Bacurau

Crítica de Ariel Abosch - El rincón del cinéfilo

Si buscan algo original, con un relato fuera de lo común, donde las explicaciones y justificaciones del accionar de los malos brillan por su ausencia, amigos lectores, vayan a verla. Porque el relato tiene un entramado complejo y pretencioso, como es el de imaginar un futuro bastante cercano situado en el norte brasileño. Pero no es algo maravilloso, sino todo lo contrario. Lo presentan apocalíptico, reiterando una idea vista infinidad de veces en libros, películas y series. Esta realización codirigida por Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles no escapa a esa regla básica de presentar una historia en un lugar determinado, con problemas edilicios, mal cuidados, o destruidos, un gobernador corrupto, un variopinto conjunto de vecinos y los malos, que van a alterar la vida de los habitantes locales.

La historia ocurre en un pueblo perdido en el mapa, Bacurau. Tan perdido se encuentra que lo borraron de los mapas satelitales, no existe más. Aunque hasta allí se dirige un grupo de paramilitares estadounidenses, incluidas dos mujeres, que se dedican a acosar, asediar y asesinar a todas las personas que viven ahí. ¿Cuáles son los motivos?, no se sabe. Pero son despiadados. Utilizan el pueblito con un coto de caza.

Esta estructura narrativa es muy similar a los recordados westerns y el espectador espera el momento en que las víctimas se defiendan, como puedan, de la pandilla de pistoleros.

La película tiene un elenco coral, destacándose Domingas (Sonia Braga), una médica alcohólica y resentida. La comunidad está de luto por la muerte de una mujer de 94 años, por ella es que permanece unida esos días y, aún más, cuando están en peligro. Pese a los sucesos dramáticos, la poca música que suena actúa como un contrapeso, en vez de acentuar las escenas. En este punto ocurre una importante diferencia con los westerns, porque ellos sí utilizan la música para resaltar la épica y el heroísmo.

Lo novedoso de la narración, es haber trasladado a Sudamérica una idea de esas características, pero, lo que frena el entusiasmo es el intrincado guión, con sus personajes que no terminan de definirse, porque hay muchos y cada uno actúa un poco y luego le deja el paso a otro y, por ende, al espectador no se le permite identificarse con ninguno. Además, ante la falta de una explicación sobre la motivación que tienen los parapoliciales para actuar así, deja una sensación extraña de insatisfacción luego de la visualización del film. Es por eso el atrevimiento de advertirles al comienzo de esta crónica, después no me digan que no les avisé.