Bajo cero: milagro en la montaña

Crítica de Paula Caffaro - CineramaPlus+

Basada en un hecho real e inspirada en el libro que el propio Eric LeMarque escribió, el filme de Scott Waugh recupera la historia de un hombre que sobrevivió 8 días en la montaña luego de una intensa tormenta de viento y nieve.

La vida de LeMarque es aquella que uno espera escuchar cuando se trata de deportistas: un padre entrenador que fuerza a su hijo hasta el límite de sus capacidades para lograr que sea un jugador exitoso, tal vez superando los obstáculos que él mismo no pudo sortear durante su juventud. Este es el caso de Eric. Además de vivir su infancia con la presión de tener que ser el mejor jugador de hockey sobre hielo, el niño tuvo que soportar la dolorosa convivencia con sus padres en constante conflicto, muchas veces con tenores violentos.

En un tratamiento por adicciones, Eric se alejó drásticamente del mundo del deporte para avocarse a la vida en el retiro al pie de una montaña en la que intenta controlar su debilidad por las drogas cambiándolas por la adrenalina del snowbord. Eric vive en una cabaña cuya denominación es Out of bounds (fuera de los límites), y este detalle no es casual, ya que será la transgresión la causante del drama.

Como anticipación al hecho central de la historia, el nombre de la cabaña donde habita Eric es uno de los indicadores de tragedia que ofrece la película, para más tarde justificar la segunda (y definitiva) decisión de tomar el camino que la patrulla de control de montaña había inhabilitado. Es decir, la vida de Eric se trataba de una constante y peligrosa obsesión por traspasar los límites de lo permitido. Obsesión que se detuvo luego de la experiencia realmente límite que tuvo que vivir en Widow’s Peak, los ocho días que estuvo perdido al borde de la muerte.

Bajo cero: milagro en la montaña es una película, que como la mayoría de las inspiradas en hechos reales, intenta representar en su puesta en escena una recreación lo más “realista” posible de lo acontecido. Es, generalmente, ahí donde estos filmes pecan de poco interesantes, pues conociendo la historia del protagonista ya nada puede sorprendernos. Sin embargo, y esto es para destacar, la película se aleja de los golpes bajos incluyendo alguna que otra escena emotiva que se ve prontamente superada por LA escena del filme donde Eric deberá transgredir uno de los límites que jamás pensó que iba a experimentar ante el instinto límite de supervivencia.

La película no se extiende mucho en el tiempo y el resumen de los ocho días en la montaña está bien dosificado. De todos modos, y lamentablemente, por momentos se demora por demás y ese detalle logra opacar las bellas escenas en las que junto a Eric podemos disfrutar del notable firmamento en completa soledad y lejos de las distracciones de la gran ciudad.

Por Paula Caffaro
@paula_caffaro