Baaria. Las puertas del viento

Crítica de Martín Oltmann - Ver o no Ver?

En 1988, Giuseppe Tornatore estrenó la obra maestra "Nuovo Cinema Paradiso", por la que recibió reconocimiento internacional y fue galardonado con el premio Oscar a Mejor Película Extranjera. El problema es que este reconocimiento le llegó muy temprano en su carrera ("Paradiso" fue su segundo largometraje) y todos sus siguientes trabajos han sido comparados con ese gran film. Por esto, ninguna de sus otras películas ha logrado un reconocimiento internacional similar (a pesar que "La sconosciuta" es tan buena como "Paradiso"), quedando siempre opacadas por el recuerdo de "Cinema Paradiso".
Esta nueva super-producción (una de las más caras del cine italiano), nominada al Globo de Oro a Mejor Película Extranjera y al León de Oro en Venecia, es un film épico de larga duración (150 minutos) que abarca tres generaciones a lo largo de más de 5o años. Según comentó el director, éste es un tributo al pueblo de Bagheria en Palermo (al que los habitantes llaman Baarìa), lugar donde Tornatore nació y creció.
La historia, que contiene algunos puntos autobiográficos, relata la vida de tres integrantes de una familia (Cicco, Peppino y Pietro; padre, hijo y nieto) a lo largo de varias décadas. Combinando el drama y la comedia, "Baarìa" se centra principalmente en la vida de Peppino, desde su niñez, pasando por la adolescencia, hasta llegar a su adultez. El director aprovecha este largo período para explorar temas como las costumbres del pueblo, los problemas sociales, la pobreza, la guerra, la política, el amor, la familia y los hijos.
Y es éste el principal problema de "Baarìa", Tornatore intenta reflejar demasiados temas alrededor de una familia y obtiene como resultado una película muy cargada y extensa. Algo similar a lo ocurrido con "Australia", el último trabajo de Baz Luhrmann, en donde el director realizó un film épico cargado de acontecimientos y se le fue la mano. Creo que aquí faltó un mejor trabajo de edición, recortando algo de material como para lograr una cinta más corta y llevadera. Al final, el que mucho abarca... poco aprieta.