Balada triste de trompeta

Crítica de A. Degrossi - Cine & Medios

Triángulo de amor bizarro

Alex de la Iglesia nos presenta la que sin dudas es su obra mayor. Desmesurado, intenso, cruel, creativo, insolente, pero sobre todas las cosas: talentoso. Así es este cineasta con mayúsculas que se atrevió a usar la historia más sangrienta para construir un relato no menos sanguinario.
En 1937 un grupo de los "rojos" llega a un circo para reclutar hombres dispuestos a pelear contra los "fachas". Lo hacen interrumpiendo la función, justo cuando el payaso tonto (Santiago Segura) debe rematar la rutina con el payaso listo (Fofito). No es casual que este tremendo homenaje a los payasos y su lucha en tiempos de crisis inicie nada menos que con Fofito en escena. Sí, el hijo de Fofó, el hermano de Gaby y Miliki. Los payasos españoles que bien supieron de que iba el franquismo y huyeron de este hacia centroamérica, para años después encontrar el éxito también en Argentina. Como contraparte está Segura, actor fetiche de Alex y bien podría decirse un payaso, a su modo.
Cuestión que el payaso tonto es detenido por los "fachas" y una vez en prisión, durante una visita de su pequeño hijo Javier, fija en él una idea: la venganza.
Años después, en 1973, Javier (Carlos Areces) consigue trabajo como payaso triste en un circo donde la estrella es el payaso listo (Antonio de la Torre). Un sujeto que con maquillaje es gracioso y que ama a los niños, pero que como hombre es un violento capaz de sangrar a su novia ante todo el mundo. La chica (Carolina Bang) en cuestión será el motivo del conflicto central que active en el hasta ahora contenido Javier la idea que su padre le instaló años atrás.
"Balada Triste de Trompeta" es emotiva, gore, violenta, sádica y por momentos graciosa. Ofrece escenas que quedarán para la antología. Sólo destacamos una, esa en la que Javier, ya desaforado, apunta con un arma a un niño y mientras lo hace le dice "no te tengo miedo".
Descomunal alegoría nada sutil es este filme que de manera inteligente utiliza hechos reales para convertirlos en escenario de este relato bestial. "No somos nosotros, es este pais" dice otro de los personajes. Puede que así sea, puede que la locura desatada sea fruto de otra más grande, intangible, imposible de abarcar y mucho menos de comprender.
Es que los payasos de De La Iglesia hacen quedar al Joker de Heath Ledger como un mimo de la calle florida. Las actuaciones son sobresalientes y el trabajo de dirección artística como el de fotografía, notable.
Es una pena que la distribuidora local haya manejado este lanzamiento de manera tan desafortunada; si bien el cronograma de estrenos de este año dificultó su estreno en tiempo y forma, semejante atraso hizo que muchos vieran este filme de la peor manera. Sí, está disponible en la red, pero no te la bajes, no porque tengamos una cuestion moral al respecto, para nada, es que películas como esta deben ser vistas en el cine, tal como fue concebida por su creador. Por esta vale la pena el esfuerzo y el gasto.