Azul el mar

Crítica de Ramiro Pizá - Metafilmika

Correr(se)
Azul el mar (2019), es un largometraje argentino escrito y dirigido por Sabrina Moreno. Fue la primera película ganadora del concurso de ópera prima del Polo Audiovisual Córdoba; también participó en la sección Panorama Argentino del 34º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, en noviembre de 2019.
Año 2000, Mar del Plata. Lola (Umbra Colombo) está de vacaciones con su marido (Beto Bermúdez) y sus hijos (Martina Depascual Fernández, Nehuén Fritz, Margarita Garelik y Juan Cruz Solís). Lola tiene una familia feliz, es doctora y hace poco le llegó una oferta de trabajo muy buena. Aun así, ella está triste, no se siente cómoda en su rol y su marido no la deja crecer. Su única vía de escape es la naturaleza: el cielo, el mar y los bosques. Ella vive preocupada por sus hijos: el mar es traicionero. La tormenta y los miedos pesan sobre su cabeza ¿Llegará la calma?
La estética del film apuesta por la interacción de los personajes con el viento, el mar, la lluvia y el sol. Los recursos técnicos destacables son el plano general, el primer plano, el plano medio, el plano entero y el Slow motion. También se destacan la superposición de imágenes y algunas juegos en blanco y negro. Desde el montaje hay una intención por remarcar el vínculo de la protagonista con el entorno; el problema es que hay confusión a la hora entender los retrocesos, los avances o las digresiones.
El argumento se apoya, por un lado, en la falta de espacio común entre los personajes de los padres; por otro lado, en la dispersión (los paseos, los juegos). Por último, hace foco en el pensamiento de Lola. Sin embargo, no se comprende cuál de estos ejes provocará el cambio o la tensión de la trama; no hay un nivel de expectativas definido.
Las locaciones son variadas y en su mayoría son exteriores: bosques, playas, calles, quintas y coches. La banda de sonido está buena, dado que intercala los sonidos de la locación y los silencios de los actores. Por otra parte, la música es instrumental y se apoya en sintetizadores. La elección de casting es efectiva; el desempeño del elenco está bien logrado. El vestuario y el trabajo de la dirección de arte es notable para reconstruir los comienzos del 2000.
"En fin, Moreno retrata los cambios, la tristeza y los desahogos de una madre de familia. Si bien se apunta a lograr el equilibrio entre la trama y la interioridad de la protagonista, hubiese sido muy interesante profundizar uno de estos caminos."