya historia desarrolla una simplicidad y una falta de creatividad muy llamativa y desilusionante. Una película con mucha sangre, injustificada en muchos momentos, que no es de lo mejor de Álex de la Iglesia, y que clarifica que él, con tan solo mirar como llevó adelante todo el desarrollo final, es mucho mejor director que escritor. Una cinta que será amada u odiada.

UNA ESCENA A DESTACAR: comienzo y final.

Nota aparte: Sería un deleite, imposible, poder ver esta misma historia escrita y dirigida por Quentin Tarantino.