Baaria. Las puertas del viento

Crítica de Miguel Frías - Clarín

Pintura del siglo XX en el sur de Italia

Giussepe Tornatore recorre setenta años de la Historia, desde su pueblo.

Baaria , de Giussepe Tornatore, es un fresco de gran parte del siglo XX en Italia, centrado en las transformaciones de un personaje llamado Peppino Torrenuova (Francesco Scianna) y las de su pueblo siciliano, que es también el del realizador (Bagheria). Los elementos básicos son los de todo el cine del autor de Cinema Paradiso , como su recargada emotividad, que cuenta con fanáticos seguidores y fanáticos detractores. Pero, en este caso, la inmensa búsqueda abarcativa le quita profundidad a la narración: por momentos, una sucesión de viñetas simplificadoras y esquemáticas.

Por Baaria , que a fuerza de elipsis hace saltar de etapas a su personaje central, pasan todos los vaivenes políticos/sociales que hubo entre 1910 y 1980, tamizados por el prisma de un comunista: Peppino. La estética es ampulosa, con grandes movimientos de cámara (muchos de ellos con grúas) y la omnipresente música de Ennio Morricone. El tono, simpático, algo ingenuo, combina costumbrismo, comedia alla italiana, drama y hasta toques de realismo mágico. Pero la nostalgia, sello de Tornatore, predomina en su largo metraje.

Como en Cinema...

hay personajes humildes, simpáticos y dignos: pasionales y profundamente melancólicos. Hay, también, partidas definitivas del pueblo de origen, padres muertos, efidicios derrumbados por un discutible progreso, homenajes al cine, tristeza ante el devorador paso del tiempo. La patria de Tornatore. Que acá funciona por instantes y por otros se pierde en una pintura general naif y estereotipada.

El filme, realizado a gran escala, se debilita en estos trazos gruesos de la Historia y recobra fuerzas cuando apela a un íntimo lirismo (a veces demasiado edulcorado) matizado con humor. La reconstrucción de época y costumbres, y los rubros técnicos, son impecables. En el cúmulo de personajes, el espectador verá a Angela Molina y a Mónica Bellucci.

Baaria , en síntesis, no es Novecento ni La mejor juventud . Sí una película sensible y, por momentos, conmovedora, al menos para que aficionados a la melancolía marca Tornatore.